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¿Credit Suisse, píldora envenenada? UBS podría haber hecho el negocio de la década
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DEBATE ENTRE LOS INVERSORES

¿Credit Suisse, píldora envenenada? UBS podría haber hecho el negocio de la década

La adquisición de Credit Suisse por el banco suizo se beneficiará de unas matemáticas muy favorables para la operación, pero hay riesgos

Foto: Foto: Getty/Dan Kitwood.
Foto: Getty/Dan Kitwood.
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¿Ha conseguido UBS el acuerdo de la década con Credit Suisse, o una década de dolores de cabeza? El debate entre los inversores no ha hecho más que empezar, pero la respuesta a ambas preguntas podría ser afirmativa. No cabe duda de que UBS obtuvo un buen precio. Los 3.200 millones de dólares en acciones que acordó pagar por el capital de Credit Suisse, menos de la mitad del valor de mercado de la empresa el pasado viernes y solo el 7% de su valor contable tangible, es la cifra principal. Luego está la controvertida amortización de los 17.000 millones de dólares en bonos AT1 de Credit Suisse. Las demandas llegarán, pero la decisión fue tomada por el regulador suizo y no por UBS, por lo que el banco no debería tener que asumir ningún coste.

No pagar nada por un tramo importante de la deuda subordinada de Credit Suisse y casi nada por sus acciones dejará a UBS con un gran colchón de capital. Teniendo en cuenta la operación, su ratio Common Equity Tier 1 de fondos propios sobre activos ponderados por riesgo se situaría por encima del 18%, según Johann Scholtz, analista de Morningstar. Esta cifra es muy superior a la de sus homólogos y al objetivo de la propia empresa, que se sitúa en torno al 13%.

Foto: Sede de UBS en Londres. (Getty/Dan Kitwood)

Necesitará gran parte de ese capital para pagar la reestructuración del banco de inversión Credit Suisse y sus activos por valor de 160.000 millones de dólares, que durante mucho tiempo han sido fuente de preocupación para los inversores. Durante años, la dirección de la empresa en quiebra no actuó con la suficiente rapidez para reducir su tamaño, probablemente porque temían que los costes les obligarían a buscar más capital. Por fin acudieron al mercado en busca de liquidez en octubre, pero para entonces el daño a su marca ya estaba hecho y los clientes se habían empezado a marchar. Ahora la tarea de reestructuración recaerá en UBS.

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Este es el riesgo obvio de la operación, pero UBS podría encontrar el trabajo más fácil que Credit Suisse, dada la amplitud del capital reservado para hacerle frente. UBS no solo dispondrá de un balance muy fuerte, sino que también cuenta con una póliza de seguro contra pérdidas del Tesoro suizo por valor de 9.000 millones de francos suizos, aunque UBS tendría que gastar primero 5.000 millones de francos. UBS ya ha pasado por esta situación: redujo su propio banco de inversión tras un rescate gubernamental durante la crisis financiera de 2008.

Un problema menos predecible podría ser el daño a la marca de gestión de patrimonios de Credit Suisse, y a la reputación de la banca suiza en general. Credit Suisse perdió el 37% de sus depósitos de clientes y alrededor del 8% de sus activos gestionados el pasado trimestre. Los informes también apuntaban a grandes pérdidas la semana pasada. La adquisición podría detener el pánico, pero también iniciar una reevaluación comedida a medida que los clientes ricos diversifican sus carteras, lo que podría incluir alejarse de UBS.

Foto: Ralph Hamers, CEO de UBS. (Reuters/Arnd Wiegmann)

Así mismo, la lección que aprendimos de las fusiones bancarias forjadas en la crisis financiera de 2008 —Bank of America y Merrill Lynch, Lloyds y HBOS, entre otros— es que las culturas empresariales y los sistemas informáticos tardan mucho tiempo en alinearse. Durante años, las cuentas de UBS estarán plagadas de costes y ajustes puntuales. Este tipo de desorden a menudo conlleva un descuento en la valoración.

También existe un riesgo político. UBS será un gigante bancario en un país pequeño que podría no ser capaz de proporcionar el apoyo financiero necesario en otra crisis. El escrutinio regulador será aún más intenso y cualquier indicio de especulación con la adquisición, y el apoyo público que la selló, podría dar lugar a represalias. Los inversores ya tuvieron un indicio de ello cuando UBS anunció el domingo que pausaría las recompras.

Los banqueros son famosos por elaborar acuerdos que suenan muy bien sobre el papel, pero que resultan desastrosos en la práctica. UBS tendrá que demostrar que el estereotipo es falso.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal

¿Ha conseguido UBS el acuerdo de la década con Credit Suisse, o una década de dolores de cabeza? El debate entre los inversores no ha hecho más que empezar, pero la respuesta a ambas preguntas podría ser afirmativa. No cabe duda de que UBS obtuvo un buen precio. Los 3.200 millones de dólares en acciones que acordó pagar por el capital de Credit Suisse, menos de la mitad del valor de mercado de la empresa el pasado viernes y solo el 7% de su valor contable tangible, es la cifra principal. Luego está la controvertida amortización de los 17.000 millones de dólares en bonos AT1 de Credit Suisse. Las demandas llegarán, pero la decisión fue tomada por el regulador suizo y no por UBS, por lo que el banco no debería tener que asumir ningún coste.

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