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Negocio entre buitres: Apollo compra a Fortress la despezada financiera de las cajas
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Negocio entre buitres: Apollo compra a Fortress la despezada financiera de las cajas

El fondo oportunista estadounidense se ha quedado con Lico Leasing después de que Fortress, que la adquirió en 2013, la haya exprimido al máximo con varios ERE y venta de activos

Foto: Sede social de Lico Leasing División. (Google Maps)
Sede social de Lico Leasing División. (Google Maps)

Tras comprar, estrujar los costes mediante un expediente de regulación de empleo y vender toda la cartera de créditos, Fortress ha decidido desprenderse de Lico Leasing, la financiera de las cajas de ahorro, adquirida hace dos años a precio de derribo. El comprador ha sido otro fondo buitre, Apollo, la firma que gestiona la cartera de fallidos de Banco Santander, que se ha quedado con los restos de lo que fue uno de las principales entidades prestamistas para pequeñas y medianas empresas.

Según indican fuentes próximas a la operación, Fortress ha traspasado Lico Leasing División SA a Apollo Global Management, dueño también de Evo Banco y de Finanmadrid, la sociedad de créditos al consumo de Bankia. Además, Apollo gestiona las tarjetas de crédito MBNA, comprada a Bank of America Merrill Lynch por 400 millones y la cartera de préstamos a particulares de Citibank España.

El fondo americano, fundado por Leon Black, el primer ejecutivo del quebrado banco de inversión Drexel Burnham Lambert, se queda con Lico Leasing División, cuyo portfolio de créditos había sido traspasado previamente por Fortress con una gran plusvalía a Goldman Sachs. En consecuencia, Apollo gestionará el negocio de recobro que el otro fondo buitre estaba administrando a través de Paratus, una sociedad domiciliada en Barcelona.

La reciente historia de Lico Leasing es la mejor demostración de cómo funcionan estos fondos llamados oportunistas o distress. Fortress la compró en 2013 por unos 220 millones de euros después de que los accionistas de esta financiera –BBVA, La Caixa, Bankia, Unicaja, Sabadell, BMN y Kutxabank, entre otros–. Al poco tiempo, el fondo presentó un expediente de regulación de empleo (ERE) para 174 de los 450 empleados de Geslico, la filial dedicada al recobro.

Fortress se va de España después de que su desembarco estuviera rodeado de polémica porque fue objeto de una investigación por parte del Sepblac

Posteriormente, vendió la cartera de créditos a Goldman Sachs, que había comprado a precio de derribo y traspasó el local emblemático de la oficina de Barcelona –situado en el edificio Windsor, en la Avenida Diagonal– a Miguel Durán, el expresidente de la ONCE. A principios de este año, presentó otro ERE para el 40% de la plantilla de Paratus.

En consecuencia, Fortress se va de España después de que su desembarco estuviera rodeado de polémica porque fue objeto de una investigación por parte del Servicio Ejecutivo de Prevención de Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (Sepblac). El organismo dependiente del Ministerio de Economía y tutelado por inspectores del Banco de España solicitó un informe para especificar la identidad final de los inversores de sus fondos, ya que la adquisición de Lico Leasing se hizo a través de una sociedad en Irlanda, participada asimismo por once filiales, domiciliadas todas ellas en Delaware (Estados Unidos) y las Islas Caimán, dos paraísos fiscales por donde transitan grandes fortunas de dudosa procedencia.

Pese a que la mayoría de los países europeos han acordado prohibir estas zonas oscuras a las entidades que operan en el Viejo Continente para evitar las evasiones fiscales, el Ministerio de Economía y el Banco de España no pusieron objeciones y autorizaron a finales de 2014 a esta institución americana a convertirse en un establecimiento financiero de crédito (EFC) en España. Una bendición que apenas ha tenido siete meses de vida.

Tras comprar, estrujar los costes mediante un expediente de regulación de empleo y vender toda la cartera de créditos, Fortress ha decidido desprenderse de Lico Leasing, la financiera de las cajas de ahorro, adquirida hace dos años a precio de derribo. El comprador ha sido otro fondo buitre, Apollo, la firma que gestiona la cartera de fallidos de Banco Santander, que se ha quedado con los restos de lo que fue uno de las principales entidades prestamistas para pequeñas y medianas empresas.

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