Del cepo a los prismáticos: cómo pasamos de matar pájaros a protegerlos

Cada vez resulta menos raro salir a pasear por el campo y encontrarte a alguien mirando al cielo con los prismáticos, o toparse con un grupo de ‘pajareros’ apostados en un mirador del camino, con sus catalejos dirigidos a un punto de la montaña y las guías de aves abiertas. Gente de todo tipo que comparte el amor a la naturaleza, el respeto por las aves y el afán por conocerlas mejor para ayudar a conservarlas.

Atrás quedaron los años en los que matar una rapaz tenía recompensa en nuestro país. El 11 de agosto de 1953 entraba en vigor la tristemente famosa ley de Alimañas del Ministerio de Agricultura, una normativa dirigida a proteger la “riqueza cinegética” del campo. A tal efecto se constituyeron las Juntas Provinciales de Extinción de Animales Dañinos y Protección a la Caza que, dependientes de la Dirección General de Montes, Caza y Pesca Fluvial, tenían entre sus principales misiones las de “procurar el suministro y distribución de venenos, lazos y demás medios de extinción de animales dañinos” y “premiar a los alimañeros y a cuantos demostrasen de modo fehaciente su aportación en la lucha para su erradicación”.

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El uso de cepos, lazos y veneno se extendió a partir de entonces por el campo. Quien se presentaba ante las autoridades con un águila imperial, una corneja o un azor abatidos a tiros era felicitado y recibía una bonificación económica, algo que, en tiempos de hambre y penuria, llevo a muchos a convertirse en alimañeros profesionales. De ese modo, gracias al resumen de las actas, sabemos que en los siete años que estuvo en vigor se exterminaron más de medio millón de animales salvajes, entre ellos 50.000 cuervos, 11.000 milanos, 6.000 halcones, 5.000 águilas, 2.000 buitres, 1.000 búhos. El ritmo de aniquilación fue tan acelerado que algunas especies pasaron de tener un estatus poblacional relativamente estable a situarse en peligro de extinción.

Sin embargo, tras la transposición a nuestra legislación de las normativas europeas en materia de protección de la naturaleza, y muy especialmente de la Directiva de Hábitats y la Directiva de Aves, hoy en día tanto las aves silvestres como los espacios naturales que habitan gozan del nivel de protección adecuado para garantizar su conservación. Todo ello gracias al impecable trabajo llevado a cabo desde las organizaciones conservacionistas y científicas, la Fiscalía de Medio Ambiente y uno de sus principales defensores: el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona).

Otra cosa es el nivel de respeto que hemos adquirido los españoles hacia la naturaleza en general y las aves en particular. Un nivel que todavía dista mucho de ser el deseable. Pero incluso en ese trascendental aspecto, el de la colaboración ciudadana y del mundo rural en la protección de las aves, también se ha producido un notable avance.

La ornitología de campo, esa afición que despierta auténtica pasión en quienes la practicamos, congrega a un número cada vez mayor de seguidores en España. Los pajareros españoles tenemos la fortuna de vivir en el segundo país con mayor variedad de especies (622) de todo el continente europeo, tras la Federación Rusa, y poco a poco estamos aprendiendo a admirar y respetar esta parte tan destacada de nuestro rico patrimonio natural.

Un país para 'pajarear' a gusto

Observar el vuelo pausado de los flamencos llegando a las marismas de Doñana, o la arribada de los bandos de grullas a las dehesas de Extremadura. Escuchar el canto del rascón en los atardeceres del Delta del Ebro, seguir el vuelo del quebrantahuesos en el pirineo aragonés, observar el majestuoso planeo del águila imperial sobrevolando un encinar en los Montes de Toledo.

Saber que el urogallo resiste y sigue cantando en los bosques de la cornisa cantábrica, disfrutar de las teatrales ‘ruedas’ de las avutardas en las Lagunas de Villafáfila. Admirar la rara y exclusiva belleza del pinzón azul en las faldas del Teide, seguir el elegante vuelo a ras de ola de las pardelas baleares en el archipiélago de Cabrera. Recorrer los pinares de Soria tras los pájaros carpinteros o subir a la Serra de la Tramuntana para ver al buitre negro en Mallorca. Ser ornitólogo y vivir en este país es tener a mano la fortuna y la dicha, y por suerte, ahora también la ley y a quienes velan por su cumplimiento.

Por eso, el turismo ornitológico está experimentando un auge tan considerable en España, creciendo a un ritmo muy superior al del agotado e insostenible modelo de sol y playa. Y por eso es tan estimable la labor que realizan las organizaciones conservacionistas como SEO/Birdlife, que vela por la protección de nuestras aves silvestres y sus ecosistemas y que este fin de semana nos invita a compartir el amor por las aves con las diferentes actividades organizadas junto a todo tipo de entidades con motivo de su día internacional: desde excursiones guiadas por los parques urbanos de nuestras principales ciudades (como las que ofrece 'A ver aves', en Madrid), a rutas ornitológicas por los espacios protegidos y talleres de construcción de comederos y cajas nido.

Las ‘quedadas’ están dirigidas a todos los públicos: desde los ornitólogos más expertos a los aficionados no iniciados. Encontraremos actividades para disfrutar solos, con los amigos o en familia: en parques naturales o sin salir de la ciudad, abiertas a todos los públicos y todas gratuitas. Algunas requieren reserva previa.

Actividades para todos los públicos

En Zaragoza, por ejemplo, los alumnos y profesores del IES El Portillo han organizado un puesto de información para aprender a usar las aplicaciones de móvil más útiles para aprender a identificar a las diferentes especies. También harán un itinerario guiado e incluso cine de naturaleza. El punto de encuentro es el Parque Aljafería. No es necesario apuntarse antes.

En Valencia, en el Tancat de la Pipa, la principal reserva del Parque Natural de l’Albufera, han organizado talleres y juegos infantiles para aprender a reconocer a las aves. Además, también podemos disfrutar de un paseo ornitológico en barca para disfrutar de ellas. Todo ello bajo la atenta mirada de los monitores de la delagación local de SEO/Birdlife y AE Agró. Aquí toda la información

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En Madrid, el Centro de Información y Educación Ambiental Casa de Campo (CIEACC) organiza el sábado un paseo guiado y un taller de construcción de cajas nido dirigido a los más jóvenes. Hay que apuntarse previamente

El domingo por la mañana, en Sevilla, el Grupo Ornitológico del Sur (Gosur) ha organizado una jornada de anillamiento científico de aves para prender la importante labor que supone esta actividad para conocer y proteger mejor a las aves. El punto de encuentro es el Cortijo del Parque del Alamillo. No es necesario reservar.

En este mapa interactivo se pueden localizar y consultar el resto de actividades que se van a desarrollar durante este fin de semana por toda España.

Más allá de las salidas al campo y los paseos urbanos para disfrutar de ellas, SEO/Birdlife ha publicado este año dos trabajos muy importantes y del todo recomendables para conocer mejor el estado de salud de nuestras aves silvestres. Por un lado, el 'III Atlas de las aves en época de reproducción en España', donde destaca la presencia de ocho especies exclusivas de nuestro país a escala mundial (endemismo) y una decena de endemismos a escala europea. Y por otro, el 'Libro rojo de las aves de España', donde se señala que el 56% de las especies analizadas en el libro presenta problemas de conservación y una cuarta parte se encuentra amenazada y en riesgo de extinción.