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El mundo empresarial escocés, dividido sobre las consecuencias de la independencia
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ESTOS SON LOS ARGUMENTOS a FAVOR Y EN CONTRA

El mundo empresarial escocés, dividido sobre las consecuencias de la independencia

A dos días del referéndum, el mundo empresarial y el pequeño comercio de Escocia siguen divididos sobre los efectos que la independencia tendría en la economía

Foto: El artista irlandés Bob Geldof durante un acto a favor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido celebrado en Londres (Reuters).
El artista irlandés Bob Geldof durante un acto a favor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido celebrado en Londres (Reuters).

Nuevo acercamiento de Londres a Escocia en plena cuenta atrás para el histórico referéndum de independencia. Los líderes políticos británicos han prometido que entregarán “amplios nuevos poderes” a Edimburgo si el “no” se impone en la votación de este jueves. El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, el líder liberal demócrata, Nick Clegg, y el líder laborista, Ed Miliband han dejado de lado sus diferencias para prometer que el “no” en el referéndum significará una fuerte protección para el Parlamento de Escocia y para el Sistema de Salud escocés (NHS, por sus siglas en inglés), así como por otros servicios públicos vitales en la región.

Mientras, a dos días del referéndum, el mundo empresarial y el pequeño comercio de Escocia siguen divididos sobre los efectos que la independencia tendría en la economía y en sus negocios, algo que puede palparse en las calles de Edimburgo. Por un lado, grandes compañías británicas como la petrolera BP o Kingfisher, de bricolaje, alertan de los peligros de la ruptura, y bancos como Lloyds y RBS han amenazado con trasladar a Londres sus sedes; por otro, más de 2.600 pequeñas y medianas empresas escocesas cantan los beneficios del autogobierno.

Los indecisos, en torno a medio millón, tienen la llave del futuro de Escocia, por lo que el ministro principal Alex Salmond está obligado a demostrar que la prosperidad que ha prometido para un nuevo Estado es compartida por el músculo empresarial: “Podemos diseñar una política económica y de empleos para nuestras necesidades, para construir una economía más resistente para el futuro”.

En este contexto, las encuestas mantienen vivas las posibilidades del Yes Scotland, ya que aunque tres de las cuatro más recientes, publicadas este fin de semana, colocan al “no” por delante, el margen es tan reducido que los analistas de demoscopia reconocen que podría responder a errores técnicos. La denominada Encuesta de Encuestas, que compendia los resultados de las seis últimas, otorga un apoyo del 51% al rechazo a la separación y un 49% a los que la respaldan.

Salmond, principal cerebro del plebiscito gracias a la mayoría absoluta que obtuvo para el Parlamento de Edimburgo en 2011, ha visto cómo la popularidad de Yes Scotland (Sí Escocia) se disparaba en las últimas semanas hasta dejar igualada una contienda que, en los casi dos años desde que se firmase el decreto del referéndum, parecía decantada del lado del “no”.

Los argumentos unionistas

Los seguidores del “no” sostienen que las principales consecuencias de la independencia son económicas y creen que, desde el punto de vista financiero, la situación de Escocia será mucho peor si opta por romper con Reino Unido. Argumentan que, mientras la campaña del Yes Scotland asegura que con sus abundantes recursos petrolíferos Escocia ganará si no está obligada a compartir los beneficios de su explotación con el resto de Reino Unido, el tamaño de estas reservas se ha exagerado y existe el riesgo de que se estén agotando, lo que dejaría a Escocia en una situación muy precaria.

Algunos simpatizantes del “no” han asegurado que los ingresos procedentes del Mar del Norte se han desplomado durante el pasado año, lo que ha puesto a Escocia en una situación financiera peor que la de Reino Unido por primera vez en cinco años. También centran sus críticas en los problemas que sufrirá el mundo empresarial: argumentan que actualmente los empresarios escoceses venden más al Reino Unido que al resto de países del mundo juntos y que Escocia puede comerciar libremente a través del mismo. Además, empresas y entidades financieras de renombre, como Lloyds y RBS, ya han amenazado con abandonar el país si vence el “sí”.

La moneda de Escocia también entra en sus argumentos: Alex Salmond, ministro principal escocés, ha defendido desde el principio que una Escocia independiente mantendría la libra esterlina, pero los activistas a favor del “no” consideran que es imposible. Asimismo, sostienen que Escocia tendrá acceso a muchos menos recursos si triunfa la opción de la independencia, porque al pertenecer al Reino Unido cuenta con 60 millones de contribuyentes, pero si vence la ruptura la cifra se reducirá a cinco millones. Por último, sostienen que la independencia de Escocia podría desatar un efecto dominó que arrastre al resto de integrantes del Reino Unido o incluso a regiones de Inglaterra, aunque las encuestas en Gales, por ejemplo, muestran que menos de un 10% de los ciudadanos votaría a favor de la ruptura.

Los argumentos independentistas

Los seguidores del Yes Scotland afirman que la independencia permitirá a Escocia explotar todo su potencial económico. Juegan la baza del petróleo: argumentan que las grandes reservas coonvierten a Escocia en un país rico y que los fondos obtenidos por la explotación del crudo deben ser invertidos únicamente en Escocia. Además, sostienen que la abundancia de petróleo y gas supone un bonus para una economía escocesa en auge gracias también a sus fuertes empresas manufactureras y al turismo, que supone cerca del 5% del PIB escocés.

Para los seguidores del Salmond, las cifras indican que Escocia es la segunda zona más rica del Reino Unido después de Londres. Por ello, ese dinero no debería compartirse con todo el Reino Unido, sino reinvertirse únicamente en territorio escocés. Las campañas a favor del “sí” argumentan que, en una Escocia independiente, el Parlamento puede garantizar que todas las políticas apunten hacia el desarrollo y el beneficio de los escoceses, en lugar de orientarse hacia regiones del sur de Inglaterra.

Actualmente, el gasto público por persona en Escocia es mayor que el resto del Reino Unido. La campaña del “sí” afirma que priorizará el bienestar de su pueblo, por ejemplo, con una mayor inversión en el Sistema de Salud y evitando la privatización de los servicios con un gasto menor en sus Fuerzas Armadas y en Defensa.

La campaña, en parte, se centra en la idea romántica de una Escocia independiente, que sea capaz de atender a sus propias necesidades y no necesite la ayuda de otro país. Se invoca el patriotismo para obtener el apoyo de toda la ciudadanía y pone de relieve el “éxito económico” de Escocia para demostrar que no necesita estar vinculada a otras naciones.

Nuevo acercamiento de Londres a Escocia en plena cuenta atrás para el histórico referéndum de independencia. Los líderes políticos británicos han prometido que entregarán “amplios nuevos poderes” a Edimburgo si el “no” se impone en la votación de este jueves. El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, el líder liberal demócrata, Nick Clegg, y el líder laborista, Ed Miliband han dejado de lado sus diferencias para prometer que el “no” en el referéndum significará una fuerte protección para el Parlamento de Escocia y para el Sistema de Salud escocés (NHS, por sus siglas en inglés), así como por otros servicios públicos vitales en la región.

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