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Consecuencias de la salida de Reino Unido de la UE: dos escenarios para Europa
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EL terremoto político QUE SE AVECINA EN LA UE

Consecuencias de la salida de Reino Unido de la UE: dos escenarios para Europa

Sea cual sea el resultado, la UE no volverá a ser la misma tras la consulta sobre la permanencia británica. En cualquier caso, las consecuencias serán de gran alcance

Foto: François Hollande, David Cameron y Angela Merkel, durante un acto de conmemoración del inicio de la Iª Guerra Mundial en Francia, en junio de 2014. (Reuters)
François Hollande, David Cameron y Angela Merkel, durante un acto de conmemoración del inicio de la Iª Guerra Mundial en Francia, en junio de 2014. (Reuters)

Angela Merkel y François Hollande permanecen pegados a la pantalla de televisión. La pizza se ha quedado fría. Los nervios les impiden probar bocado. Llevan toda la noche en vela mientras se efectúa el lento recuento. Tan solo quedan unos minutos para que la presidenta de la Comisión Electoral, Jenny Watson, anuncie desde Manchester si el Reino Unido finalmente ha roto la Unión Europea. El 'premier' David Cameron apura los últimos minutos antes de meterse en un avión con destino a Bruselas.

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Hasta hace tan solo unos días, el escenario habría podido ser real. Pero la Cumbre Europea prevista para el 23 y 24 de junio se ha pospuesto finalmente para el 28 y 29. La foto del eje franco-alemán presenciando unido el futuro del bloque habría pasado a la historia.

Con todas las encuestas pronosticando una victoria del temido Brexit, la cumbre finalmente empezará en martes, entre otras cosas, para dar tiempo de respuesta al 'lunes negro'que se avecina en la bolsa.

¿Cómo será ese primer encuentro entre los mandatarios en la era posreferéndum?

Escenario 1: el Brexitha vencido

El menú de huevos y beicon se ha cambiado por café y cruasán.

El resultado ha sido muy ajustado y el índice de participación ha sido de un 55%. Expertos y diputados eurófilos plantean la posibilidad de realizar una segunda consulta, asegurando que tales datos no son suficientes para promulgar una decisión tan relevante para la historia. El referéndum no es vinculante y, por cuestión normativa, los parlamentarios podrían rechazar aprobar la ley para solicitar a Bruselas la retirada, pero los titulares hablan de “suicidio político”.

[Lea aquí: 'Cameron entra en pánico: 30.000 millones de libras en recortes e impuestos si hay Brexit]

En Edimburgo, la ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, cumple sus amenazas. Ante las circunstancias excepcionales, tal y como ya advirtió, su partido está legitimado para convocar otro referéndum de independencia.

Un exhausto David Cameron llega al edificio Justus Lipsius… en caso de que para entonces aún continúe siendo primer ministro. Mientras sus filas debaten cuál es el mejor momento para que presente su dimisión, Boris Johnson y George Osborne se preparan para un largo verano de campaña para el liderazgo del partido, que en septiembre celebrará su congreso anual para elegir un nuevo líder.

En las filas laboristas, el escenario es exactamente el mismo. Los rebeldes han conseguido deshacerse de Jeremy Corbyn con la excusa de que no ha sido capaz de movilizar a los simpatizantes. Los dos partidos mayoritarios buscan caras nuevas que les puedan dar posibilidades para las generales de 2020.

La libra ha caído en picado. La zona euro es frágil y el resto de mandatarios comienzan a exigir medidas drásticas para evitar que el contagio afecte a sus propias economías. Cameron aboga por un periodo de reflexión. Primero para estabilizar los mercados y luego para resolver la inestabilidad política en Westminster.

Pero el eje franco alemán quiere evitar a toda costa otro periodo de incertidumbre y le pide la mayor brevedad para que solicite oficialmente la ejecución del artículo 50 del tratado europeo. Este artículo, nunca antes utilizado en la historia, establece que la UE negociará durante dos años un acuerdo de retirada. El periodo puede ser extendido, aunque se decide de manera unilateral por los países miembros, no por Londres. También especifica que el país que se retira del club no participará durante el periodo de negociaciones. En definitiva, se trata de un divorcio en el que una parte solicita la ruptura y la otra fija unilateralmente los términos.

Se abre, por tanto, un proceso nada armonioso y nada rápido que, en última instancia, no favorecerá al Reino Unido. La posibilidad de negociar la permanencia en el mercado único se antoja difícil. De hecho, el incentivo para el resto de Estados miembros es no actuar con generosidad. La decisión de abandonar el club ha sido vista por muchos como un acto hostil y desestabilizador.

Los votantes de toda Europa están desilusionados con la UE. Los partidos populistas en Francia, los Países Bajos o Italia miran muy de cerca el proceso. El mensaje que se quiere lanzar desde Bruselas es que tras el divorcio, no hay una vida mejor.

Escenario 2: UK opta por seguir en la UE

En el menú se ha vuelto a incluir el 'English breakfast'.

Un triunfante David Cameron llega a Bruselas para anunciar que la cuestión británica con respecto a la UE ha quedado zanjada para más de una generación.

Su sonrisa es solo fachada. En Londres, sus propias filas preparan una revuelta interna. Consideran que tras la guerra civil, Cameron no es el apropiado para una unificación. Tampoco aceptan a George Osborne y tienen recelos ante Boris Johnson, pero han de elegir nuevo líder de cara a las generales de 2020.

Los laboristas también planean deshacerse de Jeremy Corbyn.

El resto de líderes europeos celebran haber salvado la unión, pero existe aún cierto nerviosismo. Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, repite aquello de “estamos viviendo en un tiempo de referendos y son contagiosos”.

No le falta razón. En Hungría, el primer ministro,Viktor Orbán, ya ha decidido someter a consulta el sistema de cuotas obligatorias de reparto de refugiados. En Francia, los niveles de euroescepticismo son más altos que en Reino Unido y no se descarta que Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, ponga en su manifiesto para las presidenciales del año que viene la negociación de una nueva relación París-Bruselas.

No ha ocurrido elBrexit, pero la UE ha cambiado.

placeholder El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en junio de 2016. (EFE)
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en junio de 2016. (EFE)

Tal y como se acordó en la cumbre europea de febrero, si los británicos decidían quedarse en el club, se presentaría a la Comisión Europea una serie de reformas que deben ser votadas ahora en el Parlamento europeo. En base a los procedimientos legislativos, el proceso podría alargarse hasta 18 meses.

En Westminster,los euroescépticos se sienten traicionados. Cameron había prometido que la restricción a los subsidios sociales para los comunitarios sería algo inmediato. En efecto, en la cumbre europea de febrero se acordó que Reino Unido cumplía todos los requisitos para aplicar el llamado “freno de emergencia” con el que se pueden limitar las ayudas sociales a los trabajadores comunitarios.

No solo Reino Unido sino todos los países de la UE que demuestren que los altos niveles de migración suponen un ahogo para su sistema de bienestarpodrán restringir a partir de ahora las ayudas a los comunitarios por cuatro años. Al principio, de manera total, luego se dará acceso a las pagas de manera paulatina.

El resto de reformas que se deben aprobar y que afectarían a TODOS los países miembros son:

  • Reino Unido quedará eximido de una mayor integración.
  • Los países que no pertenecen a la zona euro podrán retrasar de manera unilateral la legislación europea si se sienten discriminados.
  • A partir de 2020, las ayudas por hijo a los comunitarios cuyas familias residan en su país de origencomenzarán a recibirse de acuerdo con el nivel de vida del país donde resida el menor.
  • Se prohibirá la entrada de manera automática a los extracomunitarios que contraigan matrimonio con comunitariossi existen indicios de que se trata de un “enlace de conveniencia”.
  • Los Estados miembros tendrán nuevos poderes para excluir a los comunitarios que se consideren un riesgo para la seguridad nacional, incluso si no tienen antecedentes penales.

Angela Merkel y François Hollande permanecen pegados a la pantalla de televisión. La pizza se ha quedado fría. Los nervios les impiden probar bocado. Llevan toda la noche en vela mientras se efectúa el lento recuento. Tan solo quedan unos minutos para que la presidenta de la Comisión Electoral, Jenny Watson, anuncie desde Manchester si el Reino Unido finalmente ha roto la Unión Europea. El 'premier' David Cameron apura los últimos minutos antes de meterse en un avión con destino a Bruselas.

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