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El declive de las aves silvestres pone en jaque a las plantas frente al cambio climático
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El declive de las aves silvestres pone en jaque a las plantas frente al cambio climático

Según cambie el clima en diversas áreas del planeta, determinadas plantas se verán obligadas a migrar o a desaparecer. Pero su principal medio de transporte ya está en serio peligro

Foto: Un piquituerto común, un ave especializada en la extracción de piñones. (SEO/Birdlife)
Un piquituerto común, un ave especializada en la extracción de piñones. (SEO/Birdlife)

La mezcla es buena, siempre lo ha sido, sobre todo si hablamos en términos evolutivos. La capacidad de los organismos de adaptarse a los cambios en su entorno se potencia si estos son capaces de combinar genes distintos, que no provengan todos de las mismas raíces. En el caso de los animales, esto es algo relativamente sencillo (por la capacidad que tienen estos de, por sus propios medios, trasladarse de un sitio a otro), pero las plantas requieren ayudas externas casi siempre.

Algunas han desarrollado 'paracaídas' (como es el caso del diente de león, 'Taraxacum officinale', a la que se le atribuye un origen europeo, pero que se ha expandido a todos los continentes de la Tierra) para, con la ayuda del viento, poder cambiar su área de distribución; otras, han desarrollado 'ganchos' para adherirse al pelo de los animales salvajes y viajar con ellos. Pero la forma más común que tienen las especies vegetales para viajar es en el interior del sistema digestivo de las aves.

"El declive de la población de aves ha reducido, a día de hoy, un 60% la capacidad de las plantas de adaptarse al cambio climático"

Pero según se explica en un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, el declive de las poblaciones de aves silvestres está teniendo un gran efecto negativo (que se va a pronunciar todavía más) en la capacidad que tienen una multitud de plantas para adaptarse al cambio climático. Esto se debe, explican los investigadores, a que "la dispersión de las semillas es uno de los más importantes mutualismos en los que intervienen los animales vertebrados". Según explicaba Jose Luis Gallego en este artículo, se calcula que las poblaciones de aves nativas de los países de la Unión Europea han sufrido un descenso global entre el 17% y el 19%, lo que supone un total de 560-620 millones de aves menos.

Foto: El urogallo es una de las especies más amenazadas (SEO/Birdlife)

Evan Fricke, el autor principal del estudio explica que "en un escenario de cambio climático, la supervivencia de una gran cantidad de especies vegetales dependerá, directamente, de su capacidad para viajar grandes distancias de forma rápida". Esto se debe, explica el investigador, al rápido deterioro de las condiciones climáticas que tendrán determinadas áreas de nuestro planeta a causa del calentamiento global.

placeholder Los estorninos, durante el otoño, se alimentan principalmente de semillas. (SEO/Birdlife)
Los estorninos, durante el otoño, se alimentan principalmente de semillas. (SEO/Birdlife)

Un ejemplo de que esto va a ocurrir es, como explicábamos en este artículo, la desaparición del vino español. Esto se debe a que la uva requiere unas condiciones climáticas muy concretas (por eso los principales productores de vino a nivel global se encuentran en el Mediterráneo o en áreas con climas muy parecidos al nuestro, como es el caso de California o algunas regiones de Chile). Según continúe el aumento de las temperaturas y la desertificación, solo será posible cultivar las especies de uva tradicionalmente españolas en regiones más frías como Francia, y las que allí se explotan, cambiarán su área de distribución a su vez hacia el norte, a Alemania o, incluso, a los países nórdicos.

En el caso de la vid, esta transición se hará de forma artificial. Pero son muchas las plantas que dependen de mecanismos naturales para poder adaptarse al cambio climático y, si las poblaciones de aves siguen disminuyendo, esto significará, que muchas especies vegetales estarán 'atrapadas' en áreas para las que no están adaptadas.

Para realizar su estudio científico, los autores recopilaron datos de más de 400 redes de dispersión de semillas a nivel del mundo y, con esa información, desarrollaron modelos informáticos capaces de predecir cambios en la dispersión de semillas y su relación con la disminución de la población de especies que 'trasladan' esas semillas.

Foto: Foto: Unsplash/@zburival.

Por desgracia, entre sus conclusiones se encuentra que esto no es solo un problema futuro, sino que ya está aquí. Determinaron que la dispersión de semillas ha decaído en gran medida "en comparación a su estado natural", sobre todo en regiones no tropicales. En concreto, los investigadores han sido capaces de determinar que el declive las poblaciones de este tipo de animales "ha reducido, a día de hoy, un 60% la capacidad de las plantas de adaptarse al cambio climático".

Esto ha llevado a los investigadores a realizar un llamamiento para tomar medidas en varios frentes. El primero es la interconexión de diferentes hábitats y ecosistemas, separados en gran medida entre sí por el ser humano (ya sea por infraestructuras como carreteras o campos de cultivo); el segundo es potenciar la lucha contra la pérdida de estas especies de vertebrados, y no solo eso, sino potenciar el aumento de sus números, dado que en un futuro más próximo del que nos podemos imaginar, dependerá de ellos la supervivencia de una gran variedad de entornos naturales y especies vegetales en todo el mundo.

La mezcla es buena, siempre lo ha sido, sobre todo si hablamos en términos evolutivos. La capacidad de los organismos de adaptarse a los cambios en su entorno se potencia si estos son capaces de combinar genes distintos, que no provengan todos de las mismas raíces. En el caso de los animales, esto es algo relativamente sencillo (por la capacidad que tienen estos de, por sus propios medios, trasladarse de un sitio a otro), pero las plantas requieren ayudas externas casi siempre.

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