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¿Dónde está la playa que había aquí antes? Hablemos del cambio climático
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AUMENTO DEL NIVEL DEL MAR

¿Dónde está la playa que había aquí antes? Hablemos del cambio climático

La arena está desapareciendo de la línea costera en todo el planeta, convirtiéndose en un recurso natural cada vez más escaso y amenazado. Su retroceso amenaza al sector turístico mundial

Foto: Calonge, en la Costa Brava. Esto hace 10 años era una playa. (Jose Luis Gallego)
Calonge, en la Costa Brava. Esto hace 10 años era una playa. (Jose Luis Gallego)

Los turistas que llegan al pueblo se afanan en mirar por la ventanilla para ver si hay mucha gente en la playa. Pero desde el tren solo se ve el agua: la extensa franja de arena que se extendía de las vías al mar ha desaparecido. Una vez en el paseo marítimo, las escaleras que bajaban a la playa conducen ahora directamente al agua y están cerradas por una valla de obras. No hay nadie. Tras años de esfuerzos baldíos, este año se ha decidido no regenerar la arena. La situación se repite en la mayoría de pueblos de nuestro litoral, y no solo aquí.

Una tendencia global

Las playas se extienden por el 31% de las costas del planeta. Los científicos que estudian los cambios de tendencia en la dinámica costera advierten de que el aumento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático podría motivar la desaparición de la mitad de las playas de arena del mundo hacia finales de este siglo.

De seguir con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en apenas 30 años, el mar arrebatará de media alrededor de 100 metros de playa a las costas del planeta. En España, las previsiones apuntan a un retroceso medio de 60 metros en aplicación de la regla de Bruun, que vincula el aumento del nivel del mar con el grado de inclinación de la playa para calcular dicho retroceso.

Foto: El mar está rebasando las líneas de costa (EFE)

En el pueblo donde vivo, ubicado en la costa del Maresme (Barcelona), la playa a la que acudía a bañarme ha desaparecido por completo en apenas una década. Con cada temporal de levante, la mar recalentada y sobredimensionada por el cambio climático emergía como un cíclope engulléndola por completo, tal y como ocurrió al paso del famoso temporal Gloria, que marcó un récord de altura de olas en buena parte del litoral mediterráneo. Pero al retirarse, las olas se quedaban cada vez más cerca de las rocas, hasta cubrirla para siempre.

Regeneración: una batalla perdida

Los absurdos esfuerzos por intentar regenerar las playas aportando arena desde barcos draga situados frente a la costa eran un lamentable despilfarro de fondos públicos con desastrosas consecuencias para los valiosos ecosistemas costeros, la rica biodiversidad litoral y la pesca artesanal. En lugar de atacar las causas, los ‘expertos’ del ministerio han estado durante años intentando paliar los efectos con un remedio tan costoso como demostradamente ineficaz. Después de ser rechazada en el Senado, parece que por fin esta práctica ha cesado y los barcos draga han dejado de arrasar los fondos marinos de nuestro litoral para nada.

placeholder El malecón de Zarautz, destrozado por el oleaje. (EFE/Juan Herrero)
El malecón de Zarautz, destrozado por el oleaje. (EFE/Juan Herrero)

Entre las causas añadidas que vienen provocando el retroceso de las playas, cabe destacar la disminución en el aporte de sedimentos que transportaban los ríos, el asfaltado y cubrimiento de las rieras, la concentración de altos edificios en los paseos marítimos que actúan como pantallas a las aportaciones de sedimentos de los vientos o la construcción masiva de puertos deportivos que provocan un ‘efecto sombra’ al retener la arena con sus diques alterando de esa manera la dinámica litoral. Buena prueba de ello es lo que está ocurriendo en L'Albufera de Valencia y las playas vírgenes de su entorno, donde la línea de costa ha retrocedido más de medio metro en las últimas tres décadas debido a las barreras artificiales que alteran las corrientes e impiden el aporte de sedimentos, como los diques de ampliación del puerto.

Una tormenta (de causas) perfecta

Pero siendo todas importantes, la causa principal de la desaparición de las playas es la subida del nivel del mar provocada por el deshielo de las regiones polares y la expansión térmica debida al aumento de las temperaturas, dos circunstancias que hacen que el mar se dilate y tienda a rebosar para adentrarse en tierra más allá de las playas. En función de ello, y como señalábamos, el aumento previsto en los modelos elaborados por los expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, el famoso IPCC, podría ser de más de un metro hacia finales de este siglo, y si eso fuera así, el impacto sobre las playas de arena de la costa mediterránea sería tan demoledor como irreversible.

Una mitigación moderada de las emisiones de carbono evitaría el 40% del retroceso de las playas en todo el planeta

Con la regla de Bruun en la mano, el aumento de un metro en el nivel del mar equivale a un retroceso de hasta 100 metros en una típica playa arenosa de poca pendiente, como la mayoría de las que se extienden en el litoral mediterráneo. Uno de los casos más ejemplares lo encontramos en las playas del delta del Ebro, donde el mar está engulléndolas a todas a golpe de temporal.

El Centre Oceanogràfic de les Balears, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía (IEO), publicaba recientemente un estudio en el que se demostraba que, de mantenerse la actual tendencia de calentamiento, el litoral de las islas retrocedería 20 centímetros al año. Ello supondría la pérdida de 25 playas en Mallorca, 33 en Menorca, siete en Ibiza y seis en Formentera, mientras que buena parte de las restantes se verían reducidas a la mitad.

placeholder Calella de Palafrugell, Costa Brava. Las playas son un reclamo turístico. (Jose Luis Gallego)
Calella de Palafrugell, Costa Brava. Las playas son un reclamo turístico. (Jose Luis Gallego)

En Canarias, un informe presentado hace apenas un mes señalaba 47 puntos costeros con un elevado riesgo de inundación en los que el aumento del nivel del mar puede provocar el desplazamiento hacia zonas del interior de hasta 40.000 personas en menos de 30 años. De cumplirse las predicciones, elaboradas con base en el actual registro de datos y su proyección mediante modelos científicos, desaparecerán numerosas especies de flora y fauna, la mayoría endémicas. Buena parte del patrimonio histórico y cultural se verá amenazado y el mar engullirá 148 playas, entre ellas algunas de las más turísticas, con las graves consecuencias que ello tendrá para el principal sector económico de Canarias.

placeholder Recife (Brasil) está viendo desaparecer sus playas. (EFE/Diego Nigro)
Recife (Brasil) está viendo desaparecer sus playas. (EFE/Diego Nigro)

Por todo ello, además de repensar las actuaciones en la costa desde la perspectiva del cambio climático, más allá de dejar de interponer barreras y empezar a ‘deconstruir’ lo que sea necesario para restablecer el orden natural de la dinámica costera, lo primero y fundamental es reducir las emisiones de GEI que están inflamando el mar. Está demostrado que una mitigación moderada de dichas emisiones podría evitar el 40% del retroceso de las playas en todo el planeta. Así pues, salvar las playas debería ser otro incentivo, si es que necesitamos más, para impulsar la acción climática y emprender las medidas correctoras que sean necesarias.

Los turistas que llegan al pueblo se afanan en mirar por la ventanilla para ver si hay mucha gente en la playa. Pero desde el tren solo se ve el agua: la extensa franja de arena que se extendía de las vías al mar ha desaparecido. Una vez en el paseo marítimo, las escaleras que bajaban a la playa conducen ahora directamente al agua y están cerradas por una valla de obras. No hay nadie. Tras años de esfuerzos baldíos, este año se ha decidido no regenerar la arena. La situación se repite en la mayoría de pueblos de nuestro litoral, y no solo aquí.

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