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De la nada a EEUU en un año: el pelotazo de una pyme española y sus cartuchos 'bio'
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ACUERDO PARA DISTRIBUIR EN AMÉRICA

De la nada a EEUU en un año: el pelotazo de una pyme española y sus cartuchos 'bio'

Una empresa segoviana entra en el mercado más grande del mundo, donde sus cartuchos biodegradables rompen esquemas de multinacionales como Winchester o Remington

Foto: Ecobalas en la fábrica de Bioammo. (EC)
Ecobalas en la fábrica de Bioammo. (EC)

El año de pandemia que los pequeños y medianos empresarios llevan sobre los hombros no tiene parangón. Más de 100.000 negocios han echado el cierre desde que comenzó la crisis sanitaria, siete de cada 10 comercios que contaban con uno o más asalariados. El desastre ha provocado un incremento de la tasa de paro de más del 16%, el peor dato desde 2012, al que no solo contribuyen las sociedades que desaparecen, sino también el aumento de despidos del resto de compañías, que dibuja una nueva estructura de tejido productivo mucho más mermada. Parece un milagro, por lo tanto, que en este contexto económico haya una empresa que camine al margen de todo este embrollo.

La mercantil Bioammo, que nació poco antes de que estallara la crisis del coronavirus, acaba de pegar un pelotazo en Estados Unidos que supone la guinda a su sostenido crecimiento de los últimos meses y, al mismo tiempo, el punto de partida hacia un mundo en el que la demanda supera sustancialmente a una oferta que la fábrica española mantiene en exclusiva bajo siete cerrojos. La pyme acaba de firmar un suculento contrato con Ammo, un productor y distribuidor de munición moderna que cotiza en el Nasdaq y que abre la puerta a la mercantil ibérica de todo el mercado norteamericano, el más importante del mundo en la industria del tiro y militar.

Foto: España es uno de los paraísos de la caza en Europa.

El acuerdo lo cerraron ambas compañías a finales de la pasada semana, justo después de que los cartuchos biodegradables de Bioammo —su producto estrella— se convirtieran en la sensación del evento de tiro más influyente del país, una serie de jornadas al aire libre de Las Vegas (Nevada) impulsadas por Ducks Unlimited, la organización sin ánimo de lucro dedicada a la conservación de humedales y hábitats protegidos asociados a la caza, para recaudar fondos para la conservación de estas zonas. El acontecimiento reunió a 300 tiradores de élite, además de a miles de aficionados al tiro y a centenares de empresarios del sector que durante dos días dispararon únicamente cartuchos 'verdes' españoles.

El golpe de suerte que permitió a la compañía presidida por Enrique López-Pozas, el fundador de Bioammo, acceder al mayor escaparate del mercado del tiro a nivel mundial tuvo lugar apenas una horas antes de que comenzara el evento de Ducks. La multinacional Federal no podía suministrar los cartuchos, como había acordado, y los organizadores necesitaban urgentemente un sustituto. Ahí estuvo avispado el consejero delegado de la pyme española en Estados Unidos, Bill Stenger, quien tranquilizó a los impulsores de las jornadas. El delegado de Bioammo se comprometió a llevar hasta Las Vegas 100.000 cartuchos que superaban las 1,5 toneladas de peso para que los tiradores dispararan hasta la extenuación.

Foto: Un hombre entra a una oficina de empleo, este martes en Madrid. (EFE)

La expectación fue máxima, porque la mayoría de ellos no había apretado nunca el gatillo de armas que escupieran cartuchos biodegradables. ¿Notarían alguna sensación diferente? ¿Tendrían la misma efectividad? ¿Sonarían distinto? Los cientos de expertos allí congregados eran más exigentes que el respetable de Las Ventas y del Santiago Bernabéu juntos, de ahí que Stenger fuera plentamente consciente de que se estaba jugando el futuro de la pyme española a una sola carta. El hombre se volcó para que no faltase munición en ninguno de los puestos durante los dos días que duraba el sarao y el órdago le salió redondo. El vicepresidente de Ducks, Joe Mazon, explican desde Bioammo, alabó la "efectividad" del producto y su bajo impacto medioambiental antes de proponer a Stenger implantar la etiqueta de su prestigiosa organización a la munición que la mercantil extranjera introdujera en el país.

"No hubo ninguna queja, los tiradores dispararon todos los cartuchos y solo recibí buenos comentarios", explica el propio Stenger, quien asegura que los cartuchos iban como anillo al dedo a la zona de humedales, pues son biodegradables y cumplían las exigencias de los especialistas, que demandaban un producto de "máxima calidad". "Montamos un estand para vender cartuchos con 50.000 unidades y se vendieron todas en menos de una hora", añade el delegado de la firma española, quien recuerda que incluso "docenas de directivos de empresas del sector querían hacernos grandes pedidos allí mismo". "Podía haber cerrado la venta de 17 contenedores, unos ocho millones de cartuchos, allí mismo", confirma Stenger. "Nos dijeron que el futuro de la caza en Estados Unidos pasa con total seguridad por nuestra tecnología", añade a El Confidencial López-Pozas aún emocionado por el éxito de entrar en un mercado que, como él mismo dice, está dominado desde hace décadas por multinacionales como Winchester, Remington o la mencionada Federal.

De Santa María la Real a Las Vegas

"Durante todo el evento, los organizadores lanzaron el mensaje de que había que erradicar el plástico de la actividad cinegética y deportiva y admitieron estar impresionados de que una empresa europea compartiera los mismos valores medioambientales y ofreciera un producto de alta calidad balística", subraya el presidente de Bioammo, que no cerró en este episodio su paseo por Estados Unidos. La buena acogida del Ducks provocó que la mercantil española cerrara finalmente el acuerdo que llevaba meses negociando con Ammo, la compañía estadounidense de nombre similar a la ibérica a través de la que Bioammo canalizará todos esos pedidos que no pudieron ser tramitados en el evento de tiro de Las Vegas y otros muchos que ya están llegando al ya socio norteamericano, que inmediatamente comunicó al Nasdaq, donde cotiza, su acuerdo con la fábrica localizada en la pequeña localidad segoviana de Santa María la Real de Nieva, que apenas alcanza el millar de habitantes.

Bioammo será previsiblemente un revulsivo para esta población, pues sus nuevos socios norteamericanos se han comprometido a comprar 40 millones de cartuchos solo para este año y 80 más para el siguiente ejercicio. "En realidad nos han solicitado todo lo que podamos fabricar", admite López-Pozas, que confiesa que su fábrica tendrá que ampliar líneas de producción en los próximos meses para hacer frente al desafío. Asegura que ya está a pleno rendimiento, a "24 por 7", como él dice, pues los americanos "quieren ya para este mes que les mandemos tres millones de cartuchos". "Para finales de año habremos duplicado nuestra plantilla", prevé el presidente de Bioammo, que asegura que este ritmo le obliga a abrir una nueva línea de producción para verano y otra para antes de Navidad, todo un éxito inimaginable para una fábrica que abrió sus puertas a mediados de enero de 2020, apenas dos meses antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma para combatir la pandemia.

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Tras la firma, Ammo comunicó inmediatamente al Nasdaq la consecución del acuerdo con la compañía segoviana y emitió una nota de prensa. "La tecnología patentada por Bioammo ofrece un rendimiento superior al de los cartuchos de escopeta por medio de un diseño biodegradable", anunció el presidente de la norteamericana, Fred Wagenhals, que incluso comunicó que espera introducir los productos tanto en el ámbito civil (relacionado con la caza y el tiro deportivo) como en el militar, donde la compañía española prevé estar en los próximos meses. Biobullet, la marca con la que pretende introducirse en el mercado castrense norteamericano Bioammo, "está muy avanzada", dijo el propio Wagenhals, que observó cómo las acciones de su compañía ascendían un 10% en solo tres días.

El año de pandemia que los pequeños y medianos empresarios llevan sobre los hombros no tiene parangón. Más de 100.000 negocios han echado el cierre desde que comenzó la crisis sanitaria, siete de cada 10 comercios que contaban con uno o más asalariados. El desastre ha provocado un incremento de la tasa de paro de más del 16%, el peor dato desde 2012, al que no solo contribuyen las sociedades que desaparecen, sino también el aumento de despidos del resto de compañías, que dibuja una nueva estructura de tejido productivo mucho más mermada. Parece un milagro, por lo tanto, que en este contexto económico haya una empresa que camine al margen de todo este embrollo.

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