Decenas de miles de comunistas rusos y de otros países marcharon el 7 de noviembre por las calles de Moscú para conmemorar el centenario de la Revolución Bolchevique, aniversario abiertamente silenciado por el Kremlin. La marcha arrancó en la Plaza Pushkin y terminó en la Plaza de la Revolución, tradicional lugar de reunión de los nostálgicos del régimen soviético. Entre los presentes había un gran resquemor por la actitud del presidente ruso, Vladímir Putin, quien decidió ignorar completamente el centenario y que en los últimas semanas incluso se permitió criticar la Revolución.
"¡Viva la Gran Revolución Socialista de Octubre!", señalaba la pancarta que encabezaba la marcha comunista, que concluyó con un multitudinario mitin frente a la céntrica estatua de Carlos Marx. Como en los aniversarios que se celebraban durante la URSS, los manifestantes portaban banderas rojas con la hoz y el martillo y retratos de Lenin, el líder de la revolución y fundador de la Unión Soviética, y de su sucesor, Stalin.
La diferencia es que en la Rusia actual el día de la Revolución ya no es festivo, sino una jornada laboral cualquiera, y los manifestantes tuvieron que marchar por la acera, entre las más caras boutiques de la ciudad y vigilados por cientos de efectivos antidisturbios. Las manifestaciones comunistas siempre han sido pacíficas, pero el Kremlin no quiso jugar con fuego, a la vista de lo ocurrido el sábado durante el Día de la Unidad Nacional, cuando fueron detenidos varios cientos de ultranacionalistas.
El líder del Partido Comunista de Rusia y eterno candidato a la presidencia rusa, Guennadi Ziugánov, encabezaba la manifestación, junto al legendario actor y director de cine soviético Vladímir Menshov, ganador del Óscar a mejor película extranjera en 1979 con "Moscú no cree en las lágrimas". "La Revolución de Octubre es un gran hito de la humanidad y de sus logros se hablará durante siglos", proclamó Ziugánov, quien estimó en un 88 por ciento el apoyo popular a dicho acontecimiento histórico, aunque las encuestas hablan de que los rusos están divididos al 50 por ciento.