Llega la Navidad y aumentan los robos. Los ladrones saben que las tiendas tienen su mejor género en esta época, aprovechan la llegada masiva de compradores con prisa y dinero y sustraen los objetos codiciados mientras los dependientes atienden a sus clientes.

El vino, las cuchillas de afeitar, los móviles y las tablets son los productos más robados, tras las prendas de vestir, porque son pequeños, fáciles de ocultar y se pueden vender con rapidez en el mercado negro.

Por sorprendente que parezca, también están los cacos que no se paran a valorar el tamaño de lo que quieren llevarse sin pagar. Se atreven incluso con jamones que esconden entre las piernas o con televisores de plasma de 36 pulgadas ocultos bajo la falda.

La Policía Nacional ha advertido a los empresarios españoles de una nueva modalidad de hurto en los que los delincuentes se hacen pasar por inspectores, estudian las medidas de seguridad de la empresa que visitan y la desvalijan de madrugada. También ha destacado que no existe un perfil concreto de ladrón y que las apariencias no deben llevarnos a engaño.