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Por qué cobrar en acciones de tu empresa no siempre es una buena idea
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DEMOCRACIA INDUSTRIAL

Por qué cobrar en acciones de tu empresa no siempre es una buena idea

Hay un nuevo movimiento en marcha centrado en la concesión de acciones a los empleados y no es la primera vez que se intenta implementar algo así, pese a que haya sido antes contraproducente

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El sector del capital riesgo ha dado pie a una bonanza multimillonaria para las personas que lo dirigen e invierten en él. Ahora se ofrece a repartir parte de esa riqueza entre los trabajadores.

La iniciativa, denominada Ownership Works y respaldada por 19 importantes empresas de capital riesgo, pretende crear al menos 20.000 millones de dólares en riqueza para los empleados con menores ingresos durante la próxima década, por medio de su conversión en accionistas.

No es la primera vez que el capitalismo estadounidense ofrece un asiento en la mesa a los trabajadores rasos. Sin embargo, esos esfuerzos previos a veces han sido contraproducentes, dejando a los trabajadores de ingresos más bajos aún más pobres. Resulta que crear capitalistas en miniatura es un reto gigantesco.

En los años veinte del pasado siglo, las empresas adoptaron con urgencia lo que se denominó 'democracia industrial'. En 1918, los comunistas habían tomado el control en Rusia; en 1919, los trabajadores estadounidenses de las industrias del carbón, del acero, de la carne y del teléfono se declararon en huelga; en las elecciones presidenciales de 1920, el candidato socialista, Eugene Debs, obtuvo casi un millón de votos a pesar de hacer campaña desde la prisión federal.

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El presidente Woodrow Wilson convocó una conferencia nacional para tratar de reducir la tensión entre empresas y trabajadores. El informe resultante concluyó en 1920 que "los casos espectaculares de beneficios excesivos" y "la acumulación excesiva y el mal uso de la riqueza" estaban entre las principales causas del malestar laboral.

Los líderes de la conferencia, entre los que se encontraba el futuro presidente Herbert Hoover, pidieron a las empresas estadounidenses que introdujeran "principios democráticos", como la distribución de los beneficios y otros incentivos a la propiedad.

A lo largo de la década de 1920, cientos de empresas importantes animaron a los trabajadores a comprar acciones, normalmente a plazos. Las acciones solían tener derechos restringidos y limitaban el momento en que los empleados podían venderlas.

"El objetivo inmediato de la adquisición de acciones es que el propio empleado se convierta en empresario o capitalista, aunque sea a escala reducida", escribieron en 1926 Robert Foerster, economista de la Universidad de Princeton, y la investigadora Else Dietel.

En 1925, unos 15.000 empleados de Swift & Co. poseían un total del 13% de las acciones de la procesadora de productos cárnicos; más de 200.000 trabajadores de American Telephone & Telegraph Co. ya poseían acciones o estaban ahorrando para comprarlas.

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Pero hubo dos hechos obvios sobre estos planes de compra de acciones que no se mencionaron. En primer lugar, los trabajadores que se convertían en accionistas eran menos propensos a afiliarse a un sindicato o a ir a la huelga. En segundo lugar, estaban menos dispuestos a exigir salarios más altos, al menos mientras siguiera aumentando el valor de sus acciones recién adquiridas.

Entonces llegó el Crash. Entre septiembre de 1929 y julio de 1932, el índice industrial Dow Jones cayó un 89%. Millones de trabajadores perdieron sus empleos. Muchos perdieron las acciones que ya no podían permitirse terminar de comprar. Aquellos que habían acumulado acciones en su totalidad se lo habían jugado todo a una carta y habían perdido.

Pasaron décadas antes de que la idea de que los empleados fueran propietarios de acciones volviera a ser popular. En 1974, la ley federal de pensiones instauró lucrativos beneficios fiscales para que los empresarios crearan planes de Propiedad de Acciones para Empleados.

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Un ESOP (por sus siglas en inglés) es un plan de jubilación especializado en el que una empresa aporta acciones de su patrimonio. Más de 6.200 empresas estadounidenses, la mayoría de ellas de propiedad privada, ofrecen estos planes. En total, cuentan con 10,2 millones de empleados activos y poseen 301.000 millones de dólares en acciones de la empresa, según el National Center for Employee Ownership.

El abogado y banquero de inversiones Louis Kelso, inventor del ESOP, lo calificó como "uno de los descubrimientos más importantes en la historia de la humanidad". El ESOP probablemente esté muy por debajo del fuego o la rueda, pero los estudios indican que las empresas con ESOP tienden a crecer más rápido y a ser más rentables. Es más probable que sus empleados sean más productivos, tengan una mayor permanencia en el puesto de trabajo, ganen salarios más altos e indiquen sentirse más satisfechos en su carrera.

Pero los ESOP no siempre han funcionado bien para los trabajadores. Algunas empresas al borde de la bancarrota han creado un ESOP para rescatarlas, fomentando la esperanza de que los trabajadores puedan obtener el premio gordo de la bolsa. Eso hizo que los recortes de salarios y beneficios parecieran menos draconianos, pero llevó a la decepción en empresas como United Airlines y Weirton Steel, donde los sueños de grandes ganancias en bolsa no se cumplieron.

placeholder Fábrica de Kodak en Nueva York. (Reuters)
Fábrica de Kodak en Nueva York. (Reuters)

Otras empresas, como Burlington Industries y Enron Corp, sufrieron pérdidas devastadoras para los empleados de sus ESOP. El hilo conductor de la historia es que convertir a los trabajadores en propietarios les motiva, pero puede someterlos a riesgos que no pueden permitirse.

La mayor parte del rendimiento del mercado de valores a lo largo del tiempo procede de unos pocos 'supervalores"' de alto rendimiento. Según el profesor de finanzas Hendrik Bessembinder, de la Universidad Estatal de Arizona, más del 95% de las acciones ni siquiera supera el rendimiento del efectivo a lo largo de su vida como empresas públicas, y más de la mitad ofrece rendimientos negativos.

A largo plazo, las probabilidades de ganar dinero en el mercado bursátil en general son muy altas, pero las probabilidades de ganar dinero con una sola acción son bajas. Si un empleado pierde su trabajo y la única acción que posee es de la empresa que le acaba de despedir, aprenderá una dolorosa lección sobre la importancia de la diversificación: las empresas tienden a despedir a sus empleados cuando el precio de sus acciones está bajo. Se quedará sin trabajo y sin ahorros al mismo tiempo.

Ownership Works, la nueva organización que fijará las normas y abogará por una mayor adopción de los programas de propiedad de los empleados, asegura que no permitirá que las empresas participantes utilicen la concesión de acciones como sustituto de aumentos salariales o mejores beneficios.

Foto: El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. (Iberdrola)

En una muestra de ocho empresas que han introducido programas de acciones para los trabajadores, los aumentos salariales recientes oscilaron entre el 3% y el 13%, con una media del 4,4%, explica Pete Stavros, fundador de Ownership Works y codirector de capital privado para las Américas en KKR & Co. Estas cifras están en línea con la reciente tasa nacional del 4% al 5%, lo que según Stavros indica que estas concesiones de acciones no están sustituyendo a los aumentos salariales.

Además, a diferencia de los planes de acciones de los años veinte, este programa trata sabiamente las acciones como un beneficio gratuito en lugar de obligar a los empleados a comprarlas. "Nos aseguramos de que no se pida a los trabajadores con salarios más bajos que inviertan de su bolsillo", explica Stavros. "No queremos que pongan en riesgo su propio capital".

Hoy, como en los años veinte, los salarios están subiendo de pronto y los sindicatos resurgen. Si el mercado de valores sigue subiendo en los próximos años, el movimiento para convertir a los trabajadores en propietarios podría ser un éxito. Sin embargo, después de una caída o de un largo mercado bajista, podríamos tener que volver a enfrentarnos a turbas enfurecidas.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

El sector del capital riesgo ha dado pie a una bonanza multimillonaria para las personas que lo dirigen e invierten en él. Ahora se ofrece a repartir parte de esa riqueza entre los trabajadores.

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