Barrio Aeropuerto: casas anegadas cada dos veranos a la espera de las administraciones

“La gente se las apaña aguantando". Quien habla es José Luis Cañabate, el presidente de la Asociación de Vecinos Barrio Aeropuerto. El pasado 29 de de mayo, esta zona del distrito madrileño de Barajas volvía a sufrir graves inundaciones, que afectaron casi al completo a los bloques de vivienda. Se anegaron las calles y quedaron vídeos virales, como el de una mujer abandonando su casa agarrada a una tabla como si fuese un naufragio. El agua arrastraba los coches y se inundaron sótanos, bajos y pozos de ascensores. "Sí, ahora hemos llamado al consorcio, vienen, valoran los daños y te acaban pagando, pero antes hay quien tiene que tirar su casa entera: puertas, pasillos, colchones, muebles… Así, cada dos o tres años”, denuncia Cañabate.

El colector de Rejas, que pasa bajo el barrio, no puede asumir todo el agua de tormentas como las de estos meses, o las de los veranos de 2017 o 2019. Una situación que también afecta a distritos cercanos, como el de Alameda de Osuna. Las soluciones pasan por un nuevo colector o la construcción de pozos de tormenta, pero dependen de un acuerdo entre distintas administraciones: Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad –a través del Canal de Isabel II– y el Estado, mediante la Demarcación de Carreteras y Aena, la empresa pública que gestiona los aeropuertos.

TE PUEDE INTERESAR

Cortes en el metro, problemas en las carreteras y desvíos de vuelos: las lluvias en Madrid causan estragos

EC/Agencias

“En las tormentas de esta semana mirábamos preocupados al cielo. Si vuelve a apretar, otra vez lo mismo”, comenta Cañabate. “De 32 bloques de pisos que tiene el barrio, la riada del otro día afectó directo o indirectamente a 30”. Las inundaciones son comunes en Barrio Aeropuerto desde que existe, ya que está construido sobre el arroyo de Rejas. Acoge a algo menos de 2.000 habitantes y está situado en el distrito de Barajas. Se levantó en los años 50 como promoción privada de viviendas de protección oficial y fue uno de los muchos barrios de Madrid que recibió a la inmigración del resto de España.

La luz eléctrica tardó en llegar, las calles no se asfaltaron hasta los 70 u 80, en algún caso, y la mayoría de viviendas se encontraban inmersas en obras de rehabilitación este año precisamente por su antigüedad y precariedad. Organizaciones como la FRAVM o la plataforma Aeropuerto Participa han denunciado que actualmente es un barrio aislado del resto del casco urbano, para el que los vecinos reclaman mejoras de la conexión peatonal y equipamientos: no tienen centros educativos, ni de salud, ni otros servicios básicos.

TE PUEDE INTERESAR

¿De verdad es Barajas "el peor aeropuerto del mundo"? Esto dicen los informes globales

Lucía Franco

La asociación de vecinos del Barrio Aeropuerto calcula que la riada del pasado 29 de mayo ha sido peor que las de 2017 y 2019, hasta alcanzar el agua una altura máxima de 2,5 metros a su paso por el número 313 de la calle Garganchón. El récord fue el de las inundaciones de agosto de 2019, cuando se registraron 31,9 litros por metro cuadrado. El pasado 29 de mayo, “solo” 11, pero en apenas dos horas frente a las cinco que duró la anterior tormenta, saturando la capacidad de absorber el agua del colector igualmente. Desde hace años, en épocas de lluvia, el Canal de Isabel II se asegura de limpiar alcorques y alcantarillas, pero la efectividad es limitada si el problema es que, llegado el momento, estos se desbordan estén limpios o no.

Los episodios se vienen repitiendo desde finales de los años 90 y cuentan con un informe del propio Canal de Isabel II de 2012 que certifica que el problema es la falta de capacidad del colector de Rejas para asumir caudales de agua semejantes. La solución, en realidad, es compartida por todos desde hace al menos ocho años: una obra que implicaría la construcción de un nuevo colector por la Avenida Sur del Aeropuerto de Barajas, la llamada Vía Colectora A-2, que es propiedad de la Demarcación de Carreteras del Estado.

Una reunión desmoralizante

Hace justo un año, en junio de 2022, las asociaciones del barrio, junto con otras de Alameda de Osuna, donde se han registrado inundaciones en sótanos y garajes, se reunieron con las administraciones competentes –Ayuntamiento, Canal de Isabel II, Ministerio de Fomento y Aena–. La reunión fue desmoralizante para los vecinos: se pasaban la pelota unos a otros. En el caso de la creación de pozos de tormentas en la zona como solución provisional, se ha paralizado en las dos anteriores corporaciones por las negociaciones con la inmobiliaria propietaria de los terrenos donde se quieren situar.

Consultada por este medio, el Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid explica: “La solución definitiva al problema de las inundaciones consiste en la instalación de un nuevo colector que ha de transcurrir por terrenos de la A-2, propiedad del Ministerio de Transportes y de Aena", explican. Para poder llevar a cabo este proyecto, que "ya está redactado y tiene un coste de 90 millones de euros es necesaria la autorización de la Demarcación de Carreteras y de Aena". Hasta el momento, advierten, el principal escollo se ha encontrado con los primeros: "Se ha solicitado la autorización, pero ha sido informada desfavorablemente”.

TE PUEDE INTERESAR

Verano madrileño: cómo sobrevivir a los cortes de tráfico y metro que afectan a la capital

Diego Alonso Peña Diseño: Laura Martín

“Estamos hablando de al menos 11 coches que han quedado inservibles y 12 viviendas afectadas solo en la calle Garganchón en las que hay que tirar hasta la puerta de entrada de las casas”, remarca Cañabate, que añade otros edificios "en los que aún no estaban terminadas las obras de rehabilitación", o donde "se han inundado los pozos de los ascensores", que "por suerte" no funcionaban. Comenta que algunos vecinos están calculando los daños "entre 20.000 y 30.000 euros", más que en la peor inundación que recuerdan.

Justo este diciembre se había anunciado una nueva inversión del Plan Nacional de Vivienda de 1,7 millones de euros en obras de rehabilitación en los edificios del barrio. A mediados de 2022, el Ayuntamiento calculaba en 12,4 millones lo invertido en obras de rehabilitación energética, un plan que afectaba a los 32 bloques del barrio. “Es tirar millones y millones, empezar la casa por el tejado”, lamenta Cañabate. “Nos parecen bien todas esas obras y son necesarios, pero aparte de que cualquier día ocurre una desgracia porque aquí vive mucha gente mayor, si llega otra inundación, vuelta a empezar”.