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La letra pequeña del finiquito de Isla y de la no jubilación de Fainé
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La letra pequeña del finiquito de Isla y de la no jubilación de Fainé

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. 'Ibex Insider' ofrece pistas para entender a sus protagonistas

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El finiquito de Pablo Isla tiene más miga de la aparente. Más allá de los 23 millones de euros que se embolsará por dejar la presidencia de Inditex tras casi dos décadas, tal como se detalla en el informe anual de retribuciones presentado la semana pasada, acompañando a los resultados de 2021, la letra pequeña aporta algo más de luz sobre la cronología de su relevo en favor de Marta Ortega, hija de Amancio Ortega, algo tan previsible como inesperado, y de Óscar García Maceiras. Y queda claro que primero se tomó la decisión, anunciada a finales de noviembre, y que luego se negociaron las condiciones, propuestas en el consejo de diciembre y firmadas en marzo.

La más llamativa es la modificación de la cláusula de no competencia. Su ampliación, pendiente de aprobación por la junta general de accionistas (un trámite legal, ya que Ortega controla el 59% del capital), hace que la liquidación final por este concepto ascienda a casi 20 millones, a lo que se suma una anualidad de salario fijo (3,25 millones) por fin de la relación contractual. Al margen, Isla se embolsa 12,4 millones en concepto de retribución por el ejercicio 2021, que incluye variables de planes a corto (2020-22 vinculado a la crisis) y a largo plazo (tanto el vigente 2019-2023, como el recién aprobado 2021-2025) a que estaba vinculado su mandato como primer ejecutivo.

En el caso de la 'novación' del contrato, que Isla aceptó el pasado 15 de marzo, tal como consta en la documentación oficial, el refuerzo del pacto de no competencia poscontractual ha excedido los importes máximos vigentes recogidos en la 'Política de remuneraciones de los consejeros'. Esta situación tendrá que ser ratificada en la próxima junta general de accionistas, ya que implica cambios respecto a la aprobada en la anterior cita de julio de 2021 para los ejercicios de 2021, 2022 y 2023, solo cuatro meses antes de que se anunciara el relevo en favor de la dupla Ortega-García Maceiras. La cronología hace pensar que ha habido un cambio de tiempos sobre el guion previsto.

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En este tiempo, sin tener firmado su finiquito, Isla ha movido ficha fuera de Inditex. Sabiendo que no se va a retirar, como él mismo ha dicho, y al margen de las conjeturas a las que da pie su presencia en el consejo de Nestlé, el abogado del Estado (1964) ha sido protagonista colateral en el último movimiento del universo La Caixa. La renovación de cuatro patronos de la fundación bancaria, a través de la cual se controlan Criteria y, por extensión, CaixaBank, era obligada para unos por acabar su mandato, caso de Salvador Alemany, 'alma mater' de la vieja Abertis, una salida con “carga emocional”, o por necesidad en el caso de César Alierta, expresidente de Telefónica.

Isla estrena condición de patrono junto a José María Álvarez-Pallete, Isabel Gabarró y Joaquim Gay de Montellá. La renovación tuvo lugar en la reunión del patronato celebrada a finales de febrero, tres meses antes de que expiraran los mandatos afectados, algo previsto en los estatutos (año natural), pero que lejos de ser fortuito esconde algunas claves. Más allá de las salidas (Alierta, Alemany, Javier Solana y Antoni Fito) y las entradas, lo más relevante fue la renovación por otros cuatro años de Isidre Fainé (1942) como presidente, antes de cumplir 80 años el próximo 10 de julio, encadenando así su segundo periodo de cuatro años, tras la renovación de mayo de 2018.

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Esta continuidad al frente de la Fundación Bancaria la Caixa tiene serias implicaciones en el corto y medio plazo. La más inmediata tiene que ver con las incertidumbres regulatorias. Como dijimos aquí hace unos días, el Gobierno contempla una modificación de la Ley 26/2013 por la que se reguló el funcionamiento de las cajas de ahorros y las fundaciones bancarias. Aquel cambio, parido por Luis de Guindos como ministro de Economía, fue fruto de las condiciones exigidas por la Unión Europea para rescatar al sistema financiero español. Ahora, casi 10 años después, toca evolucionar su modelo de gobernanza para asemejarlo, por necesidad, al de compañías cotizadas.

El problema más notorio afecta a Unicaja Banco y a su fundación, propietaria de un 30% de la entidad, donde el expresidente de la caja, Braulio Medel, sigue interfiriendo de manera directa en aspectos clave que afectan a la gestión, en este caso a las condiciones de la fusión con Liberbank. Otro menos visible tiene que ver con La Caixa y la jubilación de Fainé, sin fecha escrita ni limitación temporal según los estatutos, como pasa también con otros patronos (Godó, Estapé, López Burniol, Ortega…), que podría resolverse con la fijación de una edad límite (80 años) para ser elegido presidente, lo es desde 2014, o de un máximo de años para formar parte del patronato.

Sea cual fuere el documento final que llegue al Congreso, en caso de ocurrir, los simples borradores del equipo de la ministra Nadia Calviño han agilizado la agenda de la Fundación Bancaria la Caixa, que no tenía obligación de mover ficha hasta finales de mayo. Estos cambios no son baladí, basta recordar que fue un cambio en la Ley Financiera de 2002 (para profesionalizar las cajas), con Rodrigo Rato como ministro de Economía, la que acabó con la figura de Josep Vilarasau como presidente de La Caixa, al superar por uno el límite de 70 años fijado por ley, que luego transfirió la Generalitat mediante una ley de acompañamiento (también afectó al ‘presi’ de Caixa Catalunya).

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En este contexto, una vez garantizado su futuro al frente del ecosistema Caixa, el veterano Fainé ha querido tener cerca a Isla. El movimiento puede interpretarse en el horizonte a medio plazo del banquero catalán. No hay fecha marcada en el calendario, pero habrá baile de puestos más pronto que tarde, al margen de los imprevistos que traiga el futuro. Algunos de las piezas que necesitarían recambio afectan a lugartenientes como Antonio Vila, director general de la Fundación, con 73 años a sus espaldas, y Marcelino Arementer, ex director general del banco y ahora consejero delegado del brazo inversor Criteria, instalado ya en Madrid para enfilar sus últimos servicios.

La quiniela de nombres recurrentes para llevar el timón de Criteria (Ángel Simón y Francisco Reynés) se ha abierto ahora para el futuro de la fundación. Además de José Ignacio Goirgolzarri, que ya está en nómina, pero no es patrono, la figura de Isla reúne características del gusto de Fainé: tiene base bancaria, pudo ser consejero delegado del Banco Popular; hizo mili a la sombra de Alierta en Tabacalera/Altadis, y cosechó gloria internacional como estrella de Inditex. Poco más hay en suelo patrio, salvo la plataforma de La Caixa, con palanca corporativa (Criteria) y política (Obra Social), que colme el incentivo ‘espiritual’ de quien ya ha hecho de todo y tiene de todo.

El finiquito de Pablo Isla tiene más miga de la aparente. Más allá de los 23 millones de euros que se embolsará por dejar la presidencia de Inditex tras casi dos décadas, tal como se detalla en el informe anual de retribuciones presentado la semana pasada, acompañando a los resultados de 2021, la letra pequeña aporta algo más de luz sobre la cronología de su relevo en favor de Marta Ortega, hija de Amancio Ortega, algo tan previsible como inesperado, y de Óscar García Maceiras. Y queda claro que primero se tomó la decisión, anunciada a finales de noviembre, y que luego se negociaron las condiciones, propuestas en el consejo de diciembre y firmadas en marzo.

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