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Crisis de Ucrania: un impacto de corto y largo alcance para los mercados
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Crisis de Ucrania: un impacto de corto y largo alcance para los mercados

Aunque las tensiones geopolíticas no suelen dejar una huella profunda en los mercados, la crisis ucraniana encierra factores que parecen amplificar sus posibles consecuencias

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En cuanto las tensiones geopolíticas se extienden por los mercados financieros, es frecuente que los analistas tiren del pasado para tratar de contener los temores. Este tipo de eventos, se explica, son, en cierto modo, una constante en la historia y sus implicaciones para las carteras de inversión han tendido a ser de escasa relevancia.

Los números, en este sentido, son rotundos: las caídas achacables a todos los conflictos geopolíticos sucedidos desde la Segunda Guerra Mundial apenas se han extendido unos 19 días, con un recorte medio inferior al 5%. Y, más importante aún, la recuperación de esas caídas no suele demorarse más de un mes y medio.

Estas estadísticas parecieran indicar que los inversores no tienen mucho que temer del actual conflicto alrededor de Ucrania. Y, sin embargo, la sensación de que una invasión por parte de Rusia puede resultar inminente ha provocado este lunes una evidente angustia en los mercados, con fuerte descalabro de las bolsas mundiales, aceleración de la escalada de los precios de la energía y llamativo incremento de las primas de riesgo, mientras se busca refugio en la deuda considerada más segura (como el ‘bund’ alemán), en divisas como el franco suizo y, por supuesto, en el oro, que ronda sus niveles más elevados en los últimos 10 meses.

En la historia, el impacto de las crisis geopolíticas en el mercado ha sido limitado

Es posible que en esta ocasión, como en tantas anteriores, el nerviosismo inversor acabe resultando pasajero y la evolución de los acontecimientos —sean los que sean— acabe dejando una huella poco significativa en los mercados. Pero tampoco puede obviarse que incluso las estadísticas en las que se apoyan los que esperan que la crisis ucraniana no haga descarrilar los mercados señalan que el impacto geopolítico de unas tensiones u otras puede ser muy dispar. Difícilmente pueden compararse las turbulencias ocasionadas por el asesinato del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy, en noviembre de 1963, o el intento de asesinato en marzo de 1981 de Ronald Reagan (conmociones que apenas duraron unos pocos días en los parqués) con los efectos de la invasión de Kuwait por parte de Irak en 1991 (71 días de caída que provocaron un retroceso del S&P 500 del 16,9% que no se revirtió hasta 189 días después) o el ataque japonés a Pearl Harbor 50 años antes, que provocó pérdidas cercanas al 20% que no se borraron hasta casi un año después.

Lo que vienen a demostrar estas cifras es que, más allá de consideraciones genéricas, la importancia de las tensiones geopolíticas en los mercados depende de sus particularidades y sus contextos. Y en torno a la crisis ucraniana se esconden factores suficientemente relevantes para mantener en tensión a los inversores.

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El más obvio es el relativo a su impacto en los precios de la energía, dado que Rusia es un proveedor esencial para la Unión Europea, al suministrar alrededor del 40% de sus productos derivados del petróleo y el carbón, y una quinta parte de su gas natural. Con el riesgo de que ese canal se pueda ver seriamente alterado y sin un productor alternativo con capacidad para compensar esa producción, el peligro de alzas adicionales en unos precios ya muy tensionados es más que evidente.

Y esto conlleva, 'a priori', un impulso a las presiones inflacionarias, que son vistas hoy como la principal amenaza para la recuperación económica. Desde Capital Economics, ven factible un incremento de los precios del petróleo Brent a niveles de hasta 120 dólares el barril, que podrían impulsar las tasas medias de inflación en la eurozona al menos un 1,5% adicional. Y parece aún más realista pensar que ese impulso supere el 2%, sobre todo si se tiene en cuenta que sectores como el agroalimentario (cereales de Ucrania y fertilizantes rusos) o el de automoción (muy dependiente del paladio ruso) están también ampliamente expuestos a un encarecimiento de sus exportaciones.

Ucrania puede dar un impulso a la inflación, principal amenaza para el mercado

Cómo lidiaría el BCE con este impacto es una incógnita, pero es obvio que no contribuiría a aliviar las preocupaciones por la evolución de los precios y el riesgo de un rápido endurecimiento de la política monetaria en la región.

La manera en que el conflicto ucraniano afecte a los precios energéticos es la palanca más directa de cuantas pueden alterar el rumbo de los mercados en el corto plazo. Pero de manera más estructural, en torno al conflicto de Ucrania parece estar jugándose una partida más crucial en torno a un orden internacional que aparece cada vez más seriamente en cuestión. Este domingo, sin ir más lejos, un medio referente como el 'Wall Street Journal' planteaba en su editorial la necesidad de que Estados Unidos reaccione ante el auge de las amenazas exteriores, articuladas principalmente en torno al eje Pekín-Moscú. Se asuma o no el escenario de riesgo planteado por el medio, el simple hecho de que ese tipo de visión se abra paso en las esferas de influencia de Washington habla a las claras de un peligro de descomposición del escenario de relaciones internacionales imperante en las últimas décadas (“El nuevo desorden mundial”, se titula el artículo) que difícilmente saldría gratis a los inversores.

Es cierto que la dificultad de calibrar este último riesgo lo convierte en una de esas amenazas etéreas que los inversores tienden a pasar por alto. Pero a medida que se va plasmando en peligros concretos (como podría ser el de Ucrania), puede conllevar la introducción de una prima de riesgo adicional de importancia para la composición de las carteras de riesgo. Si se suele decir que la incertidumbre es el elemento más indeseado por parte de los inversores, la evolución de las condiciones geopolíticas podría convertirla en un acompañante aún más insistente, dejando una huella más duradera en los mercados.

En cuanto las tensiones geopolíticas se extienden por los mercados financieros, es frecuente que los analistas tiren del pasado para tratar de contener los temores. Este tipo de eventos, se explica, son, en cierto modo, una constante en la historia y sus implicaciones para las carteras de inversión han tendido a ser de escasa relevancia.

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