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La inflación está bajando, sí, pero no lo suficiente para calmar a la Fed
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Se prevé que se asiente en el 4%

La inflación está bajando, sí, pero no lo suficiente para calmar a la Fed

Aunque las interrupciones de la oferta están disminuyendo, si no se ralentiza la demanda, la inflación seguirá siendo demasiado alta para que la Fed deje de subir los tipos

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La mala noticia es que, en abril, por segundo mes consecutivo, la inflación superó el 8%. La buena noticia es que, en algún momento de los próximos 12 meses, es muy probable que baje a la mitad. No se trata precisamente de una previsión heroica. El análisis ascendente de los componentes del índice de precios al consumo, los rendimientos de los bonos vinculados a la inflación y el comportamiento de los salarios apuntan a que la inflación se asentará en torno al 4%.

Entonces, la pregunta importante es: ¿qué viene después? La esperanza de muchos, incluida la Reserva Federal, es que siga bajando hacia el objetivo del 2% de la Fed por sí misma, pero hay buenas razones para que se mantenga en torno al 4% o incluso suba. Eso no sería aceptable para la Fed, y abre la puerta a unos tipos de interés aún más altos de lo que los mercados esperan ahora, a una mayor carnicería en los mercados y a una economía más débil.

Foto: Una persona compra en un supermercado en Manhattan, Nueva York (Reuters)

Las fuerzas que impulsan la inflación tienden a moverse lentamente, por lo que el aumento casi sin precedentes desde principios de 2021 significa que estamos ante una anomalía. De hecho, desde finales de la década de 1940, la inflación solo ha subido tanto como en el último año en dos ocasiones, y ambas fueron periodos como el actual, en el que se produjeron 'shocks' de oferta en el marco de una economía caliente.

En 1951, la economía ya estaba en auge cuando la Administración Truman advirtió que la movilización para la guerra de Corea "requeriría dedicar hombres y materiales, así como fábricas, a usos diferentes a los existentes en tiempos de paz", avivando la inflación. El economista de JPMorgan Michael Feroli ha elaborado un índice de perturbación económica basado en la variación del crecimiento del empleo entre los distintos sectores. Muestra que se produjo una perturbación excepcionalmente alta durante la guerra de Corea y durante la pandemia. La analogía con la guerra de Corea es reconfortante porque, aunque la Reserva Federal endureció la política monetaria, evitó una recesión. La inflación subió del 2% a mediados de 1950 al 9,6% en abril del año siguiente, y volvió a estar por debajo del 1% en diciembre de 1952.

En 1973, el embargo petrolero árabe afectó a una economía que ya intentaba hacer frente a la subida de los precios de los alimentos y a la fuerte demanda. Como analogía para el presente, este episodio es mucho menos reconfortante que el de 1951: la inflación alcanzó un máximo del 12,3% en 1974, y la Reserva Federal subió los tipos de interés bruscamente, provocando una profunda recesión. Aun así, la inflación no volvió a caer al 5% hasta 1976, y luego volvió a subir.

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¿Cuál es el pronóstico ahora? Los analistas están preocupados porque, aunque la inflación anual se redujo al 8,3% en abril desde el 8,5% de marzo, la tasa de inflación mensual se empeña en permanecer alta, ya que las tarifas aéreas (en parte por el encarecimiento del combustible para aviones) y los precios de los coches nuevos aumentaron considerablemente.

Sin embargo, de cara al futuro, es probable que las interrupciones de la oferta que han provocado gran parte del aumento de la inflación mejoren, en lugar de empeorar. Los precios de la gasolina alcanzaron otro récord esta semana, pero es poco probable que suban mucho más, ya que se han estabilizado en torno a los 100 dólares por barril. La cola de buques portacontenedores que esperan frente a la costa de California se ha reducido a menos de la mitad de longitud, y las tarifas de los fletes se han desplomado. Según Ernan Cui, de la empresa de investigación Gavekal Dragonomics, las tres cuartas partes de las 100 ciudades chinas con mayor producto interior bruto han relajado las restricciones hasta los niveles anteriores a la aparición de la variante ómicron o las han eliminado por completo. Una señal de que la escasez de productos está remitiendo es que los inventarios de fabricación, venta al por menor y venta al por mayor, que se desplomaron un 5% entre el comienzo de la pandemia y el pasado septiembre, han aumentado un 3% desde entonces.

Omair Sharif, propietario del servicio de análisis Inflation Insights, predice la evolución de la inflación a corto plazo, profundizando en la dinámica del sector que impulsa componentes específicos del índice de precios al consumo. Según su previsión de referencia, la inflación caerá al 5,3% en diciembre. A petición mía, también calculó escenarios en los que los precios de los coches nuevos y usados, la vivienda, los alimentos y la energía siguen trayectorias altas y bajas plausibles. El escenario más alto es del 7,1%, y el más bajo, del 4%.

Foto: La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Y, lo que es más importante, Sharif cree que las tasas mensuales de inflación serán mucho más bajas durante el resto del año que el año pasado. El resultado sería una caída de la inflación anualizada para tres meses, que quedaría en un 2,5% en diciembre en su escenario de referencia, en un 2,2% en el escenario bajo y en un 5,1% en el escenario alto. Mientras tanto, Barclays proyecta actualmente una inflación del 3% al 3,3% a principios de 2024, o del 3,6% si se excluye la energía, para los bonos y derivados ligados a la inflación.

Por tanto, que la inflación quede al 4% es una apuesta bastante segura. Tanto los inversores como la Fed tienen la esperanza de que, a partir de ahí, la inflación disminuya gradualmente hasta situarse entre el 2% y el 3%. El problema es que, dentro de un año, será la demanda la que impulse principalmente la inflación y no la oferta. Es decir, si el PIB alcanza o supera su potencial (lo que la economía puede producir con el capital y la mano de obra disponible), o si el desempleo está en su nivel natural o por debajo de él. El PIB actual está por debajo de la tendencia potencial prepandémica, pero la pandemia parece haber deprimido el potencial, por ejemplo, al expulsar a millones de personas de la población activa. El número récord de ofertas de empleo sugiere que la tasa de desempleo, actualmente situada en el 3,6%, es demasiado baja para mantenerse a largo plazo.

De hecho, el crecimiento salarial anual se ha acelerado, pasando de un 3,5% antes de la pandemia a estar entre el 5% y el 6%. Esto se corresponde con una inflación del 4% si la productividad mantiene el ritmo tibio que ha seguido recientemente, o del 3% si la productividad aumenta. Para que la Reserva Federal se sienta segura de que la inflación quedará por debajo del 3%, necesita ver un crecimiento menor de los salarios, lo que generalmente requiere un crecimiento económico más lento y un mayor desempleo, y seguirá subiendo los tipos de interés hasta que esto ocurra. Si eso significa una mayor carnicería en el mercado bursátil, será una característica, no un error.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'

La mala noticia es que, en abril, por segundo mes consecutivo, la inflación superó el 8%. La buena noticia es que, en algún momento de los próximos 12 meses, es muy probable que baje a la mitad. No se trata precisamente de una previsión heroica. El análisis ascendente de los componentes del índice de precios al consumo, los rendimientos de los bonos vinculados a la inflación y el comportamiento de los salarios apuntan a que la inflación se asentará en torno al 4%.

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