'Operación Madrid': Díaz espera doblegar a Iglesias tras el descalabro de Podemos el 28-M

En la trayectoria política de Pablo Iglesias, todos los caminos llevan a Madrid. Hace dos años dejó su cargo como vicepresidente para encabezar la candidatura de Podemos y enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso cara a cara. El exlíder morado midió mal sus fuerzas y, aunque logró que el partido sumase diez diputados, se evidenció la fatiga del fundador y de la marca. En paralelo emergió el liderazgo de Yolanda Díaz. Su por aquel entonces amigo y mentor le entregaba un proyecto envenenado. Hoy, la relación entre ambos es inexistente. Pese a la inminente puesta de largo de Sumar, no ha habido contacto entre ellos, según fuentes del entorno de la vicepresidenta.

La interlocución para forjar un pacto entre Podemos y Sumar la están llevando la secretaria de organización de los morados, Lilith Verstrynge, y Josep Vendrell, jefe de gabinete de la vicepresidenta y militante de los Comunes. La desconfianza mutua es creciente. Los de Iglesias acusan al emisario de la ministra de Trabajo de "boicotear" el diálogo. El riesgo electoral que supone que la izquierda acuda dividida a las próximas generales no ha sido un acicate para acercar posturas. Por el contrario, en ambos cuarteles generales empieza a escucharse a hablar de la operación Madrid.

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El bautizado internamente como el "Podemos de Galapagar" formado por Iglesias, Irene Montero, Ione Belarra, Pablo Echenique, Juan Carlos Monedero y Juanma del Olmo, tiene la convicción de que la lideresa de Sumar ha encontrado el talón de Aquiles de "Pablo". Los fontaneros de Díaz trabajan a golpe de tracking. Esta semana el observatorio electoral de El Confidencial para la Comunidad de Madrid adelantaba la desaparición de Podemos de la Asamblea. Los de Iglesias se quedarían en el 4,7 por ciento, tres décimas por debajo del cinco exigido para obtener representación.

Podemos ha ido perdiendo presencia a nivel nacional desde 2016. En comunidades como Cantabria o Castilla-La Mancha ya no existe, pero volatilizarse en Madrid sería un "jaque mate". En estos datos se sostiene la calma con la que la vicepresidenta responde a los continuos órdagos de Iglesias. Díaz no tiene prisa por estrechar la mano que le dio de comer antes del 28 de mayo. Si los morados se quedan sin diputados en Madrid, el rival llegará exhausto para cerrar el encaje de Podemos en Sumar.

A Iglesias la calma de Díaz le exaspera. Ha resucitado la consigna de que "salvar Madrid es salvar Podemos" para movilizar a los suyos, cada vez menos incluso en el grupo parlamentario, contra su sucesora. Acusa a la vicepresidenta de intentar hacer lo mismo que hizo Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid donde acabó fagocitándoles. Su afán de controlar Sumar exigiendo unas primarias abiertas ha fracasado. Díaz sabe que detrás de este planteamiento se esconde imponer una relación de bilateralidad con la nueva marca.

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Tanto Iglesias como Díaz en este minuto están dispuestos a llevar sus posturas hasta el final. "Se le ve enloquecido", advierten los que tratan con el profesor universitario que ha pedido recrudecer los ataques a la ministra de Trabajo. En esta estrategia se enmarca la denuncia que ha hecho Podemos contra el director del CIS, José Félix Tezanos, al que ha acusado de manipular los sondeos para favorecer a Díaz. Atrás quedan las comidas entre Iglesias y Tezanos que permitían al primero dar a los suyos la primicia del CIS. Ahora sobran los amigos y faltan los aliados.

El entramado de fuerzas a la izquierda del PSOE ha elegido a Díaz como faro. La gallega cuenta con Más País de Íñigo Errejón, Los Comunes de Ada Colau, Compromís de Joan Baldoví, Proyecto Drago del exdiputado canario, Alberto Rodríguez, Más Madrid de Rita Maestre, Chunta Aragonesista, Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía liderado por Fátima Hamed o Batzarre en Navarra. El objetivo es lograr que Sumar aglutine a una quincena de partidos. A la mayoría de estas formaciones les une, además de un proyecto político, la mala relación con Iglesias, al que acusan de haber acabado con el espíritu de Podemos.

El mismo análisis sirve para las filas socialistas. Puestos a elegir, los barones optan sin lugar a duda por una coalición con Díaz en contraposición al abrazo de Pedro Sánchez con Iglesias. Hay preocupación porque no lleguen a entenderse, pero tampoco quieren que el exvicepresidente vuelva a tener el bastón de mando. Una izquierda fraccionada debilita las posiciones del bloque frente al PP y Vox de cara a la cita con las urnas, pero el hartazgo del PSOE con Belarra y Montero está en máximos tras los últimos ataques al partido y las votaciones en el Congreso.

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Sánchez necesita un apoyo con el que reeditar el Frankenstein para mantenerse en la Moncloa y está dispuesto a hacer campaña encubierta por Díaz. Los cálculos son que si finalmente logran integrar a Podemos, la nueva plataforma aspiraría a ser tercera fuerza con casi el 19 por ciento de los votos, según los sondeos publicados y el acuerdo de legislatura sumando a los nacionalistas y los minoritarios estaría al alcance. En un escenario de división, el bloque de la derecha se alzaría con la mayoría absoluta por el reparto de la ley electoral. Díaz obtendría poco más de una veintena de diputados y Podemos seis.

Con estos datos parece evidente que lo más recomendable es que haya una única candidatura, pero en estos momentos las espadas están en alto. Salvo sorpresa de última hora, no habrá representante de la cúpula de Podemos en la puesta de largo de Díaz hoy en Madrid. La esperanza en Sumar es que cada vez haya más disidentes entre los morados y que den en público el paso que ya han dado en privado. El discurso para captar adeptos es que Iglesias quiere que Díaz fracase y un gobierno PP-Vox para emerger él desde su micrófono como único referente de la izquierda.