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La semana trágica que 'mató' el 2022 del Ibex 35
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Impacto de los peores días del año

La semana trágica que 'mató' el 2022 del Ibex 35

Las pérdidas acumuladas en los primeros días de marzo, al calor de las tensiones en Ucrania, han sido suficientes para condenar a los números rojos al índice español en el año

Foto: Paneles de cotización del Ibex 35 durante la sesión del 4 de marzo de 2022 en el Palacio de la Bolsa de Madrid. (EFE/Vega Alonso)
Paneles de cotización del Ibex 35 durante la sesión del 4 de marzo de 2022 en el Palacio de la Bolsa de Madrid. (EFE/Vega Alonso)
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En un año marcado por las turbulencias económicas, la bolsa española ha puesto el punto final al ejercicio con un sabor agridulce. Después de un largo periodo persistentemente a la zaga de los principales índices internacionales, en 2022 el Ibex ha mostrado una capacidad de resistencia superior a la media, con unas pérdidas ligeramente superiores al 5% que quedan claramente por debajo de las experimentadas por el Dax alemán, el Cac 40 francés o el S&P 500 de EEUU. Pero, a la postre, los números rojos han acabado imponiéndose (incluso si se tienen en cuenta los dividendos pagados a lo largo del año), cortando así la recuperación emprendida el año anterior.

No resulta difícil trazar los grandes rasgos que han caracterizado el tropiezo del Ibex en un 2022 que ha estado totalmente condicionado por las turbulencias derivadas de la guerra de Ucrania y la consecuente crisis energética e inflacionaria, que ha afectado con mayor o menor intensidad a la práctica totalidad de la economía mundial.

Pero lo cierto es que, a pesar de que los episodios de tensión han sido una constante en los mercados a lo largo de todo el año, puede decirse que el saldo negativo del Ibex en 2022 es consecuencia de una única semana. Los días que marcaron el paso de febrero a marzo representaron un baño de realidad para los mercados financieros europeos, que hasta entonces habían digerido los primeros compases de la invasión rusa de Ucrania con una sorprendente sangre fría.

Foto: Parqué de la Bolsa de Madrid. (EFE/Ana Bornay)

Al término de la semana anterior, el Ibex apenas acumulaba caídas en el entorno del 2,6% desde el inicio del año. Pero en el espacio de las cinco jornadas siguientes, el índice español experimentó un derrumbe del 9%, en lo que supuso su peor semana desde marzo de 2020, cuando el azote del coronavirus en Occidente provocó el hundimiento de los mercados mundiales.

Frente a la confianza inicial en que el conflicto de Ucrania no pasaría de unas pocas escaramuzas de corto alcance, la evolución de los hechos empezaba ya a mostrar que aquella iba a ser una guerra de consecuencias profundas a corto, medio y largo plazo para la economía y el orden mundial. Las sanciones contra Rusia aprobadas por Occidente el fin de semana anterior pusieron ante los ojos de los inversores la idea de que el mundo se enfrentaba a una ruptura radical como no se había concebido en décadas y que incluía la amenaza de un enfrentamiento nuclear que esos días se hizo perceptible a través de las batallas en torno a la central ucraniana de Zaporiyia.

La escalada de los precios del petróleo o el varapalo sufrido por algunas de las empresas más expuestas a la economía rusa —esa semana Inditex restó hasta un 16%— no eran otra cosa que la evidencia de que los inversores se apresuraban a rehacer sus cálculos sobre el conflicto.

Foto: Foto: EC Diseño.
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Esa semana, el Ibex sufrió tres de sus cuatro peores jornadas de 2022. El martes 1 de marzo, cedió un 3,43%; el jueves 3 de marzo, un 3,72%, en la que, a la postre, acabó resultando la peor sesión del año; y un día después, el viernes 4, los recortes alcanzaron el 3,63%. Al cierre de esa sesión, el índice selectivo de la bolsa española se ubicaba en los 7.720,9 puntos, 765 puntos por debajo que el viernes previo. Es decir, en una semana perdió un 58% más de puntos que en el conjunto del año. De hecho, si solo se consideraran los dos peores días de esa semana, el jueves y el viernes, las pérdidas acumuladas ya superan las de todo 2022.

Pero, las jornadas de dificultades para el Ibex en el año no quedaron limitadas a esa única semana. De hecho, la segunda peor sesión del año tuvo lugar más de tres meses después, el 10 de junio. Ese día, la publicación en Estados Unidos de un dato de inflación que superó con creces las estimaciones provocó una reacción de pánico en las bolsas europeas, que ya se mostraban afectadas desde que el día anterior el BCE anticipó que al mes siguiente elevaría los tipos de interés en la eurozona por primera vez en más de una década. La preocupación porque los bancos centrales se vieran forzados a ejecutar una política de subidas de tipos muy agresiva para contener la inflación exacerbaba el nerviosismo de los inversores.

En esas circunstancias, el Ibex sufrió un retroceso del 3,68%, lo que supuso perder en un día 360 puntos (un 74,4% de los perdidos en todo 2022). Paradójicamente, fueron los bancos —en principio, los más favorecidos por las subidas de tipos— los que encabezaron aquel descalabro, con BBVA restando más de un 9% y CaixaBank y Santander encajando caídas por encima del 7%, lo que mostraba que los miedos sobre una posible recesión comenzaban a aflorar entre los inversores.

Foto: Imagen de un operador de mercado, frente a unas pantallas de cotización en el interior de la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendan McDermid)

Y también hubo lugar para tensiones en las bolsas antes del inicio de la guerra de Ucrania. El 24 de enero el Ibex firmó la que, finalmente, ha acabado siendo la quinta peor sesión del año. Ese día el índice cayó un 3,14%, arrastrado por la situación de tensión que ya empezaba a dibujarse en torno a Rusia y la especulación con que la Fed estadounidense se vería forzada a una política monetaria más agresiva, ante la persistencia de la inflación y el progresivo encarecimiento de la energía. Señales prematuras de unos miedos que han acabado condicionando el ejercicio en su conjunto.

La relevancia de determinados días puntuales en la evolución de los índices es un fenómeno comúnmente destacado por los expertos para hacer notar las dificultades a las que se enfrentan los inversores que tratan de salirse y subirse al mercado en función de las condiciones del mismo. Obviamente, haber acertado quedándose fuera del mercado en esa semana fatídica habría conseguido convertir un año de caídas en uno de rendimientos positivos.

Pero anticiparse a esas caídas no habría resultado nada obvio, como tampoco lo habría sido, para quienes se hubieran salido entonces, confiar en el fuerte repunte que se vino en las semanas siguientes y que hizo que antes de final de mes el Ibex ya cotizara por encima de los niveles a los que había cerrado febrero.

En un año marcado por las turbulencias económicas, la bolsa española ha puesto el punto final al ejercicio con un sabor agridulce. Después de un largo periodo persistentemente a la zaga de los principales índices internacionales, en 2022 el Ibex ha mostrado una capacidad de resistencia superior a la media, con unas pérdidas ligeramente superiores al 5% que quedan claramente por debajo de las experimentadas por el Dax alemán, el Cac 40 francés o el S&P 500 de EEUU. Pero, a la postre, los números rojos han acabado imponiéndose (incluso si se tienen en cuenta los dividendos pagados a lo largo del año), cortando así la recuperación emprendida el año anterior.

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