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Las últimas playas vírgenes de Menorca volverán a quedar abiertas a los coches
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Conservación del litoral

Las últimas playas vírgenes de Menorca volverán a quedar abiertas a los coches

La alcaldesa de Ciutadella (PP) quiere permitir que los vehículos privados entren en Cala Macarella, considerada la joya de la corona de la isla, declarada Reserva de la Biosfera

Foto: Cala Macarella, en Menorca. (GOB Menorca)
Cala Macarella, en Menorca. (GOB Menorca)

La isla de Menorca conserva algunos de los espacios naturales más bellos, no solo de las Baleares, sino de todo el Mediterráneo. Así lo reconocen las revistas de viajes que, año tras año, eligen una de sus playas más famosas, Cala Macarella, como la mejor de España y entre las mejores de toda Europa. Encajada entre peñas verticales y rodeada por un extenso pinar, su fina arena blanca y sus aguas transparentes, de un vivo azul turquesa, la convierten en un verdadero paraíso para los bañistas.

Foto: Calonge, en la Costa Brava. Esto hace 10 años era una playa. (Jose Luis Gallego)

Pero más allá de ser una de las playas vírgenes más célebres y aclamadas por los turistas de todo el mundo, Cala Macarella tiene unos valores naturales y paisajísticos que crean una zona de alto interés ecológico, con una rica biodiversidad entre la que abundan las especies protegidas, un ecosistema dunar tan frágil como valioso y una extensa y bien conservada pradera submarina de posidonia. Por todo ello está catalogada como Área Natural de Especial Interés (ANEI) y forma parte de la Red Natura 2000, integrada por los espacios naturales más valiosos de la UE.

placeholder Pradera submarina de posidonia oceánica. (EFE/Carlos Minguell)
Pradera submarina de posidonia oceánica. (EFE/Carlos Minguell)

Sin embargo, y desatendiendo todos esos valores, el Ayuntamiento de Ciutadella anunciaba esta semana, a través de su nueva alcaldesa, Juana Mari Pons, del Partido Popular, la pretensión de "poder compatibilizar el acceso del bus con los coches privados" a Cala Macarella. Una medida que el partido venía defendiendo desde hacía años mientras estaba en la oposición.

Esta declaración, recogida por el Diari de Menorca junto a la de que "queremos que Ciutadella se abra por entero al turismo de cruceros", ha provocado un gran revuelo en la isla, donde la masificación turística que se produce todos los veranos está llegando a límites nunca vistos, poniendo en riesgo no solo la calidad del destino turístico y la forma de vida de sus habitantes, sino la propia conservación de sus espacios naturales, incluidas las playas vírgenes, cuyo alto valor ecológico le valieron la declaración de Reserva de la Biosfera por la Unesco.

placeholder Cala Macarelleta, en Menorca. (iStock)
Cala Macarelleta, en Menorca. (iStock)

En la actualidad el acceso de los turistas a Cala Macarella durante el período estival (de junio a septiembre) solo se puede realizar a través de la línea de autobús que cubren diariamente los cerca de cuarenta trayectos de ida y vuelta, uno cada 20 minutos, desde las 8 de la mañana a 10 de la noche. El coste, con tarifa reducida para residentes, es de 8,50 euros ida y vuelta, y buena prueba del éxito de este servicio es que el año pasado lo utilizaron cerca de 100.000 viajeros.

Compatibilizar este servicio con el acceso en coche particular, no solo afectaría a la sostenibilidad económica del servicio de autobuses, sino que exigiría una gran inversión, pues se deberían expropiar fincas para ampliar el ancho del camino y modificar algunos tramos para que también puedan pasar los automóviles, algo que ahora resultaría del todo imposible.

Amenaza al patrimonio natural

Ante esta amenaza al patrimonio natural de la isla, una de las entidades de mayor prestigio en Baleares, el grupo ecologista GOB Menorca, ha solicitado al Ayuntamiento que descarte la idea de la alcaldesa por el grave impacto ambiental que podría generar en el entorno de las playas vírgenes, que vienen sufriendo desde hace años un exceso de visitantes, tal y como señala un estudio del Observatorio Socioambiental de Menorca que sitúa la masificación de Cala Macarella y Cala Macarelleta en el 527,95% de su capacidad de carga.

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Cala Macarella. (EFE/David Arguimbau)

En declaraciones a El Confidencial, el coordinador del área de política territorial y portavoz del GOB Menorca, Miquel Camps, insiste en subrayar esa presión turística insostenible. "Desde el GOB —afirma Camps— ya hemos pedido que se reduzcan los autobuses, por eso ahora, ante el reciente anuncio del Ayuntamiento de que no solo los va a mantener, sino que además va a permitir que también se pueda acceder en coche, pedimos que se tengan en cuenta nuestras evaluaciones de impacto". Unos informes técnicos que vienen a demostrar que tanto Cala Macarella como Cala Macarelleta están soportando una presión muy por encima de la que pueden soportar: "hasta 8 veces más de lo que debería estar permitido".

Para este experto, el problema no es solo el impacto en el medio natural, con turistas que se instalan en las dunas que rodean las playas, unos ecosistemas extremadamente frágiles y vulnerables, sino los atascos que provocarían los coches en los caminos rurales, estrechos, por los que en algunos tramos solo puede pasar un coche, obstaculizando el paso a las fincas agrarias o incluso derribando los famosos muros de "pared seca", que constituyen uno de los mayores símbolos de la isla.

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La afluencia de turistas a Menorca no deja de aumentar. (EFE/David Arquimbau)

Según el portavoz del GOB Menorca, "después de haber sufrido durante muchos años el colapso de vehículos en los caminos de acceso a las playas vírgenes, no tiene ningún sentido abrir el paso a los coches". En su opinión, no existe ningún motivo para revertir la limitación actual. "¿Por qué se decide ahora esta medida? —afirma— ¿porque la anterior la tomó un gobierno de otro color? Para nosotros esta razón no tiene ninguna coherencia". El temor ahora es que la iniciativa se extienda al resto de enclaves con acceso restringido ante la llegada de los populares al Govern y al Consell Insular, donde gobiernan junto a Vox.

Regular la afluencia de turistas

Desde la organización ecologista apelan a que se tengan en consideración los informes de los expertos: "lo que habría que definir con urgencia es la capacidad de carga real del espacio natural y limitar la entrada a los turistas con base en ello. La experiencia de limitar la presión humana en los lugares con gran atracción turística se ha demostrado positiva en muchos espacios protegidos de nuestro país", y no solo en este tipo de destinos.

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Aspecto de una de las playas de Mallorca EFE (Cati Cladera)

“Uno de los mejores ejemplos es lo que ha pasado en la Alhambra de Granada” -señala Camps- “donde los problemas generados por la masificación estaba convirtiendo la visita en una experiencia desagradable: en cambio tras las limitaciones de acceso ha pasado a convertirse en el monumento más visitado de España y mejor valorado por los turistas que acuden de forma ordenada”.

Foto: Foto: MITECO

Según los estudios llevados a cabo por el GOB Menorca, la isla recibe actualmente 60.000 visitantes diarios más de los que llegaban hace tan solo veinte años. "Unos visitantes que llegan con sus coches, ya sean particulares o de alquiler, a los mismos lugares que todo el mundo quiere visitar, en especial las playas vírgenes". Por eso insiste en que, más allá de lo que pueda pasar en Cala Macarella, "lo que hay que hacer de una vez por todas es regular el número de vehículos que pueden desembarcar en la isla, tal y como se ha hecho en Formentera, con excelentes resultados por cierto".

Una decisión que contempla la Ley de Reserva de la Biosfera en su artículo 28, sobre limitación de la afluencia de vehículos de motor a la isla, y que desde el GOB Menorca animan a llevar a cabo para evitar que "perdamos todos: los residentes, que perderemos nuestra calidad de vida, y los visitantes, que no tendrán una experiencia agradable al intentar acceder a las playas en coche y quedarse atrapados en retenciones de largas colas, abandonándolos en cualquier lugar y dando lugar a situaciones muy incómodas para todos".

La isla de Menorca conserva algunos de los espacios naturales más bellos, no solo de las Baleares, sino de todo el Mediterráneo. Así lo reconocen las revistas de viajes que, año tras año, eligen una de sus playas más famosas, Cala Macarella, como la mejor de España y entre las mejores de toda Europa. Encajada entre peñas verticales y rodeada por un extenso pinar, su fina arena blanca y sus aguas transparentes, de un vivo azul turquesa, la convierten en un verdadero paraíso para los bañistas.

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