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Muere el "villano" más famoso de Wall Street: Boesky, el inversor que inspiró a Gordon Gekko
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Muere el "villano" más famoso de Wall Street: Boesky, el inversor que inspiró a Gordon Gekko

Su testimonio provocó el fin de la era de los bonos basura y las frenéticas adquisiciones de empresas

Foto: Boesky vuela sobre Nueva York en 1986. (Getty Images/Yves Gellie/Gamma-Rapho)
Boesky vuela sobre Nueva York en 1986. (Getty Images/Yves Gellie/Gamma-Rapho)
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Ivan Boesky, que ingresó en prisión y pagó una multa sin precedentes de 100 millones de dólares por un escándalo de uso de información privilegiada o 'insider trading', convirtiéndose en símbolo de la extravagancia y la corrupción en Wall Street, ha fallecido a los 87 años. Su hija Marianne Boesky ha confirmado su fallecimiento.

La declaración de culpabilidad de Boesky en 1986 y su cooperación con las autoridades federales provocaron el colapso del imperio de bonos basura de Michael Milken y el fin de las frenéticas adquisiciones a golpe de deuda de la época que puso patas arriba muchas industrias. El dramático ascenso y caída de Boesky marcó una década que se convirtió en sinónimo de ambición desenfrenada y hasta de codicia.

Durante gran parte de la década de los ochenta, Boesky fue uno de los financieros más ricos y conocidos de Estados Unidos. Ganó una fortuna apostando con éxito por las acciones de candidatos a adquisiciones, ya fueran rumores o realidad, normalmente antes de que se produjeran las transacciones. Su caída fue repentina y traumática, y reveló a la opinión pública hasta qué punto estaba extendido el uso de información privilegiada en el mundo financiero, en especial entre algunos de los inversores más prominentes y adinerados.

El dramático ascenso y caída de Boesky marcó una década que se convirtió en sinónimo de ambición desenfrenada y hasta de codicia

El procesamiento de Boesky fue un golpe de efecto para el entonces fiscal federal en Manhattan, Rudolph Giuliani, que aprovechó este y otros casos para triunfar en su campaña a la alcaldía de Nueva York. La multa de 100 millones de dólares impuesta a Boesky, que incluía 50 millones en beneficios ilegales, fue en su momento la mayor de la historia de la Comisión de Bolsa y Valores​​ de los Estados Unidos. Despojó a Boesky, que entonces tenía 49 años, de la mayor parte de su fortuna y puso fin a su carrera. Con el tiempo, los organismos reguladores adoptarían nuevas normas para tratar de restringir el uso de información privilegiada y crear unas condiciones más equitativas para los inversores.

Durante gran parte de la década de los ochenta, Boesky fue un especulador muy prestigioso y respetado. Era conocido e incluso envidiado por una red de fuentes bien situadas en Wall Street que le proporcionaban información para encauzar sus inversiones. Boesky cobraba a los inversores enormes sumas por colocar su dinero en sus manos. Resultó que la información de Boesky era precisa porque se basaba en contactos, entre ellos el banquero de inversiones Dennis Levine, que había compartido información privilegiada sobre operaciones inminentes.

Foto:  Rudy Giuliani, en una imagen de archivo. (EFE/EPA/Jim Lo Scalzo)

En febrero de 1985, cuando Levine se incorporó a la empresa de Milken, Drexel Burnham Lambert, reclutó a Boesky para que participara en un esquema de tráfico de información privilegiada, según la acusación del gobierno. Levine llamaba a Boesky hasta 20 veces al día para compartir consejos sobre posibles adquisiciones, según los cargos del gobierno. Finalmente, los dos llegaron a un acuerdo de reparto de beneficios por el que Boesky prometía a Levine hasta el 5% de los beneficios generados por su información privilegiada, un acuerdo que finalmente condujo a la imputación y caída de Boesky.

En un artículo de la época sobre la declaración de culpabilidad de Boesky, The Wall Street Journal describía así su desenlace: "Nadie en Wall Street voló tan alto ni cayó tan en picado como Ivan F. Boesky". Boesky era descrito a grandes rasgos como un Jay Gatsby moderno que ascendió desde sus modestas raíces en el Medio Oeste hasta la cúspide del 'establishment' financiero de la Costa Este, adoptando los atavíos del prestigio de Wall Street. Hijo de un inmigrante ruso propietario de una charcutería en Detroit, Boesky se licenció en Derecho en la Detroit College of Law, pero fue rechazado en varios de los principales bufetes de Detroit. En 1966, a los 28 años, se trasladó a Nueva York y se pasó años en busca del éxito.

Boesky era descrito como un Jay Gatsby moderno que ascendió desde sus modestas raíces hasta la cúspide del "establishment" financiero

Con el tiempo, Boesky se convirtió en arbitrajista, apostando por los objetivos potenciales de las operaciones de adquisición, recurriendo a grandes dosis de dinero prestado para maximizar sus ganancias. Trabajó duro para establecerse entre la élite financiera. Publicó un pesado volumen sobre el arte del arbitraje, jugaba al squash y organizaba reuniones en el Harvard Club de Nueva York. Sus cuantiosas donaciones a Harvard le daban derecho a ser socio del club. Boesky sugirió que era profesor adjunto en las escuelas de negocios de la Universidad de Columbia y la Universidad de Nueva York, aunque estas negaron que tuviera esas funciones. Disfrutaba de un lujoso apartamento en Nueva York y una finca de 65 hectáreas con cuatro casas en Mount Kisco, Nueva York.

Demacrado y con una sonrisa macabra, Boesky podía ser a la vez agresivo y encantador. Por encima de todo, estaba obsesionado con la riqueza, incluso después de convertirse en uno de los hombres más ricos de Wall Street. "Es una enfermedad ante la que no puedo hacer nada", decía, según el Journal.

Foto: Gordon Gekko coopera con el FBI: Michael Douglas hace campaña contra el 'insider trading'

Boesky sirvió de inspiración para Gordon Gekko, el villano interpretado por Michael Douglas en la película de 1987 "Wall Street", y para su famoso discurso de "la codicia es buena". Si bien Boesky fue uno de los personajes centrales del escándalo, junto con él cayeron toda una serie de abogados y operadores de Wall Street de las principales empresas.

El escándalo fue otro ejemplo de los excesos de Wall Street que se extendieron por todo el país, al igual que la crisis inmobiliaria que se produciría más de 20 años después. En este caso, se trataba de una oleada de adquisiciones de empresas alimentada por los bonos basura, que desembocó en compras a golpe de deuda que a menudo arruinaban a las empresas y costaban el empleo a los trabajadores.

El escándalo fue otro ejemplo de los excesos de Wall Street, al igual que la crisis inmobiliaria que ocurriría más de 20 años más tarde

En 1987, Boesky se declaró culpable de conspiración, pero no de uso de información privilegiada. Cumplió 22 meses de una condena de tres años.

Tras salir de prisión, Boesky vivió tranquilamente en California. Conocido en Wall Street por trabajar a todas horas y apenas dormir, Boesky seguía despertándose a las 4 de la mañana, según Marianne Boesky. El escándalo no acabó con su fascinación por el mercado, que seguía de cerca, y no se mostraba amargado por su caída, señaló su hija. Boesky formó una segunda familia y deja a su mujer y su hija. También deja cuatro hijos de su primer matrimonio y cuatro nietos.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Ivan Boesky, que ingresó en prisión y pagó una multa sin precedentes de 100 millones de dólares por un escándalo de uso de información privilegiada o 'insider trading', convirtiéndose en símbolo de la extravagancia y la corrupción en Wall Street, ha fallecido a los 87 años. Su hija Marianne Boesky ha confirmado su fallecimiento.

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