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¿Vamos o no vamos hacia una recesión? Esa es la cuestión
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EEUU PARECE ESTAR AL LÍMITE DE la RECESIÓN

¿Vamos o no vamos hacia una recesión? Esa es la cuestión

Predecir una recesión no es una locura, pero ahora mismo, confiar en que llegará podría serlo

Foto: Inversores en la Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Plat)
Inversores en la Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Plat)
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Está bien decir que Estados Unidos está a punto de sufrir una recesión, y está bien predecir que no la sufrirá. Lo que probablemente no esté bien es depositar demasiada confianza en cualquiera de los dos pronósticos estos días.

Hay muchas pruebas para argumentar que Estados Unidos está al borde de una recesión. El rendimiento de la letra del Tesoro a tres meses, por ejemplo, es muy superior al de la nota del Tesoro a 10 años. En el pasado, estas inversiones de la curva de rendimientos casi siempre auguraban una recesión. De hecho, un modelo basado en la curva de rendimientos del Banco de la Reserva Federal de Nueva York sitúa las probabilidades de que se produzca una recesión durante el próximo año en el 71%.

Mientras tanto, la Reserva Federal ha subido mucho y a buen ritmo su objetivo de tipos de interés, otro precursor de recesiones pasadas, y podría no haber terminado. Los costes de los préstamos están subiendo y, con las recientes grietas en el sistema bancario, los prestamistas están endureciendo las normas. La confianza de los consumidores está por los suelos y los beneficios empresariales están cayendo.

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Por otro lado, están las pruebas que indican que no se avecina una recesión. El mercado laboral sigue siendo extremadamente fuerte, con 339.000 puestos de trabajo añadidos el mes pasado. Y, teniendo en cuenta el gran número de puestos de trabajo vacantes, no parece que la economía vaya a empezar a despedir trabajadores. Algunos sectores, como el sanitario, siguen sufriendo escasez.

El sector del automóvil, al que le resulta más fácil obtener los chips semiconductores y otros materiales que necesita, por fin puede entregar un número mayor de los coches, todoterrenos y camionetas que sus compradores estaban esperando. Las ventas y la producción de vehículos ligeros están aumentando. El sector de la vivienda también parece haber superado su punto más bajo, con un repunte de las ventas desde finales del año pasado y un mayor optimismo de los constructores. Esto es importante porque los descensos en los sectores del automóvil y la vivienda han sido típicamente característicos de las recesiones pasadas, a las que han contribuido en gran medida. Cuando están en alza, es difícil que la economía entre en recesión.

Algunos indicadores de recesión empezaron a hacer ruido hace más de un año y ahora parecen falsas alarmas. Tomemos como ejemplo el llamado Índice de la Ansiedad: en cada trimestre, desde finales de los años sesenta, el Banco de la Reserva Federal de Filadelfia ha preguntado a los expertos qué posibilidades creen que hay de que el producto interior bruto disminuya en el trimestre siguiente. Antes de la pandemia, si llegaba al 20%, las probabilidades de recesión eran altas. Si llegaba al 40%, era probable que se produjera una recesión. El año pasado alcanzó el 20% en el segundo trimestre y superó el 40% en el cuarto. Hasta ahora, no ha habido recesión.

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El aumento del Índice de la Ansiedad fue una de las razones por las que Sean Snaith, director del Instituto de Predicción Económica de la Universidad de Florida Central, estaba convencido hace un año de que se avecinaba una recesión. Cuando The Wall Street Journal encuestó a economistas el pasado mes de junio sobre las probabilidades de que la economía entrara en recesión en el próximo año, Snaith respondió que el 99%, y otros se mostraron casi igual de seguros.

Señala que el producto interior bruto se contrajo en los dos primeros trimestres del año pasado, lo que suele ocurrir durante las recesiones. Pero la Oficina Nacional de Investigación Económica, árbitro de las recesiones en EEUU desde antes de que el gobierno informara sobre la evolución del PIB, examina una serie de indicadores, como el empleo, los ingresos y la producción industrial. Los datos del PIB también están sujetos a revisiones: de los 29 trimestres desde 1965 en los que inicialmente se informó de que el PIB había disminuido, siete están ahora en la columna positiva, mientras que varias ganancias inicialmente declaradas están ahora marcadas como negativas. Snaith no está tan seguro de su predicción de recesión: "ahora estoy por lanzar una moneda al aire".

El exceso de confianza entre los pronosticadores no es un fenómeno nuevo. Don Moore, profesor de la Haas School of Business de la Universidad de California en Berkeley, y Sandy Campbell, estudiante de posgrado de la misma universidad, han descubierto que los economistas encuestados por la Reserva Federal de Filadelfia se han mostrado sistemáticamente demasiado convencidos de la exactitud de sus previsiones. No se trata solo de los economistas. "Como seres humanos, queremos estar seguros", expone Moore. "La verdad es que vivimos en un mundo altamente incierto y probabilístico".

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Sin embargo, si alguna vez hubo un momento para poner mayores barras de error en las gráficas de previsiones económicas, sería ahora. La facilidad con la que se puede contar una historia sobre cómo se avecina una recesión, y con la que se puede contar la historia contraria, es un reflejo de lo descontrolada que está la economía después de todas las distorsiones que introdujo la pandemia.

El problema es lo convincentes que pueden llegar a ser estas historias, contadas con la confianza de un ensayo estudiantil generado por ChatGPT. No expresar certeza sobre lo que va a ocurrir puede parecer de mal gusto. Pero para quienes necesitan sopesar los riesgos de la recesión con las oportunidades de la expansión continuada, estar dispuesto a pronunciar una frase de tres palabras difícil de decir puede ser todavía oportuno: "No lo sé".

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Está bien decir que Estados Unidos está a punto de sufrir una recesión, y está bien predecir que no la sufrirá. Lo que probablemente no esté bien es depositar demasiada confianza en cualquiera de los dos pronósticos estos días.

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