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Pedro Sánchez se rinde a Bildu para salvar votaciones clave tras el portazo de ERC
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DOBLE PEAJE

Pedro Sánchez se rinde a Bildu para salvar votaciones clave tras el portazo de ERC

El Ejecutivo acudirá de nuevo al salvavidas de la formación abertzale para sortear la crisis no resuelta con los republicanos catalanes por el espionaje a varios de sus dirigentes

Foto: La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, interviene en el Congreso durante la comparecencia sobre el espionaje con Pegasus. (EFE/Fernando Alvarado)
La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, interviene en el Congreso durante la comparecencia sobre el espionaje con Pegasus. (EFE/Fernando Alvarado)

El Gobierno siempre ha rehuido de calificar públicamente a Bildu como un socio preferente, pero desde el portazo de ERC tras la crisis abierta por el espionaje a independentistas, sus votos se han convertido en el comodín imprescindible. Esta semana, el Ejecutivo salvaba el dictamen sobre la ley de los planes de pensiones con la abstención de los abertzales a cambio de aumentar un 15% las pensiones no contributivas. La formación ya fue un salvavidas para Pedro Sánchez en la ajustada votación para convalidar el decreto anticrisis, al que los republicanos catalanes también se opusieron, como ahora con la norma impulsada por el ministro José Luis Escrivá. El acuerdo alcanzado allana el camino para la prórroga, pues el compromiso de Moncloa es incluir en este texto el aumento de las pensiones hasta final de año para luego incluirlo en los Presupuestos.

En la dirección del PSOE evitan reconocer cualquier preferencia sobre Bildu, aunque sí sobre el bloque de investidura en general, e insisten en que su responsabilidad es alcanzar acuerdos sin descartar a nadie, a derecha e izquierda. "Con quien se ponga a tiro", explica gráficamente uno de los dirigentes que ha negociado con los independentistas. Desde el Gobierno descargan responsabilidades en el PP, que con su abstención salvó la ley audiovisual. Fuentes de Moncloa insisten en apelar a Alberto Núñez Feijóo para que revise su posición con el decreto anticrisis y apoye su prórroga. Con todo, se ha optado por atar primero a Bildu.

Desde la cúpula socialista dicen ser conscientes de que la legislatura se seguirá complicando a medida que se acerque su final. La crisis con los republicanos desde que estalló el caso Pegasus sigue sin amainar. La cabeza de la directora del CNI y la reforma de la ley que controla el servicio de inteligencia anunciada por Pedro Sánchez les parece insuficiente y el Ejecutivo no está dispuesto a más concesiones. Con la mesa de diálogo en el aire, estas tensiones son solo un anticipo cuando los ministerios están comenzando a elaborar los presupuestos para el próximo año. La máxima del Ejecutivo, sin embargo, es agotar legislatura. Para ello podría prorrogar las actuales cuentas.

Foto: El ministro de Inclusión Social, José Luis Escrivá. (EFE/Fernando Alvarado)

Algunas voces ya dejan entrever que unas nuevas cuentas para el próximo año no son condición 'sine qua non' para llegar a finales de 2023. Eso sí, las dificultades del Gobierno para sacar adelante cada norma se acrecentarían pese a insistir en la geometría variable. Sobre todo en algunas de las medidas comprometidas con Bruselas en el plan de reformas. Unos hitos de los que dependen los fondos europeos y, en buena medida, la reelección de Sánchez si logra combatir los efectos en la economía de la guerra.

El segundo paquete de la reforma de las pensiones, los peajes en las autovías o la aplazada reforma fiscal, son algunas de las medidas pendientes de sacar adelante en lo que resta de legislatura. A varios de los aspectos previstos en la reforma de las pensiones, como la ampliación del periodo de cómputo para la edad de jubilación, los republicanos se han referido como "recortes", mientras que los peajes en las autovías se han tildado de regresivos y respecto a la reforma fiscal se plantean unas exigencias difícilmente asumibles por Hacienda.

La portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, en una entrevista en Radio Euskadi este viernes, afirmaba que "haremos todo lo posible para agotar la legislatura" y que "queremos agotar esta oportunidad al máximo", pero advirtiendo que "eso no supone un cheque en blanco". Ya durante su intervención en el pleno del Congreso, cuando Sánchez compareció para dar cuenta sobre el caso Pegasus, Aizpurua llamaba a "cuidar el bloque plurinacional y de izquierdas".

Entre el malestar del PNV y la campaña andaluza

El recurso a la formación que dirige Arnaldo Otegi para sostener la gobernabilidad en el Congreso, principalmente si no amaina la crisis con ERC, supone un doble peaje para el Gobierno. Por un lado, genera suspicacias en el PNV, a quien el Ejecutivo sí califica de socio prioritario y preferente, al tener que compartir con sus principales competidores electorales la etiqueta que los presenta como partido útil en Madrid. Por otro lado, genera cacofonía en plena campaña de las andaluzas, donde los socialistas intentan moderar el relato para retener las fugas hacia el PP. La mesa de diálogo se ha querido retrasar para después del 19-J, precisamente para evitar que el marco territorial sirva de munición en campaña contra las concesiones de los socialistas al independentismo.

El acuerdo anticipado de Bildu con el Gobierno para apoyar las actuales cuentas antes de que se cerrase el pacto con el PNV ya convirtió los votos de estos últimos en prescindibles. Un hecho que generó malestar en las filas de los nacionalistas vascos y elevó sus tensiones con el Ejecutivo. La coalición 'abertzale' y los nacionalistas mantienen una competición electoral que se traduce en una estrategia de los primeros por mostrarse útiles en Madrid y avanzar hacia su normalización institucional.

El encaje de bolillos del Gobierno para sacar adelante votaciones imprescindibles está pasando en estos momentos por un Bildu que asume el papel de ERC como salvavidas. Desde el PSOE aseguran que no ha habido más acercamientos con los republicanos, aunque confían en desencallar la situación echando mano de los distintos círculos de confianza que se han ido tejiendo a lo largo de la legislatura.

El Gobierno siempre ha rehuido de calificar públicamente a Bildu como un socio preferente, pero desde el portazo de ERC tras la crisis abierta por el espionaje a independentistas, sus votos se han convertido en el comodín imprescindible. Esta semana, el Ejecutivo salvaba el dictamen sobre la ley de los planes de pensiones con la abstención de los abertzales a cambio de aumentar un 15% las pensiones no contributivas. La formación ya fue un salvavidas para Pedro Sánchez en la ajustada votación para convalidar el decreto anticrisis, al que los republicanos catalanes también se opusieron, como ahora con la norma impulsada por el ministro José Luis Escrivá. El acuerdo alcanzado allana el camino para la prórroga, pues el compromiso de Moncloa es incluir en este texto el aumento de las pensiones hasta final de año para luego incluirlo en los Presupuestos.

Pedro Sánchez Bildu Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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