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El descenso a los infiernos de los Madoff
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TRAS LA MAYOR ESTAFA PIRAMIDAL DE WALL STREET

El descenso a los infiernos de los Madoff

Hace diez años, la familia Madoff posaba sonriente en Nueva York, en una foto que era el retrato del éxito. Hoy todos están muertos, en la cárcel, o aislados.

Foto: Bernard Madoff llega a su casa tras una audiencia ante un juzgado federal en Nueva York (Reuters).
Bernard Madoff llega a su casa tras una audiencia ante un juzgado federal en Nueva York (Reuters).

La foto fue tomada en la primavera de 2007. BernieMadoff aparece sonriente, abrazado a sus dos apuestos hijos, disfrutando de una soleada tarde en Central Park. Su esposa Ruth los contempla con satisfacción desde una esquina de la imagen. Son el retrato del éxito: una familia rica, feliz, respetada, unida, que disfruta de supenthouseen Manhattan, de sus mansiones en Palm Beach, de sus villas en el sur de Francia. Gente que surca los siete mares en sus yates de caoba y que deja billetes de 100 dólares en el cepillo de la Iglesia. “Éramos unos buenos padres, sólidos, orgullosos de nuestros hijos. Aquello era un sueño”, recordaría años después Ruth, en una entrevista emitida por la cadena CBS.

No hay mucho que añadir a la historia del mayor timo de nuestro tiempo. La de Bernard Madoff, un newyorkino que trabajaba como socorrista en la playa y que a los 30 años aún no había acabado la carrera. El mismo que consiguió globalizar después el “esquema Ponzi” y estafar cerca de 40.000 millones de euros. El anciano que acabó admitiendo finalmente su culpabilidad y que, en junio de 2009, fue condenado a 150 años de cárcel, dejando en la ruina moral y económica a su familia. En la marea de una Gran Recesióndetonada precisamentepor las trampas financieras, los estadounidenses convirtieron a los Madoffen el epítome de sus problemas. La foto de Central Park era una burla para millones de desempleados y deshauciados. El cuento de hadas se hacía añicos.

Circulan dos hipótesis al respecto.La primera, muy defendida en los primeros días, es que todos los Madoff estaban igualmente implicados y permanecían informados de lo que el padrecocía en la trastienda. Mark y Andrew, los hijos, trabajaban mano a mano con Papá y tenían acceso a las cuentas. Ruth, la madre, era descrita como una suerte detesorera de la fraudulenta “empresa familiar”. Según esta teoría, si rompieron públicamente relaciones fue para evitar ser arrastrados a la cárcel. Con tal de zafarse de la Justicia,habrían interpretado un drama familiar ante las cámaras, una pantomima en la que repetían, con lágrimas de cocodrilo, que no perdonarían nunca las maldades de su anciano padre.

La otra versión de los hechos es la que ellos mismos han ofrecido, condensada en un libro titulado “La verdad y sus consecuencias” y cuya credibilidad, escasa en un inicio,haido ganando peso con el tiempo. Ellos juran queno sabían nada, no sospechaban nada, creían tener un marido y un padre modelo. Se enteraron de todo casi al mismo tiempo que el resto del mundo, y por sorpresa. Así describieron la escena, en directo, ante el periodista Morley Safer.

Andrew: (Mi padre) convocó una reunión en su oficina e intentó explicárnoslo, pero no podía. Se vino abajo. Empezó a llorar un poco. Fue un “shock” porque no era un hombre que se dejase llevar así por los sentimientos. Nos dijo que sería más fácil si íbamos a otro sitio a hablar y sugirió subir a su apartamento.

Ruth: Nos metimos en una habitación, los cuatro, y nos dijo. “Tengo una confesión que hacer. He estado manejando un esquema de Ponzi. Unos 50 mil millones de dólares”.

Andrew: Sí, nos dijo que todo lo que había estado haciendo era una gran mentira. Dijo: “No es solvente y estoy arruinado”. Y empezó a sollozar. Yo sentía que mi cabeza iba a explotar.

Safer: ¿Y tu madre? ¿Cómo reaccionó ella?

Andrew: Ella miraba, miraba alucinada. Preguntó que qué es un “esquema de Ponzi”. Ni siquiera entendía eso.

Safer: ¿Y tu hermano?

Andrew: Mi hermano estaba temblando de rabia. Estaba absolutamente furioso. Fue el primero que se levantó y dijo: “Me largo de aquí”. Yo inmediatamente lo seguí.

Safer: Entenderás que mucha gente va a pensar cuando vea esto que se trata de un teatro, que los Madoff están interpretando una escena para salvarse de la quema.

Andrew: Ojalá, ojalá lo fuese, ojalá nada de esto fuese real.

Era difícil creer a los Madoff aquellos días. Desde la profundidad de susojeras, Ruth se presentaba ante el mundo como una víctima. “Siento vergüenza. Prácticamente no puedo caminar por la calle sin preocuparme de que la gente me reconozca. Confiábamos en (Bernard), su reputación era legendaria. ¿Cómo podría imaginarme que no era legal lo que hacía?".

El tiempo y los hechos han suavizado la animadversión de los estadounidenses hacia la familia. Andrew y Mark retiraron la palabra a su padre y no lo visitaron nunca en la cárcel. Ruth permaneció durante un tiempo al lado de su marido y, siempre según su versión, intentó quitarse la vida junto a él, ingiriendo pastillas compulsivamente, al sentirseincapaces de soportar la vergüenza y el escarnio público.

Se llegaron a publicartestimonios asegurando que, detrás de su sonrisa,“Bernie” escondía una personalidad atormentada y tenía sometida a toda la familia a una extraña y enfermadisciplina. Pero el siguiente gran giro en el guión del drama familiar fue más brutal que cualquierespeculacion de los tabloides newyorkinos. Cuando se cumplían exactamente dos años del escándalo, aprincipios de diciembre de 2010, Markse ahorcó en su residencia en el Soho.

Andrew relató después que su hermano había intentado quitarse la vida varias veces, que estaba absolutamente obsesionado con las noticias que se publicaban sobreel caso, con el acoso de los periodistas y los abogados, con la ruina económica y moral, que no soportaba ver a sus padres en televisión, que no dormía por las noches.

“Se aisló y se obsesionó. Una de las cosas que yo evité desde el principioes aislarme, aunque la gente me gritase por la calle, tenía que salir, me di cuenta de eso”, dijo su hermano. Durante meses y antes de "retirarse" del mundo,Ruth se culpabilizó públicamentepor no haber roto relaciones con su marido, como le reclamaban sus hijos. “Hasta mis últimos días desearé haber hecho lo que él quería. No sé si habría valido de algo, pero al menos lo podría haber intentado. Es la cosa más horrible que le puede pasar a alguien, el suicidio de un hijo”.

La familia estaba ya descompuesta y al borde de la quiebra. Sólo Andrew, con el sostén sentimentalde dos hijas de un primer matrimonioy una nueva novia (la guapa Catherine Hooper), parecía con ganas de seguir adelante. Enoctubre de 2012, durante una visita rutinaria al médico le encontraron un cáncer, unlinfoma de Hodgkin.

Los periodistas newyorkinos relataron los dos últimos años de su vida comouna asfixia. Andrew intentó superar la enfermedad, al tiempo que seguía lidiando con su apellido. SegúnThe New York Post, tardó meses en encontrar un apartamento en Manhattan porque nadie quería de inquilino al hijo de Madoff. Falleció este miércoles, a los 48 años, sin haber perdonado a su padre. Su madre, incapaz de soportar el drama, se ha recluido en una casa de Connecticut. Concluye así, por ahora, el descenso a los infiernos de la familia.

La foto fue tomada en la primavera de 2007. BernieMadoff aparece sonriente, abrazado a sus dos apuestos hijos, disfrutando de una soleada tarde en Central Park. Su esposa Ruth los contempla con satisfacción desde una esquina de la imagen. Son el retrato del éxito: una familia rica, feliz, respetada, unida, que disfruta de supenthouseen Manhattan, de sus mansiones en Palm Beach, de sus villas en el sur de Francia. Gente que surca los siete mares en sus yates de caoba y que deja billetes de 100 dólares en el cepillo de la Iglesia. “Éramos unos buenos padres, sólidos, orgullosos de nuestros hijos. Aquello era un sueño”, recordaría años después Ruth, en una entrevista emitida por la cadena CBS.

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