Una nueva técnica permite convertir la basura plástica en abono casero
Partiendo de la base de que biodegradable no es lo mismo que compostable, un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (EEUU) ha conseguido crear unas enzimas que digieren polímeros
Es una realidad. A pesar de que los plásticos biodegradables fueron anunciados como una solución al gran problema de contaminación plástica que aqueja el mundo, lo cierto es que la mayoría de ellos (bolsas de plástico, utensilios y tapas de vasos, entre otros), en teoría compostables, acaban en los vertederos, donde las condiciones no son precisamente las adecuadas para que estos objetos se descompongan; por lo que, al final, no se degradan mucho más rápido que los plásticos normales.
Estos plásticos compostables están hechos principalmente de poliéster conocido como ácido poliláctico o PLA que, como decimos, en vez de resolver un problema, acaban generando preocupación y dolor de cabeza a los ambientalistas, que ven cómo estos productos no se rompen durante el compostaje típico, terminan en los vertederos, contaminando otros plásticos reciclables y finalmente durando tanto como los plásticos de siempre.
Las enzimas se agarran a los extremos de las cadenas de polímeros del plástico y se los comen como si 'fueran espaguetis'
Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de California en Berkeley, ha ideado una forma de hacer que estos plásticos compostables se descompongan fácilmente. ¿Cómo? Utilizando unas enzimas que, con solo un poco de calor y agua y esperando unas pocas semanas, acaban descomponiéndose totalmente y, esta vez, de verdad.
Llegar hasta aquí fue gracias a un planteamiento muy interesante hecho por los expertos: "Las enzimas son lo que la naturaleza usa para descomponer las cosas, e incluso cuando morimos, las enzimas hacen que nuestros cuerpos se descompongan de forma natural. Entonces, para este estudio, nos preguntamos: '¿Cómo pueden las enzimas biodegradar el plástico para que sea parte de la naturaleza?'".
El funcionamiento de las enzimas 'come-plásticos'
Aplicando calor moderado, las películas de plástico cubiertas con enzimas masticadoras de polímeros en plástico biodegradable acaban transformando el plástico en abono estándar en cuestión de días o semanas, según exponen en su estudio publicado en la revista Nature. La "magia" de estas enzimas se basa en acelerar la descomposición.
"El mundo está preparado para pasar a polímeros biodegradables de plásticos de un solo uso, pero si resulta que crean más problemas de los que resuelven, entonces la política podría revertirse", comenta Ting Xu, profesor de ciencia e ingeniería de materiales y de química de UC Berkeley y líder del trabajo. "Básicamente estamos diciendo que estamos en el camino correcto. Podemos resolver este problema continuo de que los plásticos de un solo uso no son biodegradables".
El proceso
Las enzimas son parte de los sistemas vivos; se agrupan y cortan aleatoriamente las cadenas moleculares de los plásticos, lo que lleva a una descomposición incompleta (creando microplásticos). Para resolver este obstáculo, los investigadores añadieron enzimas individuales en dos plásticos biodegradables, incluido el ácido poliláctico, que se usa comúnmente en el envasado de alimentos. Insertaron las enzimas junto con otro ingrediente, un aditivo degradable que Xu desarrolló previamente, lo que aseguraba que las enzimas no se aglutinaran ni se desintegraran (y así no crear de forma inadvertida microplásticos que acabarían apareciendo en los ecosistemas de todo el mundo).
Las enzimas individuales se agarraron a los extremos de las cadenas moleculares de los plásticos y se los comieron como si estuvieran comiendo espaguetis, cortando cada eslabón de la cadena de forma unitaria y previniendo así la formación de los temidos microplásticos, un subproducto de muchos procesos de degradación química y un contaminante por derecho propio.
Una técnica muy prometedora
Los investigadores ya han solicitado una patente para comenzar su comercialización. El producto tiene visos de ser rentable, porque la cantidad de enzimas requeridas para el proceso es muy baja, y el material tiene una vida útil de más de 7 meses, según los investigadores. Se degrada bajo la luz ultravioleta y están presentes en una concentración de menos del 1% del peso del plástico, lo suficientemente bajo como para no ser un problema.
Dado que su enfoque podría funcionar tanto con plásticos rígidos duros como con plásticos blandos y flexibles (la tecnología actual no funciona en todos los plásticos porque sus estructuras moleculares varían), a los expertos les gustaría ampliar su estudio a las poliolefinas, una familia omnipresente de plásticos que se utilizan habitualmente para fabricar juguetes y piezas electrónicas. Pronto podríamos disfrutar de plástico verdaderamente compostable.
Es una realidad. A pesar de que los plásticos biodegradables fueron anunciados como una solución al gran problema de contaminación plástica que aqueja el mundo, lo cierto es que la mayoría de ellos (bolsas de plástico, utensilios y tapas de vasos, entre otros), en teoría compostables, acaban en los vertederos, donde las condiciones no son precisamente las adecuadas para que estos objetos se descompongan; por lo que, al final, no se degradan mucho más rápido que los plásticos normales.