Instan el concurso del promotor de Oasiz, el mayor centro comercial de Madrid

La tierra vuelve a moverse bajo los pies de Oasiz, el mayor centro comercial de Madrid. El pasado 29 de mayo, la magistrada del Juzgado de lo Mercantil número 14 de Madrid, Carmen González Suárez, admitió a trámite la solicitud de concurso necesario de Compagnie de Phalsbourg SL, empresa promotora del complejo situado a 25 kilómetros de la capital y que tiene una superficie de 250.000 metros cuadrados al aire libre

Según el auto al que ha tenido acceso este medio, la sociedad Talleres CYM 2002 Montaje y Estructuras, empresa que ha participado en las obras de construcción del centro comercial, ha sido quien ha pedido que se declare el concurso, alegando tanto la situación de insolvencia de la promotora como su condición de acreedor, al tener todavía pendientes de cobro facturas por varios cientos de miles de euros.

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Desde hace un año, cuando Compagnie de Phalsbourg apareció en el Registro de Aceptaciones Impagadas (RAI) por varios pagarés devueltos a proveedores y financieras, la promotora de Oasiz está en el ojo del huracán. Ni siquiera el hito de haber logrado cerrar la refinanciación de su deuda en la primavera del año pasado ha conseguido enderezar el rumbo de la sociedad.

Al contrario, la promotora está a un paso del abismo. Para intentar evitar caer en él, Raphaël Martin, presidente en España de la Compagnie de Phalsbourg, asegura estar negociando un acuerdo con Talleres CYM, pacto que asegura haber conseguido encarrilar tras un intenso fin de semana. Desde la empresa de montajes y estructuras, no han respondido a la consulta de este medio.

Ubicado en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, Oasiz abrió sus puertas en diciembre de 2021. Actualmente, está operativo el 82% del centro y, en breve, llegará al 87%, después de los recientes acuerdos que ha firmado para que se instalen firmas como la cadena de muebles danesa JYSK, las tiendas de descuento Action, un outlet de Puma o un restaurante tailandés. En total, más de 4.000 metros cuadrados de nueva superficie alquilada.

Sin embargo, la actividad del centro comercial está por debajo de las expectativas iniciales, motivo que esgrimen desde Compagnie de Phalsbourgh para justificar que todavía no hayan podido salgar las deudas con todos los proveedores que trabajaron en la construcción del centro. En el caso de Talleres CYM, la promoción de este centro le generó más de 11 millones de euros de contratos de obra, según afirma su deudora, y de esta cantidad tendría todavía pendiente de cobro en torno al 5%.

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El principal acreedor de Compagnie de Phalsbourg es el fondo Cale Street, que le concedió un préstamo de 115 millones con el que sufragó la construcción de Oasiz; tras la última refinanciación, también entró en juego la entidad BTV Bank, que se habría hecho con garantías personales.

La matriz francesa de Oasiz es un gigante inmobiliario en el país vecino. Para levantar su primera inversión en España, movilizó unos 230 millones y sus planes siempre han contado con el respaldo del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz. Sin embargo, los retrasos en las obras y licencias, primero, y la pandemia, después, han hecho imposible cumplir ningún plan de negocio.

La primera piedra se puso en el año 2017, pero la pandemia provocó que la apertura se retrasase hasta finales de 2021. Ni siquiera el nombre del centro comercial resistió tanto cambio, y un gastado Open Sky fue rebautizado con el actual Oasiz. Una nueva marca que, sin embargo, no ha conseguido espantar a viejos fantasmas.

Oposición de Oasiz

Tras la publicación de este artículo, el representante legal de Oasiz ha señalado que Compañía de Phalsbourg se opone a la solicitud de concurso, "nos hemos opuesto y se debe dilucidar en el procedimiento judicial pertinente. Negamos estar en situación de concurso, esto es, insolvencia". Además, para Compañía de Phalsbourg es muy importante subrayar que ella es la promotora del centro comercial, pero no la sociedad propietaria.

Según explican desde Suárez Abogados, "el importe reclamado deriva, estrictamente, de discrepancias en las relaciones contractuales, habiendo optado la parte demandante por este arriesgado procedimiento en el que nos hemos reservado el ejercicio de acciones de daños y perjuicios por el daño reputacional que se está ocasionando".