La debacle emergente lleva al Ibex a firmar la peor semana en un año y cinco meses

En una sola sesión y por un único motivo. Así es cómo se ha gestado la peor semana desde septiembre de 2012 para la bolsa española, que si bien es cierto que ha cedido terreno en todas y cada una de las jornadas, también lo es que la mayor parte del 5,7% que se ha dejado durante los últimos cinco días tiene su origen en la caída que sufrió el viernes.

Concretamente, el Ibex ha cedido en la última jornada de la semana un 3,64% como consecuencia de la gran depreciación que durante jueves y viernes registraron las divisas de los mercados emergentes. Esta situación se ha traducido de manera inmediata en fuertes retrocesos para las compañías españolas con intereses empresariales en la zona, que además de ser numerosas también cuentan, en muchos casos, con un gran peso dentro del selectivo.

Entre las más afectadas están BBVA, que se ha un 5,14% en la sesión del viernes y un 8,85% en la semana castigada por su negocio en Turquía,; Mapfre, que ha perdido un 10,1% en el conjunto de la semana ante sus notables intereses en Argentina; Repsol, que ha retrocedido un 7,3% en los últimos cinco días; o Telefónica, cuya presentacia en México y Brasil se ha traducido en un derrumbe del 7,2%.

Pero la lista de compañías afectadas, tristemente va mucho más lejos. IAG, cuyo tráfico aéreo a sudamérica es muy importante, ha caído un 5,8% semanal; los aerogeneradores de Gamesa se han hundido un 8,2%; los supermercados en Brasil han supuesto una caída para Dia del 7,5%, y la importancia de estas zonas en las cuentas de resultados de FCC y ACS ha provocado una pérdida del 11,1% y 5,7%, respectivamente.

Las principales bolsas mundiales también se han resentido por este terremoto que amenaza los cimientos de los mercados mundiales. Wall Street ha perdido más de un 2,5% en estos cinco días, mientras que el Nikkei japonés ha cedido un 2,1%. El Dax alemán ha caído un 3,6% y el Cac 40 de París se ha dejado un 3,8%.

El mercado de renta fija, por su parte, tampoco se ha quedado al margen de las dudas de los inversores, que se han decantado por las ventas. Este comportamiento se ha traducido en que el interés del bono español a 10 años ha subido hasta el 3,8%, lejos del 3,6% en el que cerró la sesión del lunes. Además, el bund alemán ha rebajado su rentabilidad, de manera que la prima de riesgo, que mide el diferencial entre ambas referencias, ha repuntado hasta los 215 puntos, su nivel más alto desde comienzos de año.

En medio de la debacle, el yen se ha convertido en la divisa refugio, mientras que la cotización del euro y el dólar también se han visto fortalecidas por la huída de los inversores de los emergentes. En concreto, la moneda europea se ha revalorizado un 1,05% frente al billete verde esta semana, y ha cerrado en 1,3684 unidades.

Los aumentos más espectaculares del euro se han producido frente a la lira turca, donde comenzó toda la debacle, con un avance del 5,2%, hasta los 3,18 liras por euro, y frente al peso argentino, con un espectacular 19,7%, hasta 10,9 pesos, en ambos casos, los niveles más altos de su historia.

Además, el efecto contagio no se ha hecho esperar y el euro también se ha posicionado frente a otras monedas que ya estaban en el punto de mira de los mercados, como el caso del real brasileño, frente al que ha ganado un 3,7% hasta cambiarse por 3,2 reales. El cambio contra rand sudafricano se ha elevado un 2,7%, hasta 15,13 rands, mientras que frente al rublo ruso se ha revalorizado un 3,96%, hasta 47,2 rublos.