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El despacho de Echarri y todo lo que MásMóvil ofreció por Vodafone
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El despacho de Echarri y todo lo que MásMóvil ofreció por Vodafone

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. 'Ibex Insider' ofrece pistas para entender a sus protagonistas

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En la planta noble del nuevo edificio corporativo de MásMóvil, al que se mudó después de la pandemia, el despacho de Josep Maria Echarri ocupa un espacio simbólico. No es el más grande (esa distinción corresponde a Meinard Spenger, el consejero delegado y cofundador), pero tiene un lugar clave. Su cubil está flanqueado a un lado por el primer ejecutivo y al otro por el presidente, con un ‘pool’ de secretariado por delante. Si uno mira de frente, está en el centro de la zona donde se toman las grandes decisiones. Ha tenido galones como vicepresidente y consejero, pero en realidad era el arquitecto financiero del monstruo de 5.000 millones que la semana pasada acordó su fusión (venta diferida) con el gigante francés (semipúblico) Orange. Y todo en solo 15 años.

Dicho esto, hoy la historia podría haber sido otra pero con protagonistas muy parecidos. Hace menos de dos años, en mayo de 2020, los fondos de capital riesgo KKR, Cinven y Providence excluyeron de bolsa a MásMóvil por 3.000 millones para llevar a cabo otra jugada. La dupla Meini y Echarri estaba encelada con la idea de comprar el negocio de Vodafone en España desde hacía tiempo. Era una operación de campanillas, las negociaciones arrancaron con 5.000 millones encima de la mesa, pero subieron hasta los 7.500, de tal manera que el nivel de apalancamiento necesario habría tumbado su cotización. Para dar ese salto, mejor hacerlo en privado y con grandes socios financieros, pero no era la única opción presente. La otra era vender y el candidato era Orange.

No en vano, ya en la operación de venta a KKR, Cinven y Providence se incluyó una cláusula por la que el núcleo duro accionarial de MásMóvil se comprometía a vender su 30% a un tercero si ofrecía 26,5 euros por acción, en lugar de los 22,5 acordados con los tres fondos. Era una puerta de salida por si Orange se descolgaba pagando ese precio, más ajustado al valor que reclamaban algunos accionistas como la familia Domínguez (Mayoral), propietaria de un 8% de la operadora. Pero en esos momentos, tanto Vodafone como Orange estaban enfrascados en los preámbulos de una posible aventura aún más compleja, una operación entre ambos a nivel europeo, por lo que esa oportunidad voló a la espera de que la triangulación se resolviera de otra manera, como así ha ocurrido.

Foto: Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia, en una imagen de febrero. (EFE/Stephanie Lecocq)

Y aunque todo obedezca a un plan parido por Echarri, que luego hace suyo y desarrolla Meini tras la cobertura de Goldman Sachs 'a posteriori', las curvas del camino han sido imprevistas. De hecho, cuando ya estaban fuera de bolsa y enfocados en ir a por Vodafone, se puso a tiro una opción como Euskaltel que no tenían en la mirilla. El peso interno de dos accionistas (vascos) como José Poza y Onchena ajustó el apetito de MásMóvil a un bocado mucho más digerible, de ‘solo’ 2.000 millones, aprovechando la coyuntura vendedora de March, Kutxabank y Zegona. Esta jugada permitía a la teleco consolidar su posición como cuarto operador del mercado y engordar su potencial valor en caso de que la opción de Orange siguiera viva, como así ha ocurrido un año después.

A medida que MásMóvil iba creciendo en el mercado doméstico y Vodafone consumaba su descenso, las triangulaciones posibles eran menores. Teniendo en cuenta que la dominante Telefónica estaría fuera de cualquier ecuación, todo quedaba reducido a un ‘ménage à trois’ con Orange donde estaba por decidir el orden. Y sabiendo que el francés BNP Paribas ha sido el pulmón financiero que ha acompañado a Meini y Echarri durante su viaje bursátil, la apuesta por una solución intermediada desde París era más que previsible para algunos ‘insiders’, al margen de las estrechas relaciones que ambas compañías mantenían ya desde hace años compartiendo infraestructura de redes (una como propietaria y otra como inquilina a cambio de 300 millones al año).

A falta de cuál sea el desenlace de esta ‘joint venture’ entre MásMóvil y Orange en unos años, lo cierto es que el triunvirato formado por Echarri (Inveready), Poza y Onchena ha demostrado cómo su visión sobre el proceso de consolidación en el sector de las telecomunicaciones ha tenido recompensa millonaria. De hecho, su apuesta por seguir en el barco hace solo dos años, tras la llegada de los grandes fondos, ha tenido premio. Multiplicarán por más de 1,6 veces el dinero que metieron al precio de la opa de exclusión. No todos lo vieron tan claro entonces. Emprender algo nuevo tan exitoso será complicado, pero seguro que este grupo de inversores coincidirá (ya lo hacen) en otros futuros proyectos. Sigan la pista de su dinero, suele llevar a buenos puertos.

En la planta noble del nuevo edificio corporativo de MásMóvil, al que se mudó después de la pandemia, el despacho de Josep Maria Echarri ocupa un espacio simbólico. No es el más grande (esa distinción corresponde a Meinard Spenger, el consejero delegado y cofundador), pero tiene un lugar clave. Su cubil está flanqueado a un lado por el primer ejecutivo y al otro por el presidente, con un ‘pool’ de secretariado por delante. Si uno mira de frente, está en el centro de la zona donde se toman las grandes decisiones. Ha tenido galones como vicepresidente y consejero, pero en realidad era el arquitecto financiero del monstruo de 5.000 millones que la semana pasada acordó su fusión (venta diferida) con el gigante francés (semipúblico) Orange. Y todo en solo 15 años.

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