Es noticia
Auge, caída y sanación de la gran promesa de Bildu para suceder a Otegi
  1. España
  2. País Vasco
Regreso un año después

Auge, caída y sanación de la gran promesa de Bildu para suceder a Otegi

La que fuera portavoz de la coalición 'abertzale' en el Ayuntamiento de Vitoria, Miren Larrion, reaparece ahora en una entrevista para dar su versión: suplantó la identidad de una compañera por problemas psiquiátricos

Foto: Miren Larrion en un acto de EH Bildu. (EFE/J. R. Gómez)
Miren Larrion en un acto de EH Bildu. (EFE/J. R. Gómez)

Hubo un tiempo en que Miren Larrion parecía estar llamada a grandes cosas en la política vasca. Portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria, su nombre sonaba en las quinielas para sustituir a Arnaldo Otegi al frente de la coalición o incluso para ser candidata a lendakari. Una voz pujante que cayó en el ostracismo cuando en febrero del pasado año suplantó la identidad de una compañera de formación para abrir una cuenta bancaria. Su carrera estalló al instante y saltó de lleno a los titulares. Después llegaría una condena de tres años de cárcel, finalmente conmutada por 250 días de trabajo a la comunidad. Aunque se escribió mucho en aquellos días, el caso seguía rodeado de misterio.

Ahora ha sido la propia Larrion quien ha revelado la intrahistoria de su errático comportamiento. En una larga entrevista con 'Euskadi Irratia', Larrion ha roto esta semana su silencio y ha explicado cómo sus problemas psiquiátricos hicieron que "perdiera el control". La expolítica, que se reincorpora a su puesto como profesora de la Universidad del País Vasco, continúa aún lidiando con el estrés postraumático que tiene diagnosticado.

Una carrera truncada

Miren Larrion lo tenía todo para jugar un papel importante en EH Bildu. La coalición, en un proceso de normalización de su presencia en las instituciones, buscaba perfiles alejados de los beligerantes tiempos pretéritos que le permitieran aumentar su base de votantes. Larrion, ingeniera y profesora universitaria, comprometida con la educación y el euskera, encajaba a la perfección en la nueva etapa que la izquierda 'abertzale' quería escenificar. En 2012 entró en el Consistorio vitoriano como número 10 de la lista de Bildu. Tras ejercer como portavoz del grupo municipal, en 2015 se convirtió en cabeza de lista. Amasó gran capital político en unos días convulsos en la política vitoriana. Bildu fue segunda fuerza y, aunque Larrion no logró acceder a la alcaldía, fue una figura clave para lograr el acuerdo a cuatro bandas para que el popular Javier Maroto no pudiera repetir en el cargo. La mandataria vasca daba un paso adelante y escenificaba un sacrificio por un bien mayor, haciendo alcalde al peneuvista Gorka Urtaran.

Foto: Miren Larrion en una foto de archivo de 2017. (EFE)

En 2016, otro paso adelante. Larrion fue cabeza de lista de Bildu por Álava en las elecciones al Parlamento Vasco. Y, aunque las cosas no fueron tan bien en las municipales de 2019, donde la lista que encabezaba pasó a ser tercera fuerza en el Consistorio alavés, Larrion seguía siendo una figura de presente y futuro en la izquierda 'abertzale'. En febrero de 2021, todo cambió.

Misterio y silencio

La carrera política de Miren Larrion, que se había forjado a fuego lento, estalló sin previo aviso. El 22 de febrero de 2021, presentó su dimisión. Bildu la aceptó y publicó un comunicado vago en detalles en el que decía que la renuncia de su hasta entonces portavoz en la capital vasca se debía a "unos hechos de carácter personal" que vulneraban su código ético. Un día después, la Ertzaintza confirmó que estaba investigando a Larrion. Pronto se fueron conociendo detalles y se supo que las pesquisas de la Policía autonómica tenían que ver con un caso de suplantación de identidad. El caso ocupó titulares durante las siguientes semanas.

Y, si bien hubo algún conato de enfrentamiento (Bildu acusó al PNV de filtrar información y de querer sacar rédito político del caso), la reacción política y mediática en el País Vasco se caracterizó por la cautela. Más aún si tenemos en cuenta la magnitud de la historia que se iba conociendo poco a poco. Hubo quien señaló la insistencia de Bildu en hablar de "hechos personales" y la comparó con la vehemencia de la coalición 'abertzale' ante la más mínima sospecha de malas prácticas en otras formaciones. Fueron los menos. En el ambiente flotaba la sensación de que algo se le escapaba a la opinión pública para entender este sorprendente caso, parecía que faltaban piezas para poder completar el puzle. La propia Larrion agradecía esta semana a los medios "el respeto" recibido, a pesar de que considera que hubo quienes trataron el tema "con crueldad".

En los meses posteriores, una vez se apagó la tormenta informativa, lo único que se supo de ella tenía que ver con los avances del proceso judicial. En abril de este año, la que fuera portavoz de los 'abertzales' en Vitoria reconoció los hechos y alcanzó un acuerdo con la Fiscalía. Ya en mayo, el Juzgado de lo Penal Número 2 de Vitoria condenaba a Larrion a tres años de cárcel por delitos de falsedad documental, usurpación de estado civil y hurto, al haberse apoderado de la cartera y la documentación de una compañera de trabajo. La sentencia reconocía que Larrion "presentaba en el momento de los hechos un trastorno de estrés agudo y trastorno de ansiedad generalizado". Finalmente, la pena fue conmutada por 250 días de servicios a la comunidad. Ese era el final de la historia política y judicial, pero aún quedaban incógnitas en el caso Larrion, faltaba saber qué se le había pasado por la cabeza para actuar de esa manera.

Una espiral de oscuridad

Esta semana, Miren Larrion ha roto definitivamente su silencio en una entrevista radiofónica. Ya había publicado una carta en Facebook el pasado mes de abril, pero, en esta ocasión, en una larga charla en el bosque de Armentia, ha dado detalles sobre el detonante de su comportamiento y cómo ha sido su vida desde entonces. La expolítica se encontraba en "estado de disociación", se sentía "hipervigilada", según ha reconocido. De aquellos meses recuerda sentir "un gran sufrimiento" sin llegar a ser consciente "de lo mal que estaba". Hiperfagia, problemas físicos, sofocos, insomnio… Para Larrion, los meses previos al hurto estuvieron llenos de advertencias que no fue capaz de atender. "Encontré la cartera y pensé que era la solución a mis problemas. Para mí había una explicación, pero solo estaba en mi cabeza".

Después de ser descubierta, sintió una extraña tranquilidad. Solo cuando trató de explicar lo que había hecho "y nadie lo entendía" empezó a sentir que algo no iba bien. Uno de los golpes definitivos de realidad se lo dio su propia hija cuando le dijo que "había perdido el control". Larrion terminó en urgencias psiquiátricas de Osakidetza (el Servicio Vasco de Salud). Todavía hoy lucha por recuperarse por completo del estrés postraumático que tiene diagnosticado.

Salir del pozo con Ángel Martín y Las Tullidas

El proceso ha sido largo para Miren Larrion. Entre las cosas que han ayudado en su mejoría está el leer y escuchar a aquellos que han pasado por experiencias similares. Las lecturas de Rosa Montero y Carrère, así como los pódcast de Ángel Martín, han acompañado a Larrion en su proceso de recuperación. Por eso, porque ha encontrado consuelo en las historias de otros, ha optado por contar la suya. También ha encontrado apoyo en Las Tullidas, un grupo de amigas, cada una con sus propios problemas, que se reúne para caminar juntas. Quedan todavía algunas incógnitas, piezas que Larrion se quedará para sí misma. No sabemos cuál fue el trauma que la llevó a ese estado mental. Tampoco cuál era el problema que trataba de solucionar cuando se hizo con la cartera de su compañera de partido. Y seguramente nunca lo sabremos. Son cuestiones que entran de lleno en el ámbito personal.

En una sociedad que cada vez está más dispuesta a hablar de salud mental, el caso de Larrion muestra que la política tampoco está a salvo de uno de los grandes males de nuestro tiempo. Por fortuna, los políticos vitorianos estuvieron a la altura de las circunstancias y no convirtieron un drama personal en un escándalo político.

Hubo un tiempo en que Miren Larrion parecía estar llamada a grandes cosas en la política vasca. Portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria, su nombre sonaba en las quinielas para sustituir a Arnaldo Otegi al frente de la coalición o incluso para ser candidata a lendakari. Una voz pujante que cayó en el ostracismo cuando en febrero del pasado año suplantó la identidad de una compañera de formación para abrir una cuenta bancaria. Su carrera estalló al instante y saltó de lleno a los titulares. Después llegaría una condena de tres años de cárcel, finalmente conmutada por 250 días de trabajo a la comunidad. Aunque se escribió mucho en aquellos días, el caso seguía rodeado de misterio.

Arnaldo Otegi Bildu Vitoria
El redactor recomienda