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Si de verdad se acerca la inflación, esto es lo que debe hacer con sus ahorros
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pautas y riesgos para combatirla

Si de verdad se acerca la inflación, esto es lo que debe hacer con sus ahorros

Invertir en proteger una cartera frente al riesgo de una subida de precios es más difícil de lo que parece

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La pregunta más importante en inversión este año es si la inflación galopante actual es temporal, como cree la Reserva Federal, o marca un giro histórico. La semana pasada, argumenté que nos encontramos en la cúspide de un gran cambio y la inflación a largo plazo es ahora más probable. ¿Cuál es la mejor forma de proteger una cartera frente a las pérdidas que suelen generar unos precios crecientes?

La acción conjunta del momento y la incertidumbre impide que haya una única respuesta. Sin embargo, hay estrategias útiles que ya se pueden aplicar. Si está de acuerdo con que es más probable que haya inflación, es importante actuar, ya que los bonos ordinarios son una pésima inversión bajo la inflación, mientras que las acciones generalmente han sido deficientes. Aquí tiene cinco estrategias, junto con sus mayores riesgos:

Regla de oro

Pregunte en las redes sociales cómo protegerse frente a la inflación, y la respuesta es simple: compre oro. No tanto este año, cuando el precio del oro ha caído, ya que la inflación se ha duplicado desde el 1,3% hasta el 2,6%. Pero es cierto que, tradicionalmente, el oro ha obtenido buenos resultados cuando la inflación es elevada, aferrándose a su valor incluso en países donde la inflación ha aumentado hasta los dos dígitos, según un estudio para Credit Suisse realizado por los académicos Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton.

El problema del oro es que, en circunstancias normales, suele rendir significativamente menos que las acciones y no ofrece un ingreso. Dado que el valor del oro se respalda en la noción de que otras personas creen que es valioso, también es vulnerable ante cualquier cosa que amenace esa posición. Creo que miles de años de historia le otorgan un firme apoyo, pero es posible que la avalancha hacia el bitcoin lo deteriore.

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Materias primas como cobertura clásica

La inflación implica una subida de precios, y los precios de las materias primas son los que más suelen crecer, ya que lleva mucho tiempo crear nuevas capacidades para satisfacer la demanda. A las acciones de mineras, perforadoras de petróleo y otros productores de materias primas no les ha ido tan bien como precios de materias primas durante periodos inflacionistas en el pasado, pero aun así han superado al resto del mercado. El cobre y el petróleo han aumentado más de un 30% este año, y la madera casi se ha duplicado, mientras que los títulos de empresas mineras globales y grandes petroleras han superado con creces índices más amplios.

El problema con las materias primas es que, a menos que posea un barco petrolero o un almacén gigantesco, se tienen que comprar a través de contratos de futuros, cuyos rendimientos a largo plazo dependen más de la diferencia entre varios precios futuros que de la ‘commodity’ subyacente. El peligro es lo que los inversores llaman ‘contango’, situación en la que los precios son mayores cuanto más tarde en vencer el contrato de futuros. ‘Contango’ significa que un inversor a largo plazo está constantemente comprando caro y vendiendo barato más tarde, lo que genera un rendimiento ‘roll’ negativo.

Dicho de otra forma, si el mercado anticipa la inflación correctamente, no se puede generar dinero extra apostando por dicha inflación. El cobre, el metal industrial con más contratos de futuros, ya está en situación de ‘contango’, por lo que un inversor debe pensar que los precios aumentarán lo suficiente para cubrir las pérdidas corrientes en el rendimiento.

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Valores con poco poder de fijación de precios

Esto es exactamente lo contrario a lo que suelen buscar los accionistas en una empresa. Las firmas con productos demandados pueden aumentar los precios pase lo que pase, y así atraer valoraciones superiores. Pero, cuando los precios están aumentando en todas partes, las empresas más débiles y menos populares también pueden valorar de forma más agresiva, y el poder de tarificación se vuelve menos importante. En un entorno tal, no tiene sentido pagar una valoración prémium por poder de fijación de precios, por lo que los valores baratos, o ‘value’, en sectores con una alta competitividad, como el de las telecomunicaciones o la televisión por cable, se vuelven más atractivos.

Ben Funnell, gestor de fondo de varios activos en Man Group, dice que esos valores con escaso poder de fijación de precios obtuvieron mejores resultados en casi los tres primeros trimestres de cada episodio inflacionista en EEUU desde su entrada en la Segunda Guerra Mundial. Pero, cuando los inversores empezaron a anticipar el final de la inflación, los valores cayeron drásticamente, y durante el conjunto de periodos inflacionistas obtuvieron en realidad peores resultados. Así que, si bien lo barato y el escaso poder de fijación de precios ofrecen el potencial para proteger frente la inflación, necesitan una supervisión activa.

Valores del Tesoro protegidos frente a la inflación

Los valores del Tesoro protegidos frente a la inflación (TIPS, por sus siglas en inglés) son la mejor fuente de protección frente a la inflación, ya que sus cupones y reembolso al vencimiento están directamente relacionados con los precios al consumo. Desgraciadamente, son caros, con los TIPS a 10 años rindiendo un 0,9% por debajo de la inflación. La inflación tiene que aumentar al menos esa cantidad durante la década solo para mantener el poder adquisitivo. Si aumenta el miedo a la inflación, es probable que los precios de los TIPS aumenten a medida que más gente los compre. Pero para los inversores que los mantienen hasta el vencimiento, el mejor rendimiento que pueden obtener es la inflación, menos un 0,9%. Una alternativa limitada: los inversores individuales estadounidenses pueden y generalmente deberían invertir el máximo de 10.000 dólares al año en bonos de ahorro del Tesoro de clase I, cuyos tipos de interés se ajustan a la inflación, pero nunca caen por debajo del 0%.

Foto: La secretaria del Tesoro, Janet Yellen. (EFE)

Activos a corto plazo

Los activos que dependen de rendimientos lejanos en el futuro serán golpeados por el creciente temor a una espiral inflacionista, y los que tienen rendimientos fijos —los bonos— serán los más afectados. El rendimiento del bono del Tesoro a 30 años ha aumentado desde un mínimo de un poco más del 1% en el apogeo del pánico en marzo del año pasado hasta el 2,3% actual, pero ese aumento aparentemente menor encubre una pérdida de más del 20% del precio, dada su larga duración.

Algo similar ocurre con los valores de crecimiento, que prometen mayores beneficios en el futuro lejano y, por tanto, parecen menos atractivos en un entorno inflacionista. Eso ofrece otra fuente de apoyo a lo barato, que tiende a ofrecer recompensas más inmediatas. Los propietarios de vivienda norteamericanos tienen una vía fácil de coger la otra cara de la duración en forma de hipotecas a tipo fijo a 30 años —que vienen con una opción gratuita de refinanciación si la inflación no llega y caen los rendimientos—.

Inigo Fraser-Jenkins, estratega en Sanford C. Bernstein, señala que esos activos de larga duración no solo son golpeados por la propia inflación, sino por la creciente incertidumbre respecto a la inflación, lo que los vuelve menos atractivos.

Unificar todo

El mayor problema al que se enfrentan los inversores es crear una cartera que sea capaz de lidiar con la inflación, pero no pierda mucho si la Fed sorprende a todo el mundo y aumenta los tipos de interés para combatir la inflación. El cambio de enfoque de la Fed hace que esto sea menos probable que en el pasado, pero sigue siendo totalmente plausible, y afectaría a casi cualquier apuesta a favor de que la inflación volverá.

Foto: Foto: Reuters.

Andrew Parker, de Horizon Kinetics, desarrolló un fondo cotizado en bolsa que intenta evitar este problema comprando valores con exposición a lo que él llama ingresos ‘extendidos’. Estos incluyen a los propietarios de ‘royalties’, así como mercados financieros que se deberían beneficiar de una volatilidad de mercado inducida por la inflación.

Argumenta que, en circunstancias normales, les iría bien y, si hay inflación, deberían obtener mejores rendimientos, incluso si aparece la estanflación. Pero es nuevo y no está comprobado, e incluso si funciona, es un compromiso: es probable que los rendimientos de estos valores sean menos emocionantes que el resto del mercado en periodos normales, y menos ventajosos que apuestas totales respecto a la inflación si esta aparece. Es inevitable que haya cierto tipo de compromiso, porque no hay una cartera perfecta que obtenga grandes rendimientos tanto si aparece la inflación como si no.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

La pregunta más importante en inversión este año es si la inflación galopante actual es temporal, como cree la Reserva Federal, o marca un giro histórico. La semana pasada, argumenté que nos encontramos en la cúspide de un gran cambio y la inflación a largo plazo es ahora más probable. ¿Cuál es la mejor forma de proteger una cartera frente a las pérdidas que suelen generar unos precios crecientes?

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