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Más de 100.000 empresas (siete de cada 100) han echado el cierre en el último año
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LA CRISIS SE CEBA CON LAS PEQUEÑAS

Más de 100.000 empresas (siete de cada 100) han echado el cierre en el último año

La sangría de la crisis no cesa. En particular, para las pequeñas empresas. Siete de cada 100 se han visto obligadas a cerrar el año pasado. El tejido empresarial se encoje

Foto: Un hombre entra a una oficina de empleo, este martes en Madrid. (EFE)
Un hombre entra a una oficina de empleo, este martes en Madrid. (EFE)

Detrás de un asalariado siempre hay una empresa, y detrás de una empresa lo que hay en estos momentos es una batalla por la supervivencia. En particular, en aquellos sectores más vulnerables a las restricciones en la movilidad. Algo más de 101.000 empresas, sin embargo, no han podido sobrevivir. Han echado el cierre desde que hace casi un año la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró la pandemia y los Gobiernos comenzaron a limitar el movimiento de las personas.

En concreto, 101.086 empresas con al menos un asalariado han desaparecido del tejido productivo en los últimos 12 meses. Lo singular no es solamente el número, que representa la liquidación de casi siete de cada 100 empresas (el 6,79%) que existían en España antes de la pandemia, sino que este, lejos de crecer, ha seguido cayendo en el último trimestre en coherencia con el aumento de las restricciones debido a la tercera oleada del virus.

Foto: Foto: EFE.

Los datos proceden del registro de empresas de la Seguridad, que muestra que al acabar el año pasado había censadas 1,38 millones de empresas con algún trabajador. Es decir, un nivel idéntico a los 1,38 millones que existían en 2012, lo que da idea de la sima a la que ha descendido la economía española a consecuencia de la crisis del coronavirus. Es más, si se compara con junio de 2018, que marca el máximo del número de empresas de la última década con 1,52 millones de empresas, resulta que España ha perdido 135.411 sociedades que antes daban trabajo a empleados que cotizaban al sistema público de protección social. Es decir, ha cerrado prácticamente una de cada 10 empresas que existían a mediados de 2018.

Lógicamente, y en coherencia con la atomización del tejido productivo, son las empresas más pequeñas las que han sufrido más el zarpazo de la crisis. De las 101.000 empresas que se han visto obligadas a echar el cierre en el total del sistema, no solamente en el régimen general, algo más de la mitad (52.639) tenía un solo trabajador, mientras que otras 25.954 tenían unas plantillas situadas entre dos y cinco trabajadores.

Poder empresarial

A destacar el hecho de que el único segmento en el que se produce un aumento de empresas es, precisamente, el que engloba a las que cuenta con 500 trabajadores o más, lo que refleja quienes son los ganadores y perdedores de esta crisis, que, como han acreditado muchos estudios, ensanchará la desigualdad, no son en términos de renta personal, sino de distribución del poder empresarial. En concreto, hoy hay 66 empresas con más de 500 trabajadores de las que había en febrero de 2020, hasta alcanzar las 2.427, lo que supone un récord histórico.

Esto quiere decir que se está produciendo una reestructuración interna del tejido productivo de indudable calado en favor de las más grandes y en detrimento de las pequeñas. En particular, de las microempresas, cuya capacidad de supervivencia en un mundo globalizado, y en el que las economías de escala son fundamentales, es hoy más difícil.

Foto: Una cafetería cerrada frente a la colina de la Acrópolis en Atenas. (Reuters)

Es también significativo, en este sentido, que el régimen de autónomos esté funcionando mejor que el estrictamente empresarial, lo que puede deberse a que la red de protección social diseñada por las distintas administraciones en los últimos meses ha sido más útil y eficiente en el caso de los trabajadores por cuenta propia. En concreto, mientras que, como se ha dicho, siete de cada 100 empresas han echado el cierre, en el caso de los autónomos su número ha crecido en 5.621 en enero de 2020 en términos anuales.

101.086 empresas con al menos un asalariado han desaparecido del tejido productivo en los últimos 12 meses

Esto puede deberse en parte a un proceso que es habitual durante las crisis: asalariados que han perdido su empleo y que se convierten en autónomos para seguir trabajando, o, incluso, empresas que dejan de cotizar por ellos y los convierten en trabajadores por cuenta propia en fraude de ley. Pero también por la protección específica diseñada por el Gobierno para el sector, que los cubre durante la vigencia del real decreto-ley correspondiente. Esto explica que hoy haya 3,25 millones de autónomos en alta en la Seguridad Social. En total, 383.848 trabajadores por cuenta propia cobran la prestación extraordinaria. Las empresas, por el contrario, no cuentan con ayudas directas.

Detrás de un asalariado siempre hay una empresa, y detrás de una empresa lo que hay en estos momentos es una batalla por la supervivencia. En particular, en aquellos sectores más vulnerables a las restricciones en la movilidad. Algo más de 101.000 empresas, sin embargo, no han podido sobrevivir. Han echado el cierre desde que hace casi un año la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró la pandemia y los Gobiernos comenzaron a limitar el movimiento de las personas.

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