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La exaltación a etarras en verano desmiente el compromiso de moderación de Bildu
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Homenajes en las fiestas vascas

La exaltación a etarras en verano desmiente el compromiso de moderación de Bildu

Otegi calificó como una aportación a la convivencia el final de los 'ongi etorri', pero los homenajes a terroristas han vuelto a marcar las fiestas en plena pugna interna abertzale

Foto: Un mural con fotos de etarras exhibido este verano en Bilbao. (Covite)
Un mural con fotos de etarras exhibido este verano en Bilbao. (Covite)

Los homenajes callejeros a etarras durante las fiestas de verano en pueblos y ciudades del País Vasco y Navarra han sido una constante un año más. Esta situación deja en evidencia los compromisos de moderación de la izquierda abertzale cuando saludó la decisión de los presos de la banda de restringir al ámbito privado las muestras de exaltación. También pone de manifiesto la resistencia de los abertzales a perder espacio e influencia frente a un sector disidente más radical que desafía su histórico liderazgo en el mundo proetarra. Este escenario coincide con los recelos de víctimas del terrorismo y de la oposición, que acusan al Gobierno de Pedro Sánchez de querer homologar a Bildu como aliado en estas circunstancias.

Un homenaje a los terroristas Miguel Martínez de Murguía y José Benito Múgica en Lequeitio. Pancartas en Hernani con los rostros de terroristas encarcelados acompañadas de un torneo y una comida en favor de su liberación. Una comparsa realiza un acto en apoyo de los miembros de la banda durante las fiestas de Bilbao y muestra fotos de ocho presos. Acto de Ernai [las juventudes de Sortu, partido de los herederos de Batasuna que forma parte de Bildu] en Ibarra a favor de la excarcelación de los terroristas de Tolosaldea. Personas vinculadas a la txozna Txori Barrote de Bilbao portan las imágenes de los terroristas vinculados a Bilbao… Esto son denuncias del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (COVITE) solo durante la última semana de agosto.

"Piden impunidad para asesinos sanguinarios", protestan. En la misma línea se expresa la Fundación Fernando Buesa, que señala directamente la estrategia de los nostálgicos de ETA de ocupar los espacios públicos aprovechando los días de celebración: "La utilización de las fiestas populares por parte de la izquierda abertzale es insoportable e indignante. Y es muy grave que todo esto se repita día tras día ante la pasividad y el silencio de las instituciones y en concreto de los ayuntamientos… ¿Hasta cuándo?".

'Jai eta borroka' ("fiesta y lucha")

Maite Pagazaurtundúa, hermana de un asesinado por ETA y diputada de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, afirma en declaraciones a este periódico que lo que se ha vivido este verano forma parte de una estrategia histórica a la que nunca han renunciado. Según relata, se denomina "'Jai eta borroka'" ('fiesta y lucha'). "Esto es un tema de décadas. Siempre ha usado lo festivo como un lugar donde tener presencia, hacer captación y activar la espiral del silencio. Ahora es más descarado porque según van normalizando su imagen en Madrid sueltan más la mano. Operativamente, han sido derrotados, pero políticamente siguen activos. Quieren reescribir el pasado. Han encontrado un Gobierno tan débil para que les limpie la imagen. No es solo competición con GSK [sector disidente]. Renunciar a los 'ongi etorri' solo fue renunciar a su publicidad negativa".

Por el momento, la Audiencia Nacional ha abierto una investigación en torno a la exposición pública de imágenes durante la Semana Grande de Bilbao. No es la primera vez que esto sucede. Hay que remontarse más de una década para encontrar las primeras iniciativas judiciales por presuntos delitos de humillación a las víctimas. El tiempo ha demostrado que la eficacia ha sido más bien escasa. La evolución en los tribunales ha limitado la vía penal contra el enaltecimiento del terrorismo. Por eso es tan complicado penalizar estas actuaciones o los recibimientos a etarras cuando salen de prisión.

Foto: Alfonso Sebastián, recibido con agasajos en su 'ongi etorri'. (Reuters/Vicent West)

Eso dio valor al anuncio sorpresa del colectivo de presos de ETA en noviembre del año pasado, cuando renunció a los llamados 'ongi etorri' [bienvenido en euskera]: "EPPK [sus siglas en euskera] transmite a nuestra familia, amigos y compañeros, y a la sociedad vasca, que quiere que las recepciones que se nos hacen cuando salimos a la calle se desarrollen de manera privada y discreta". El Gobierno lo calificó como una buena noticia y el líder de Bildu e histórico portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, lo describió como "una aportación de indudable significado". "Construir puentes y no trincheras es una condición indispensable para la convivencia democrática", añadió. De otra forma, este verano ha demostrado que desde la izquierda abertzale institucional se siguen promocionando los homenajes a terroristas en espacios públicos. Desde el sector crítico acusan a Sortu de redactar los comunicados del EPPK y por su parte ha seguido también homenajeando a etarras alineados con esa línea más dura cuando salían de prisión.

En la calle, como en las cárceles

La ausencia de un relato autocrítico respecto a la injusticia que significaron los asesinatos arbitrarios de ETA que se aprecia en la calle tampoco se ha dado en las prisiones. El Gobierno de Sánchez activó en 2018 una nueva política penitenciaria que ha supuesto el final de décadas de dispersión. Han pasado trece años desde el último atentado mortal en suelo español y tres desde la disolución de la organización. El EPPK [el colectivo de presos etarras] ha hecho anuncios como el de aceptar la legalidad penitenciaria o reducir la ostentosidad de sus homenajes a los excarcelados. Sin embargo, jamás han prescindido de una línea roja: prohibido delatar y arrepentirse.

Eso significa no colaborar para el esclarecimiento de alrededor de 300 crímenes por resolver, un tercio de los cometidos por la organización a lo largo de su medio siglo de historia. Esa es una de las grandes asignaturas pendientes para las víctimas, que mientras tanto ven cómo se suceden los acercamientos a las cárceles del País Vasco y Navarra. Esta semana, El Confidencial adelantó la decisión del Ministerio del Interior de trasladar a otro grupo de 13 reclusos de la organización, el mayor movimiento hasta la fecha realizado por este Gobierno.

"Lo hemos pagado mucho, pero la lucha armada ha conseguido que este pueblo siga vivo"

La noticia fue especialmente dolorosa para las víctimas, puesto que entre los beneficiados había dos de los pistoleros más sanguinarios de la organización, Txapote y Henri Parot. Javier García Gaztelu, alias Txapote, asesinó a Miguel Ángel Blanco en 1997 porque el Gobierno no aceptó acercar a todos los presos de ETA al País Vasco. Este caso ha sido reabierto por la Audiencia Nacional para investigar quién dio la orden de apretar el gatillo contra el joven concejal del Partido Popular. El carácter irredento del terrorista no da muestras de querer contribuir. Este periódico publicó una conversación suya mantenida con una visita en prisión en la que analizaba así las consecuencias de sus actos: "Si quieres revolución, te tienes que mojar y pagar la factura".

Esa ausencia real de arrepentimiento se refleja también en un reciente informe elaborado titulado 'Nada de qué arrepentirse: violencia y reconciliación en el discurso de la militancia de ETA'. Los autores son Jerónimo Ríos y Egoitz Gago, expertos en violencia política, tanto en España como en Latinoamérica. Su investigación cuenta con entrevistas a terroristas con más 19 años de condena de las que recientemente se hizo eco 'El Correo' y que expresan opiniones como esta: "La contribución de ETA ha permitido que este país no desaparezca, que no haya sido absorbido por el Régimen del 78 y que aquí paz y después gloria. Lo hemos pagado mucho y el precio ha sido muy alto, pero la lucha armada ha conseguido que este pueblo siga vivo".

Cerca del 70 por ciento de los presos de ETA ya están en el País Vasco y Navarra. Eso son 135 del total de 179 que siguen cumpliendo años de cárcel en España [más una quincena que permanece en Francia]. Son cifras muy alejadas de los 700 miembros que tenía la organización terrorista en las cárceles cuando en 2011 decretó el cese definitivo de los atentados. En las historias personales de los presos hay muchos casos de desencanto ante una vida en prisión sin haber logrado el fin de la independencia. También hay quienes directamente señalan a los herederos de la vieja Batasuna como traidores.

Tensión cultural y generacional

En la misma conversación en la que Txapote hablaba de pagar la factura, su pareja y también presa, Irantzu Gallastegui, manifestaba así su distanciamiento con el mundo que representa Otegi: "Mira, nosotros ya no sentimos a Sortu. Euskal Herria necesita la antigua generación, eso es lo que hace falta", la terrorista tiene ahora 50 años, pero en Euskadi hay una nueva generación hiperideologizada a caballo entre el independentismo y la extrema izquierda que también reniega de los líderes abertzales institucionales. El mundo proetarra, tradicionalmente unido, vive desde hace tiempo inmerso en un conflicto cultural y generacional.

La izquierda abertzale oficial que encabeza Otegi ha perdido el control de ese sector crítico que a lo largo del tiempo se ha aglutinado en torno a diversas marcas y siglas: Amnistia Ta Askatasuna y Gazte Kordinadora Sozialista (GKS) han sido solo las más visibles, pero hay más como Zarpenari Bidea Itxi, Langile Autodefentsa Sarea o Ikasle Abertzaleak que van conforman un magma disidente. Las tensiones llevan años larvándose de forma soterrada, especialmente a la hora defender el legado de los presos etarras.

Las diferencias llevaron incluso a que miembros de ambas corrientes se enfrentaran a puñetazos en la puerta de una herriko taberna en San Sebastián en junio. Eso hizo temer un verano caliente por el control del mensaje en la calle durante las fiestas de los pueblos. La situación no ha registrado incidentes de gravedad, pero eso no significa que las diferencias hayan desaparecido en un sector de la sociedad vasca que tiene en común no haber renunciado a la reivindicación del pasado violento de ETA.

Los homenajes callejeros a etarras durante las fiestas de verano en pueblos y ciudades del País Vasco y Navarra han sido una constante un año más. Esta situación deja en evidencia los compromisos de moderación de la izquierda abertzale cuando saludó la decisión de los presos de la banda de restringir al ámbito privado las muestras de exaltación. También pone de manifiesto la resistencia de los abertzales a perder espacio e influencia frente a un sector disidente más radical que desafía su histórico liderazgo en el mundo proetarra. Este escenario coincide con los recelos de víctimas del terrorismo y de la oposición, que acusan al Gobierno de Pedro Sánchez de querer homologar a Bildu como aliado en estas circunstancias.

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