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España, en manos de la coyuntura: otra oportunidad perdida en los Presupuestos
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Presupuestos de 2022

España, en manos de la coyuntura: otra oportunidad perdida en los Presupuestos

El plan presupuestario para 2022 deja una vez más la corrección de los desequilibrios fiscales de España al viento a favor de la coyuntura económica

Foto: Foto: EC.
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La avalancha de dinero procedente de Europa ha permitido al Gobierno presentar este miércoles unos Presupuestos de récord. Un hito del que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no ha dudado en sacar pecho. Los presupuestos denominados de la "recuperación justa" representan toda una enumeración de grandes cifras de gasto e inversión llamadas a apuntalar la salida de España desde el agujero ocasionado por la pandemia.

Con el respaldo de un crecimiento sólido del 7%, según las estimaciones del Ejecutivo—, que ayudará a impulsar el empleo y la recaudación fiscal (que está llamada a crecer un 8,1%, hasta los 232.352 millones) y unos gastos financieros que continúan reduciéndose a pesar del fuerte incremento de la deuda, el Gobierno se permite perfilar un notable incremento del denominado gasto social al mismo tiempo que asegura una notable reducción del déficit, hasta situarlo en el 5%, menos de la mitad que al cierre de 2020.

Como suele ser habitual en un ejercicio de este tipo, los números planteados por el equipo de Montero admiten ciertas reservas, sobre todo al estar basados en unas previsiones de crecimiento (tanto para este año como para el próximo) que superan de forma ostensible las previsiones de la mayor parte de los organismos internacionales, como el FMI, y contemplar un comportamiento récord de la recaudación sin ningún cambio de calado en las normas fiscales que coadyuve a ello.

Una vez más, el Gobierno asume postulados muy optimistas en su cuadro macroeconómico

También puede discutirse la pertinencia y eficacia de varias de las medidas planteadas, como algunos de los bonos destinados a colectivos jóvenes, ya sea para el fomento de la cultura o del alquiler, cuyas configuraciones generan ciertos recelos entre los economistas.

En cualquier caso, puede entenderse que la coyuntura actual requiere aún planteamientos fiscales relativamente expansivos. Y que Europa haya dejado en suspenso un año más sus reglas fiscales es una clara muestra de que en Bruselas predomina actualmente una visión similar.

El problema puede leerse, sin embargo, en el hecho de que el Gobierno base aún cualquier posibilidad de reequilibrio de sus cuentas a una coyuntura económica favorable, mientras se apuntala un gasto que tiene mucho más de estructural. Esto resulta inquietante en un momento en que las incertidumbres se siguen amontonando sobre la evolución económica e incluso el inestimable respaldo de la política monetaria podría verse obstaculizado, con su consiguiente impacto en los costes de financiación del Estado.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)

Pero incluso aunque se asuman como buenas las optimistas proyecciones presentadas por el Gobierno, esto no supondría el final del problema, pues España iniciaría 2023 con una inercia económica presumiblemente menos positiva y unas cuentas públicas aún muy alejadas del equilibrio, en las que las principales partidas de gasto, con las pensiones o los salarios públicos al frente, ofrecerán poco margen para el ajuste. Sin cambios esenciales en los mecanismos de ingresos, al país le esperaría un difícil desafío para amoldarse a una hipotética reactivación de las normas fiscales europeas.

Hasta la fecha, sin embargo, los cambios planteados por el Ejecutivo en ese frente se han revelado modestos (cuando no contraproducentes) y cualquier transformación efectiva parece quedarse a expensas de las recomendaciones fiscales que se espera que presente el próximo mes de febrero el grupo de expertos designado por el Ejecutivo a tal efecto.

Del mismo modo, el Gobierno puede agarrarse a los posibles efectos a largo plazo que puedan tener, en términos de aumento del crecimiento potencial, las inversiones contempladas en los próximos ejercicios a partir de los fondos aportados por Europa. Y que, junto a las reformas que requieren (sin ellas, podría suspenderse el trasvase de dichos fondos), deberían facilitar "el impulso de un proceso de cambio estructural de la economía", que pregona el Ejecutivo en el proyecto de los Presupuestos.

Parece osado fiar a las inversiones del plan de recuperación la corrección del déficit

Pero si tanto una reforma fiscal de entidad como las millonarias inversiones proyectadas en el plan de recuperación financiado por Bruselas pueden verse como herramientas poderosas para contribuir a una mejora del balance público español parece demasiado osado depositar en ellas, a estas alturas, el grueso de la corrección del déficit que viene arrastrando de manera crónica la economía española, y que varias de las medidas de gasto asumidas por el Gobierno de Pedro Sánchez (especialmente las relativas a la reindexación de las pensiones al IPC) amenazan con agravar.

Como señalaba recientemente el director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, Raymond Torres, en un artículo publicado en la propia web de la fundación, la situación actual requiere de ímprobos esfuerzos en cuestiones relativas a la transición energética y en la adaptación del mercado laboral a las transformaciones en marcha. "Pero la situación económica también aboga por unos Presupuestos Generales del Estado que se acerquen al equilibrio en materia de transferencias y gasto corriente de las administraciones", indica.

Antes o después la coyuntura económica favorable pasará. Y para entonces sería pertinente que el país contara ya con una estrategia creíble de sostenibilidad de sus cuentas públicas, que son una condición 'sine qua non' para cualquier transformación efectiva de la economía nacional. Los Presupuestos para 2022 son en este sentido, una oportunidad perdida, por muchos récords que los adornen.

La avalancha de dinero procedente de Europa ha permitido al Gobierno presentar este miércoles unos Presupuestos de récord. Un hito del que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no ha dudado en sacar pecho. Los presupuestos denominados de la "recuperación justa" representan toda una enumeración de grandes cifras de gasto e inversión llamadas a apuntalar la salida de España desde el agujero ocasionado por la pandemia.

Previsión de crecimiento
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