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Del carterista en el metro al yonqui disfrazado: así era la red que se hizo con casi 3 millones en estafas
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Del carterista en el metro al yonqui disfrazado: así era la red que se hizo con casi 3 millones en estafas

La llamada Operación Escocia ha durado casi dos años, pero se ha saldado con 53 detenidos. Dos cabecillas, carteristas y otros usurpadores de identidad fueron las piezas de un puzle que empezó a investigarse en agosto de 2022

Foto: Una cartera con diferentes tarjetas de crédito. (EFE/Rayner Peña R.)
Una cartera con diferentes tarjetas de crédito. (EFE/Rayner Peña R.)

Toxicómanos disfrazados, suplantadores de identidad, robos para organizar monterías, parques con botines escondidos, más de 200 víctimas y casi 3 millones de euros en estafas. La operación Escocia se saldó con medio centenar de detenidos, pero para encajar todas sus piezas han hecho falta casi dos años de investigación. Ha pasado tiempo desde que, en agosto de 2022, se comenzó a indagar en varios hurtos que se estaban produciendo en el metro de Madrid.

Se trataba principalmente de monederos, mochilas o efectos personales con documentación de todo tipo –carnets de identidad, tarjetas de crédito...– u otros objetos de valor. Aunque la alarma no saltó definitivamente hasta un viaje a Zaragoza. "Una persona trató de utilizar allí una cuenta robada", explica el investigador responsable de este caso de fraude, que ha llevado la Brigada Móvil de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Madrid.

Los detenidos –principalmente de origen rumano o español– están acusados de formar parte, en mayor o menor medida, de una red que utilizaba a carteristas para robar tarjetas identificativas de sus víctimas y, luego, suplantar sus identidades haciendo uso de accesorios de todo tipo: gafas, gorras, pelucas... Se coordinaban principalmente desde Madrid y Getafe –tenían otra vivienda en Arganda del Rey– gracias a un sistema piramidal dividido en tres escalones.

Foto: Un policía nacional, en una imagen de archivo. (Europa Press)

En la cima estaban los dos cabecillas, uno de ellos de nacionalidad española y nacido en 1967 y el otro, marroquí del 76. Ambos organizaban, por un lado, a los carteristas que robaban en las calles y, sobre todo, a los usurpadores que se plantaban en las oficinas disfrazados de sus víctimas para simular su identidad y conseguir el botín. Muchos de ellos eran toxicómanos y, según apuntan fuentes de la investigación, pactaban con ellos llevarles a las entidades bancarias a las que estuvieran asociadas las cuentas obtenidas para sacar dinero o solicitar un crédito.

A cambio, les ofrecían parte de las ganancias o les compraban con droga. En total, se les acusa de delitos de blanqueo de capitales, usurpación de estado civil, contra la salud pública, hurto, estafa, trata de seres humanos, falsedad documental y pertenencia a organización criminal. De los 53 detenidos, ocho ya han entrado en prisión únicamente por estos delitos y algunos más lo hicieron por la suma de sus antecedentes, generalmente vinculados a otros delitos de estafa.

La caja fuerte en un parque

El inspector jefe de la unidad policial encargada destaca, incluso, el curioso lugar en el que escondían parte del botín. En un parque público cercano a Moratalaz, enterrado bajo tierra, hallaron varios documentos y tarjetas hurtadas que habían sido tapadas con un ladrillo bajo el suelo para protegerlas de la lluvia. La Policía, además de las tarjetas o identificaciones halló entre sus pertenencias distintos tipos de estupefacientes, pues los cabecillas también se dedicaban al tráfico de drogas.

La red funcionaba de tal manera que los carteristas, que se apropiaban de las pertenencias ajenas a pie de calle, robaban primero y, una vez extraído el dinero en efectivo o incluso gastar dinero con la tarjeta de crédito antes de que el usuario cancele la cuenta, los ofrecían a los dos jefes del grupo y se compraban por unos 50 o 60 euros el documento. En todo el organigrama también había personas encargadas de la parte logística y otras dos mujeres que blanqueaban el dinero.

Foto: Los productos estafados. (Policía Nacional)

Las estructuras de mando no se limitaban solo a Madrid, ni siquiera a toda la región. Aunque esta era su base central, los ladrones también actuaban en otras comunidades autonómas. Decidían a dónde viajar en función de criterios varios, pero principalmente se guiaban por la presión turística que podía haber en cada momento, según el responsable policial. Tras casi dos años de recopilar pruebas, el 8 de febrero se efectúan las detenciones, que se alargan en "registros simultáneos" hasta los días siguientes.

Se descubrió que la documentación, además de la oculta en un parque, la guardaban "en un zulo" y custodiaban los dos responsables intelectuales de la trama. De una sola cuenta pudieron llegar a sacar, como máximo, hasta unos 15.000 euros. Entre los detenidos están tanto los cabecillas como carteristas y los usurpadores que fueron caracterizados como víctimas. Fuentes de la investigación concluyen que, aunque en su parte está el trabajo de devolver los documentos a los perjudicados, depedenderá de cada entidad bancaria o los seguros contratados la devolución íntegra del dinero perdido.

Toxicómanos disfrazados, suplantadores de identidad, robos para organizar monterías, parques con botines escondidos, más de 200 víctimas y casi 3 millones de euros en estafas. La operación Escocia se saldó con medio centenar de detenidos, pero para encajar todas sus piezas han hecho falta casi dos años de investigación. Ha pasado tiempo desde que, en agosto de 2022, se comenzó a indagar en varios hurtos que se estaban produciendo en el metro de Madrid.

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