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El Estado Islámico, contra el fútbol
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el deporte rey, prohibido en el 'califato'

El Estado Islámico, contra el fútbol

El salvaje atentado contra una peña madridista en una ciudad iraquí pone de manifiesto la animadversión de los yihadistas contra lo que consideran una idolatría: el dios Fútbol

Foto: El café atacado por los yihadistas (Reuters)
El café atacado por los yihadistas (Reuters)

El brutal atentado contra una peña madridista en la ciudad iraquí de Balad, que el viernes dejó al menos 16 muertos y 25 heridos, podría tener como objetivo a la comunidad chií que puebla la localidad, considerada herética por los radicales suníes. En el comunicado emitido por el Estado Islámico en el que reivindicó el ataque, aseguró que éste estaba dirigido contra “milicianos chiíes”. Pero el objetivo podría ser a la vez mucho más sencillo y visceral: atentar contra un lugar donde se veneraba al dios Fútbol, una idolatría que los yihadistas no parecen dispuestos a tolerar.

El desdén del Estado Islámico por este deporte es conocido. El pasado 25 de marzo, la organización envió a un suicida a un partido en la ciudad de Iskandariya, que dejó decenas muertos y heridos. Y no hay que olvidar que tres de los atacantes de París el pasado noviembre intentaron hacerse estallar en el interior del Estadio de Francia, donde se jugaba un partido amistoso entre las selecciones francesa y alemana; al no poder burlar el dispositivo de seguridad, los terroristas accionaron los explosivos en los aledaños del recinto, matando a una persona.

En los territorios controlados por el ISIS, el fútbol está vetado en la práctica. Los yihadistas consideran que es uno de los elementos que distraen a la población de sus deberes religiosos, y castigan tanto su juego como su visionado. Aunque algunas de las historias que circulan al respecto -sobre la ejecución de personas sorprendidas viendo un encuentro, incluyendo a menores de edad- podrían ser exageradas o mera propaganda, parece claro que el grupo sanciona, incluso severamente, a los infractores.

En los territorios controlados por el ISIS, el fútbol está vetado. Los yihadistas consideran que es uno de los elementos que distraen de los deberes religiosos

El portal de información ARANews publicó el pasado 23 de abril que el Estado Islámico había prohibido la ropa deportiva en Mosul, una de las capitales de su pretendido 'Califato'. Su venta y uso habría sido calificado por la Hisba [la policía religiosa] de “imitación ciega de los infieles occidentales”. La “desnudez” que implica el llevar pantalones de fútbol también es considerada pecaminosa por los extremistas.

El Clásico, autorizado en Raqqa

Esta postura, sin embargo, estaría lejos de ser homogénea en todo el territorio bajo su control, demostrando una vez más el pragmatismo de la organización. El pasado 21 de noviembre, por ejemplo, los líderes del ISIS permitieron el visionado del Clásico entre el Barça y el Real Madrid en los cafés de Raqqa, su capital en Siria. Sin embargo, al principio del encuentro se mantuvo un minuto de silencio por los atentados de París, ocurridos apenas ocho días antes. Al ver aquello, los yihadistas reaccionaron con violencia, apagando por la fuerza los televisores y expulsando a los ocupantes de los locales.

“La cuestión del fútbol no está escrita en ninguna parte. No hay ninguna ley por escrito que diga a la gente que el fútbol está prohibido, pero se le dice en la calle, en las mezquitas y en los centros de comunicaciones. Así que la prohibición es bastante confusa. Por ejemplo, en Manbij, a los niños mayores de 12 años no se les permite jugar al fútbol, pero no es el caso en Deir Azzor. Cambia dependiendo de dónde estés en Siria”, explica un activista llamado Tim, del grupo “Raqqa está siendo masacrada en silencio”, en una entrevista con VICE Sports.

La prohibición, sin embargo, no se aplicaría a los combatientes extranjeros, que en sus viviendas privadas disponen de satélites que les permiten disfrutar de los partidos sin ser molestados. Otro elemento de discriminación entre la vanguardia yihadista y la población sometida al Estado Islámico, y uno que, conociendo la pasión que el fútbol despierta en la población iraquí y siria, seguro que no está ayudando al grupo a ganar sus corazones y mentes.

El brutal atentado contra una peña madridista en la ciudad iraquí de Balad, que el viernes dejó al menos 16 muertos y 25 heridos, podría tener como objetivo a la comunidad chií que puebla la localidad, considerada herética por los radicales suníes. En el comunicado emitido por el Estado Islámico en el que reivindicó el ataque, aseguró que éste estaba dirigido contra “milicianos chiíes”. Pero el objetivo podría ser a la vez mucho más sencillo y visceral: atentar contra un lugar donde se veneraba al dios Fútbol, una idolatría que los yihadistas no parecen dispuestos a tolerar.

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