Los negocios de Rodrigo Rato que aún preocupan en la City y en el Ibex

El gran juicio mediático del año, el que tiene que dilucidar el origen de la fortuna personal de Rodrigo Rato, tiene inquieto al establishment español, tanto el político, por el riesgo de cárcel del que fuera vicepresidente del Gobierno con José María Aznar, como el empresarial, ya que el ex director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) estuvo a sueldo de algunas de las grandes compañías del Ibex 35. La proximidad de los interrogatorios de los imputados preocupa incluso en la City londinense, que en su día ayudó, a petición de los prohombres de España, al gurú económico del Partido Popular a solucionar algunos problemas financieros personales de la familia.

Según documentos a los que ha tenido acceso El Confidencial, la operación consistió en la concesión de un crédito a Muinmo, una empresa a través de la que los Rato eran propietarios de nueve licencias de radio (Rueda de Emisoras) en Madrid y las Islas Baleares. Ante la imposibilidad de pagar una deuda con varios bancos y cajas españoles, como BBVA, Bancaja, Ibercaja y Cajalón (las dos últimas, aragonesas), la mano derecha de Aznar —que había ganado sus segundas elecciones con mayoría absoluta— pidió ayuda de César Alierta, en esos momentos presidente de Telefónica.

El recientemente fallecido empresario aragonés intermedió con HSBC para que el banco inglés saliera al rescate de la familia, según un correo enviado por Martin Holcombe a varios de los responsables del equipo de crédito y de la oficina de Madrid de la entidad británica. Holcombe, que por aquel entonces era director general de Financiación y Riesgos, avisó en dicho e-mail que la concesión de ese crédito a los Rato no encajaba en sus parámetros.

"Deberías de ser consciente que este no es el tipo de negocios a los que el área de banca de inversión desea comprometerse", dijo Holcombe, que hoy es el máximo responsable de la División de Crédito de HSBC a nivel mundial, a Jaime Alabart, el jefe de la oficina de la entidad londinense en Madrid. Especialmente porque no tenía ninguna seguridad de que la empresa radiofónica de los Rato generase suficiente caja para devolver el préstamo de 1,88 millones de euros, ni de que la familia contara con una segunda fuente de recursos para pagar la deuda. La parte positiva era que la familia tenía previsto hacer una fusión entre empresas propietarias de esas emisoras que le ahorraría pagar impuestos en los próximos años.

Holcombe, que hoy manda, y mucho, en Londres, tenía tal preocupación que llegó a pedir a Alabart que, en el caso de que los Rato no cumpliesen con sus obligaciones, el banco podría ir contra otro miembro del Gobierno de España para garantizarse el cobro. "Sería mejor mantenernos alejados de esta operación", subraya, tras pedirle al ejecutivo español que comprobase el patrimonio personal de los Rato, sobre todo al indicar que el préstamo que le pedían era demasiado grande para una empresa de ese tamaño.

Sin embargo, pese a todas estas reticencias, Holcombe accedió a proporcionar el dinero porque se lo había pedido Alierta. Telefónica era entonces uno de los principales clientes de HSBC. De hecho, en la documentación se indica que el banco había sido coordinador global de la salida a bolsa de la filial de móviles, operación por la que había ingresado 1,5 millones de euros. Un tercio de esa cantidad estaba pendiente de pago en ese momento. "Hay que hacerles saber que esta operación es una excepción y esperemos que no nos vuelvan a pedir otra línea de financiación", se indica.

En la documentación, también se destaca que los hermanos del vicepresidente también ocupaban cargos en el consejo de Ibercaja y en la Fundación Endesa, para poner de manifiesto la honorabilidad de la familia. Una virtud de la que se habla en varias ocasiones porque era, al parecer, una de las mejores garantías. La otra era el propio Alierta, quien además de poder ofrecer más negocio para HSBC, aparece como uno de los potenciales compradores —la corporación era dueña de Onda Cero— de las emisoras de los Rato, en caso de tener que echarles una nueva mano. Finalmente, fueron adquiridas por Radio María.

Alabart —que había sido empleado de Alierta en Beta Capital, el bróker fundado por el empresario maño— fue despedido por HSBC en una reestructuración ordenada desde Londres tras el escándalo Gescatera. Jaime Golobart, el que era jefe de Alabart y que tuvo que ir al Congreso y al juzgado a dar explicaciones por el fraude de la agencia de valores, también fue laminado a finales de 2002. Los problemas financieros de los Rato tampoco se terminaron, pese a la ayuda de HSBC.

Alabart acabó como director financiero de una filial de Telefónica, y Rato, al abandonar anticipadamente la dirección gerente del FMI, fichó como asesor de la operadora y de otras grandes empresas del Ibex, como Criteria Caixa o Banco Santander. Esto último ha hecho que el juicio a Rato salpique de lleno a un exdirectivo de Telefónica.

La compañía vio cómo la pieza en la que se le implicaba directamente quedó sobreseída en 2017, pero aun así ha tenido que avalar con seis millones de euros —en calidad de responsable subsidiaria— a Ramiro Sánchez de Lerín, por entonces secretario del consejo de administración, que declarará próximamente en calidad de imputado. El problema de la relación contractual con Rato es que se estableció a través de una sociedad patrimonial, Kradonara, y esto, según la UCO, ayudó presuntamente al exvicepresidente a cometer un delito fiscal contra la Hacienda pública de 162.000 euros y 160.311,27 euros.

Por mucho tiempo que haya pasado de aquellas operaciones, HSBC sigue de reojo el juicio contra el exvicepresidente del Gobierno, al igual que Telefónica, que hace unas semanas despidió con grandes honores a Alierta y este año celebra su centenario.