¿Hacer previsiones económicas para 2022? Más complejo que una máquina de Goldberg
Formular predicciones económicas para 2022 se ha vuelto incluso más difícil de lo que ya era
El difunto dibujante Rube Goldberg ideó un artilugio para vaciar ceniceros en el que la luz de la luna llena (A) hace que dos pajaritos se pongan románticos (B), de forma que su percha se acaba ladeando (C) y tira de una cuerda (D) que inclina una regadera (E), que vierte agua sobre una camisa de lana (F) y, tras varios pasos más, hace que se encienda la mecha (M) de un cohete que sale disparado por la ventana, llevando consigo el contenido del cenicero.
Como sabe cualquiera que haya intentado construir incluso una versión rudimentaria de una máquina de Goldberg, llegar al punto en el que se ladea la percha misma sería un milagro. No obstante, las previsiones a un año vista suelen parecerse a una de estas máquinas y, en el caso de 2022, podrían complicarse más aún.
Por ejemplo: tal vez las preocupaciones que ha generado el covid-19 se reduzcan lo suficiente (A) como para que se solucionen los problemas de la cadena de suministro mundial (B), de forma que aumente la disponibilidad de bienes (C), suba la demanda de servicios de los consumidores (D) y haya más mano de obra disponible (E). Todo esto aliviaría las presiones inflacionistas (F), lo que permitiría que la Reserva Federal suba los tipos muy levemente (G), mientras que la economía se fortalece (H) y las acciones se recuperan (I). Es una situación que parece plausible, y si llegase a ocurrir la gente podría decir "claro, así es como ha funcionado la cosa".
Pero al haber tantas fases, hay muchos pasos que podrían salir mal.
El impacto negativo de la variante ómicron, o de otra variante preocupante del coronavirus, podría empeorar los embotellamientos; las personas más mayores que dejaron el trabajo podrían optar por no volver, generando escasez de mano de obra, y un largo etcétera.
Otras posibles evoluciones de la economía también recuerdan a una máquina de Goldberg, como es el caso de una en que la persistencia de los embotellamientos (A) mantiene elevada la inflación (B), aumentando las expectativas de inflación de los consumidores (C). Esto, combinado con un mercado laboral que siga estando limitado (D), haría que los salarios ajustados a la inflación aumenten a una velocidad mucho mayor que la productividad (E) y que las empresas hagan presión para aumentar los precios (F), para compensar el aumento de los costes laborales.
Como ejemplo de lo erróneas que pueden llegar a ser las predicciones ante la incertidumbre generada por una pandemia, no hay más que ver las predicciones para 2021. Los responsables de la política de la Reserva Federal, por ejemplo, proyectaron que la media de la tasa de desempleo durante el cuarto trimestre sería del 5% y que su medida preferida de inflación aumentaría un 1,8% en el cuarto trimestre con respecto al año anterior. Sin embargo, la tasa de desempleo se acerca al 4% y la inflación supera el 5%. Las previsiones de los economistas privados estaban, en todo caso, aún más lejos de la realidad.
Por tanto, las probabilidades de que se cumplan las últimas proyecciones de la Reserva Federal —que indican que el desempleo será del 3,5% de media en el cuarto trimestre de 2022 y que la inflación se situará en el 2,6%— podrían no ser tan buenas. La Fed ya lo ha reconocido. Los índices de incertidumbre de las previsiones creados por el banco central muestran que los responsables políticos dudan mucho de sus propias estimaciones.
No se trata de burlarse de las previsiones a un año vista, sino de reconocer que, si bien es útil pensar en cómo podrían ser las cosas dentro de un año, es más importante tener una buena idea de lo que está ocurriendo ahora y de lo que podría ocurrir después, sobre todo teniendo en cuenta la gran incertidumbre que ha creado la pandemia.
Por ahora, la economía crece con fuerza, los problemas en las cadenas de suministro y la elevada demanda de bienes están haciendo que aumenten los precios, el mercado de trabajo es reducido y los casos de covid-19 están aumentando rápidamente.
Algunas cuestiones importantes que hay que plantearse son el nivel de saciedad de la demanda de bienes, si los recientes indicios de que las cadenas de suministro se están relajando presagian un cambio, hasta qué punto la reducción de las ayudas públicas a los hogares puede hacer que los ciudadanos vuelvan a formar parte de la población activa, hasta qué punto la preocupación por el covid-19 puede mantenerlos alejados y, por último, cómo evolucionará la variante ómicron a lo largo del invierno.
Los responsables políticos, los inversores, las empresas y los estadounidenses de a pie que puedan hacer estimaciones razonables sobre lo que ocurrirá en los próximos meses podrían estar mucho mejor preparados para 2022 que los que tratan de adivinar lo que podría ocurrir durante los próximos 365 días.
*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.
El difunto dibujante Rube Goldberg ideó un artilugio para vaciar ceniceros en el que la luz de la luna llena (A) hace que dos pajaritos se pongan románticos (B), de forma que su percha se acaba ladeando (C) y tira de una cuerda (D) que inclina una regadera (E), que vierte agua sobre una camisa de lana (F) y, tras varios pasos más, hace que se encienda la mecha (M) de un cohete que sale disparado por la ventana, llevando consigo el contenido del cenicero.
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