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El enemigo número uno del gas natural ya es una realidad: las baterías de almacenamiento
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El enemigo número uno del gas natural ya es una realidad: las baterías de almacenamiento

Diez años después de que comenzara el auge del ‘fracking’, el combustible se enfrenta a una agitación por una nueva combinación en la red eléctrica: energía renovable y almacenamiento de electricidad

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Vistra es dueña de 36 centrales eléctricas de gas, uno de los parques más grandes de EEUU. No planea comprar o construir más. Al contrario, pretende invertir más de 1.000 millones de dólares en granjas solares y unidades de almacenamiento de batería en Texas y California en un intento por transformar su negocio para sobrevivir en una industria eléctrica que se está remodelando por las nuevas tecnologías.

“No estoy dispuesto a convertirme en el próximo Blockbuster Video”, declara Curt Morgan, CEO de Vistra. “No voy a quedarme sentado y ver cómo este negocio tradicional se debilita sin hacer nada”. Hace una década, el gas natural reemplazó al carbón como la principal fuente de energía eléctrica de EEUU, debido a que el ‘fracking’ liberó grandes cantidades del combustible. Ahora, el gas natural se encuentra a sí mismo bajo la amenaza del mismo tipo de agitación a buen ritmo, solo que esta vez de baterías económicas cargadas con energía solar y eólica.

placeholder Placas solares en Arizona. (Reuters)
Placas solares en Arizona. (Reuters)

La electricidad de gas natural representaba el 38% de la producción energética en EEUU en 2019, según la Administración de Información sobre Energía de EEUU, o EIA por sus siglas en inglés, y proporciona electricidad 24 horas, además de ráfagas en periodos de máxima demanda. Los generadores eólicos y solares han conseguido una cuota de mercado considerable, y a medida que los costes de las baterías caen, estas, junto a esa energía verde, están empezando a ejercer dichas funciones almacenando energía limpia barata y descargándola cuando cae el sol o no hay viento.

El almacenamiento de batería sigue representando menos del 1% del mercado eléctrico de EEUU, y hasta ahora extrae energía sobre todo de generadores solares, cuyo rendimiento es bastante predecible y fácilmente mejorable con almacenamiento. Pero la combinación de baterías y energía renovable amenaza con desviar miles de millones de dólares de inversiones en gas natural, lo que genera preocupaciones sobre si las centrales eléctricas construidas en los últimos años —financiadas con la esperanza de que funcionaran durante décadas— se convertirán en ‘activos bloqueados’, instalaciones que se abandonan antes de amortizarse.

En todo el país, gran parte del crecimiento de las energías renovables hasta la fecha ha estado impulsada por mandatos estatales que han exigido a los servicios públicos obtener ciertas cantidades de energía verde, y por incentivos fiscales federales que han vuelto la energía solar y la eólica más competitivas económicamente.

Foto: Ampere Energy desarrolla soluciones avanzadas basadas en un software dotado de inteligencia artificial, ahora integrando elementos decorativos a sus productos.

Pero las renovables se han vuelto cada vez más competitivas en costes sin subvenciones en los últimos años, instando a más empresas a reducir las emisiones de carbono de forma voluntaria invirtiendo en energía solar y eólica a expensas de lo generado a partir de los combustibles fósiles. Y el fantasma de una mayor regulación a nivel estatal y federal para abordar el cambio climático está acelerando la tendencia. El presidente Biden propone ampliar los créditos fiscales de energía renovable a los proyectos de baterías independientes —instalaciones que no forman parte de una central— como parte de su plan de infraestructuras de 2,3 billones de dólares, lo que podría avivar un mercado de almacenamiento de energía ya en auge.

Sin embargo, mientras las baterías ayudan a la energía eólica y solar a desplazar a las fuentes de energía tradicionales, algunos inversores observan los proyectos con precaución, señalando que estos también podrían convertirse en víctimas de la agitación en los próximos años, si otros avances tecnológicos ofrecen mejores métodos para almacenar energía. Y, si bien las baterías pueden ofrecer energía almacenada cuando otras fuentes están inhabilitadas, la mayoría de las baterías actuales solamente pueden suministrar energía durante varias horas antes de tener que recargarlas. Eso las vuelve casi inútiles durante apagones prolongados.

Gas vs. renovable

Las centrales de gas ya están teniendo problemas para competir con las granjas eólicas y solares. Duke Energy, empresa de suministro con sede en Charlotte, Carolina del Norte, que suministra electricidad y gas natural en siete estados, sigue buscando construir nuevas centrales de gas. Pero ha empezado a replantearse su cálculo financiero para reflejar que puede que las centrales tengan que amortizarse antes, porque puede que no sean capaces de funcionar durante tanto tiempo.

Duke ha propuesto construir hasta 9.600 megavatios de nueva potencia de gas en las dos Carolinas para ayudar a satisfacer la demanda a medida que elimina centrales de carbón e invierte en mayor medida en energía solar y eólica. Pero la empresa ha reconocido en informes financieros que todas las centrales nuevas podrían convertirse en activos en desuso, no pudiendo amortizarse a medida que la tecnología avanza. Un megavatio de electricidad puede alimentar cerca de 200 hogares estadounidenses.

Para solucionar ese problema, Duke ha declarado en documentos públicos que está considerando reducir la vida útil prevista de las centrales de cerca de 40 años a 25 años y recuperar costes utilizando la amortización acelerada, medida de contabilidad que permitiría a la empresa amortizar más gastos al principio de la vida de las centrales. Puede que también considere transformar las centrales para que funcionen con hidrógeno a la larga, que no produce emisiones de carbono cuando se quema. “Este es uno de los riesgos que estamos estudiando, pero tenemos que examinar ese riesgo en todas las decisiones tecnológicas que tomamos”, declara Glen Snider, director de Planificación Integral de Recursos de Duke, indicando que todas las inversiones energéticas se enfrentan a posibles alteraciones.

placeholder Planta de gas natural. (Reuters)
Planta de gas natural. (Reuters)

Más de 60.000 megavatios de potencia de gas natural se han empleado ‘online’ en EEUU desde 2014, según la EIA. Al igual que las centrales de carbón, muchas de las cuales se han visto forzadas a cerrar de forma anticipada, las centrales de gas se financiaron con la esperanza de que funcionarían durante décadas.

Los costes ocultos que resultan de las retiradas de centrales de carbón suelen ser moderados porque muchas de las centrales se construyeron hace décadas y se acercan al final de sus vidas útiles, según Moody’s. Por otro lado, gran parte de los parques de gas es relativamente joven, lo que aumenta el potencial para costes ocultos si se producen cierres generalizados en los próximos 20 años.

Las centrales de gas que suministran energía durante todo el día se enfrentan al mayor riesgo de reemplazo. Dichas centrales de base normalmente tienen que funcionar al 60% o al 80% de su capacidad para ser económicamente viables, lo que las hace vulnerables, ya que las baterías ayudan a cubrir las brechas en la energía suministrada porgranjas solares y eólicas.

Foto: Planta de energía de gas natural (EFE)

Hoy en día, dichas plantas se sitúan en una media del 60% de su capacidad en EEUU, según IHS Markit, firma de datos y análisis. A finales de década, la empresa espera que la media caiga hasta el 50%, aumentando la posibilidad de la bancarrota o la reestructuración para los que obtengan peores resultados. “Están amenazados por montones de renovables”, declara Sam Huntington, director adjunto de Futuros de Gas, Luz y Energía en IHS Markit. “Es básicamente una repetición del carbón”.

Solo llevó unos años que el gas barato obtenido por fracturación empezara a desplazar al carbón utilizado en la generación de energía. Entre 2011, poco después de que empezara el auge del ‘fracking’, y 2020, más de 100 centrales de carbón con una potencia de 95.000 megavatios fueron cerradas o transformadas para funcionar con gas, según la EIA. Está previsto que se pierdan otros 25.000 megavatios para 2025.

Baterías de la red eléctrica

La mayoría de baterías de la red eléctrica están hechas de ión-litio, el mismo tipo de tecnología que alimenta los coches eléctricos. Se parecen a grandes contenedores de envío y a menudo se agrupan para crear un arsenal capaz de suministrar grandes cantidades de energía. Algunas están conectadas con fuentes de energías renovables, mientras que otras están aisladas y obtienen energía de la red eléctrica.

Las baterías se suelen conectar a granjas solares, en vez de a granjas eólicas, por la previsibilidad energética y porque es más fácil conseguir créditos fiscales federales para esa combinación. Algunas empresas están construyendo granjas eólicas acopladas a baterías, y se espera que el mercado crezca a medida que se reducen los costes tecnológicos.

El coste de descargar una batería de 100 megavatios con una fuente de alimentación de dos horas ya está casi a la par del coste de generar electricidad de las centrales eléctricas especiales que operan durante las horas punta. Tales baterías se pueden descargar por tan solo 140 dólares por megavatio/hora, mientras que las centrales de potencia de pico de bajo coste —que se ponen en marcha cuando el suministro es escaso— producen a 151 dólares por MWh, según el banco de inversión Lazard.

Las granjas solares conectadas con baterías están empezando a competir con las centrales de gas que funcionan ininterrumpidamente

Mientras tanto, las granjas solares conectadas con baterías están empezando a competir con las centrales de gas que funcionan ininterrumpidamente. Ese tipo de proyectos puede producir energía por tan solo 81 dólares por MWh, según Lazard, mientras que las centrales de gas más caras se sitúan de media en 73 dólares por MWh. Los principales proyectos de baterías en marcha en Nueva York y California están impulsados en parte por mandatos estatales para reducir las emisiones de carbono, no solo para mejorar la rentabilidad de las baterías.

Incluso en Texas, un estado con un mercado energético altamente competitivo y sin mandatos de emisiones, apenas se están construyendo centrales de gas, mientras que las granjas solares y las baterías están creciendo rápido. Las empresas están considerando generar 88.900 MW de energía solar, 23.860 MW de energía eólica y 30.300 MW de capacidad de almacenamiento de baterías en el estado, según el Electric Reliability Council de Texas, que gestiona su red de suministro eléctrico regional. En comparación, solo se está considerando generar 7.900 MW de nueva potencia de gas natural.

Las energéticas y los reguladores eléctricos deben considerar la posibilidad de que puede que las nuevas fuentes no sean tan seguras como las centrales eléctricas a las que sustituyen, al menos al principio, y los apagones de Texas en febrero ilustraron esa preocupación. El estado vivió días de cortes de energía catastróficos cuando una fuerte tormenta invernal congeló muchas de las fuentes de energía del territorio, incluidas turbinas eólicas, centrales de gas y nucleares, justo cuando la demanda estaba aumentando debido a las temperaturas bajo cero.

Foto: Instalación fotovoltaica (EFE)

Aunque Texas hubiese tenido más almacenamiento de baterías, dicen directivos y analistas, probablemente no habría servido de mucho para combatir la crisis de suministro de varios días, que ocurrió en una época en que las granjas solares y eólicas no son tan productivas. La mayoría de acumuladores de energía actuales pueden descargarse durante cuatro horas como máximo antes de necesitar ser recargados.

El verano pasado, California sufrió las consecuencias de reducir rápidamente su dependencia de las centrales de gas. En agosto, durante una intensa ola de calor que recorrió el este, el operador de red de California recurrió a cortes programados para aliviar la crisis de suministro cuando la demanda se disparaba. En un balance posterior publicado por la Comisión de Servicios Públicos de California junto a la Comisión de Energía de California, el operador identificó el traslado acelerado a la energía solar y eólica como uno de los factores determinantes.

Reemplazo

Al igual que muchas energéticas, Vistra no espera que las centrales de gas sean reemplazadas de forma inmediata. Morgan, que ha cerrado varias centrales de carbón y gas desde que se convirtió en CEO en 2016, declara que prevé que la mayoría de centrales de gas restantes funcionará durante los próximos 20 años. A partir de 2030, vaticina que se utilizarán con mucha menos frecuencia cuando las baterías incrementen la energía suministrada por las granjas solares y eólicas. Vistra está desarrollando lo que se espera que sea el mayor proyecto de almacenamiento de energía del mundo en Moss Landing, al norte de Monterrey, California. Las baterías están ubicadas donde una vez hubo turbinas dentro de una central de gas natural jubilada que abarcaba la extensión de casi tres campos de fútbol. Una vez terminadas, las baterías suministrarán 400 MW de potencia durante cuatro horas, suficiente para más de 225.000 hogares.

En otras partes del país también encontramos baterías enormes que están relevando a antiguas centrales de gas. Florida Power & Light, propiedad de NextEra Energy, empezó a principios de año la construcción del que se espera que sea el mayor sistema de baterías alimentadas con energía solar del mundo, que reemplazará a dos turbinas de gas natural de una central vecina. The Manatee Energy Solar Center tendrá una potencia de 409 MW, suficiente para alimentar Disney World durante unas siete horas.

placeholder Estación de 'fracking' en Texas. (Reuters)
Estación de 'fracking' en Texas. (Reuters)

En Texas, lugar de nacimiento de la industria moderna del ‘fracking’, las empresas llevan años usando la recompensa del auge para alimentar centrales de potencia de pico, que podrían generar grandes sumas en el mercado energético mayorista del estado cuando la demanda repuntara. Algunos ahora tienen dudas después de que la construcción masiva de granjas solares y eólicas haya dificultado la competencia de las centrales de gas, y las baterías amenazan con una mayor alteración.

Quantum Energy Partners, firma de capital privado con sede en Houston, ha vendido una cartera de seis centrales de gas en Texas y otros tres estados en los últimos años al ver lo competitivas que se estaban volviendo las energías renovables. Ahora está trabajando en la producción de más de 8.000 MW de proyectos eólicos, solares y de baterías en 10 estados. “Cambiamos”, declara Sean O’Donnell, socio de la firma que ayuda a supervisar las inversiones energéticas de la misma. “Todo lo que teníamos en el lado energético tradicional decidimos venderlo, dadas nuestras perspectivas de una mayor competitividad y unos rendimientos decrecientes”.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Vistra es dueña de 36 centrales eléctricas de gas, uno de los parques más grandes de EEUU. No planea comprar o construir más. Al contrario, pretende invertir más de 1.000 millones de dólares en granjas solares y unidades de almacenamiento de batería en Texas y California en un intento por transformar su negocio para sobrevivir en una industria eléctrica que se está remodelando por las nuevas tecnologías.

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