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Preocupación en Alemania

Los mercados mundiales de gas natural se están poniendo nerviosos

Los precios del mercado al contado del GNL aún podrían subir mucho más si Rusia cierra su gasoducto a Alemania

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Los mercados europeos de gas natural están empezando a sentir los efectos de la posibilidad real de que Vladímir Putin corte el suministro a Alemania. Si el presidente ruso decide realmente cerrar el grifo, las cosas se pondrían mucho más feas.

El coste del gas natural licuado —la alternativa europea al gas de gasoducto ruso— que se suministrará a la región este año se ha duplicado con creces en el último mes, hasta alcanzar unos 50 dólares por millón de unidades térmicas británicas (MMBtu). Los precios de entrega en los próximos años también han ido subiendo, ya que los corredores prevén una escasez de gas en Europa hasta que se produzcan nuevos suministros significativos de GNL.

Foto: Toro de Wall Street. (EC Diseño)

Los últimos movimientos reflejan la creciente preocupación por que Moscú deje de suministrar gas a Alemania. Ya ha cortado el suministro de un puñado de países europeos, y el mes pasado se redujo al 40% de la capacidad el suministro de Nord Stream 1, una de las principales arterias del gas ruso hacia Europa. Muchos temen que el cierre de esta semana del gasoducto para el mantenimiento anual rutinario se utilice como pretexto para un corte prolongado. Su uso debería reanudarse el 21 de julio.

Pero hay una diferencia importante entre el tipo de caso base ponderado por el riesgo que implican las curvas futuras y lo que realmente ocurriría si este escenario se produjera. Si los suministros no se reanudan la semana que viene, los futuros a corto plazo subirán a medida que los compradores europeos se apresuren a hacerse con la mayor cantidad posible, pujando contra sus homólogos asiáticos por el limitado suministro de GNL durante el próximo invierno. Kaushal Ramesh, de la consultora Rystad Energy, estima que un corte total podría hacer que los precios de referencia europeos superaran los 100 dólares por MMBtu.

Foto: Un gasoducto. (Reuters/Hannibal Hanschke)

Es probable que no haya suficiente gas ni siquiera a ese precio de oferta, sobre todo con la interrupción del funcionamiento de la instalación de Freeport, en Texas. El almacenamiento de gas en Europa asciende actualmente a un 59% de su capacidad. Según el 'think tank' Bruegel, si se interrumpe el suministro a través del Nord Stream 1, el gas natural almacenado se acabaría en febrero, o incluso antes en el caso de algunos países.

Europa ha intentado reducir su consumo de gas —Bruegel calcula que los europeos podrían evitar quedarse sin gas este invierno si lo redujeran un 15%—, pero los esfuerzos actuales se quedan cortos. Si no se reanuda el suministro ruso, la región tendría que racionar sus reservas, dando prioridad a los hogares y a los servicios esenciales y dejando que la industria se lleve la peor parte.

Esto llevaría la economía europea a una recesión. UBS estima que un corte de gas ruso provocaría tres trimestres consecutivos de contracción económica en toda la eurozona. En relación con su actual previsión de crecimiento del producto interior bruto alemán, el banco opina que el apoyo fiscal podría limitar el golpe económico a unos tres puntos porcentuales, frente al 8% que podría producirse si no recibe apoyo.

Foto: Tuberías de las instalaciones del Nord Stream en Lubmin, Alemania. (Reuters/Hannibal Hanschke)

La interrupción no es en absoluto algo seguro. Es posible que Nord Stream 1 vuelva a funcionar a pleno rendimiento el 21 de julio, lo que, según Ramesh, haría que los precios de referencia del gas volvieran a situarse entre 25 y 30 dólares por MMBtu. Tal vez el escenario más probable sea más de lo mismo: que Putin vuelva a abrir Nord Stream 1 para proporcionar un suministro limitado de gas, de forma que Moscú siga recibiendo fondos y él conserve su arma energética para esgrimirla otro día. También hay factores menos claros que podrían aliviar la demanda de GNL en todo el mundo, como la reanudación de los confinamientos por covid en China o una desaceleración global como resultado del endurecimiento monetario.

La curva de futuros del GNL no es una previsión de lo que está por venir, sino una mezcla ambigua de todos los escenarios que puedan imaginarse los corredores. Es casi seguro que la realidad será diferente. El cómo exactamente depende, por ahora, de Vladímir Putin.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

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