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La guerra sin cuartel en el movimiento feminista o cómo Atocha simboliza su lucha de poder
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A UN DÍA DEL 8-M

La guerra sin cuartel en el movimiento feminista o cómo Atocha simboliza su lucha de poder

El punto de partida de las dos grandes manifestaciones, junto a la estación madrileña, representa la división del movimiento y la pelea interna entre los diferentes frentes para imponer sus tesis

Foto: Manifestación del 8-M en Madrid en 2020. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Manifestación del 8-M en Madrid en 2020. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

La estación de Atocha representa la guerra interna del movimiento feminista. El ejemplo perfecto para explicar su división. La emblemática estación madrileña es el punto de partida de la gran mayoría de manifestaciones del 8-M. Entre ellas, la oficial. El recorrido tradicional de esta marcha asciende por el paseo del Prado hasta Cibeles, gira hacia Gran Vía y termina en plaza de España -excepto el año pasado, que finalizó en Colón-. Nada de esto sería relevante si no fuera porque se ha convocado otra concentración del sector más crítico en la misma ubicación, media hora antes, como una especie de símbolo por el control del espacio. La división que empezó a fraguarse con la llegada de Irene Montero al Ministerio de Igualdad ha resquebrajado el conjunto de la reivindicación y la coincidencia en el punto de partida obliga ahora a agudizar el oído. ¿Qué nos dice la rotonda de Carlos V de las disputas internas? Todo redunda en la misma lucha de poder por la conquista de la protesta.

“Ha sido un movimiento sucio”, señalan desde el sindicato de estudiantes Libres y Combativas de Madrid, posicionadas a favor de la Comisión 8-M. “Ya el año pasado la convocaron en Gran Vía, que era parte del último tramo de la otra”, señala la portavoz. Atocha se ha convertido en una suerte de campo de batalla de las escisiones del movimiento.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Javier Lizón)

El año 2022 fue la primera vez que las diferencias dentro del feminismo se materializaron. La Comisión 8-M, que ha organizado siempre la marcha principal, concentró su tradicional manifestación en Atocha. Las aguas ya empezaban a enturbiarse. La rama abolicionista del movimiento intentó marcar perfil propio y convocó otro evento por su lado en Gran Vía. La diferencia entre ambas fue abismal. Mientras la oficial congregó hasta a 50.000 personas, la escisión crítica reunió en torno a 6.000.

Las principales diferencias entre ambas radican en la cuestión abolicionista y de identidad de género. Las más beligerantes se posicionan contra las políticas de Igualdad y solicitan la dimisión inmediata no solo de Irene Montero, sino también la reprobación del presidente del Gobierno por “permitir que siga en el cargo”, tal y como explica a El Confidencial la portavoz del Movimiento Feminista de Madrid, Ana de Blas. Unas defienden la inclusión, los feminismos en plural y los derechos LGTB. Las otras, la abolición y las críticas a las políticas de Unidas Podemos.

Foto: Alejandra Jacinto, portavoz de Podemos. (EFE/Eduardo Oyana)

Cuando se pregunta a ambos sectores por qué eligieron Atocha para convocar dos manifestaciones distintas, la respuesta es la misma: “Pregúntales a ellas”. Hay dos cuestiones a tener en cuenta. Desde la Delegación del Gobierno, explican que la concentración de las detractoras de Montero arrancará en la glorieta de Atocha a las 18:30. Por su parte, la oficial hará lo propio desde el paseo del Prado a las 19:00. "Que les hayan autorizado [a las detractoras de la ministra de Igualdad] empezar en Atocha no me sorprende, teniendo en cuenta que lo ha aprobado el Partido Socialista", señala Marina desde el sindicato estudiantil. Las organizadoras de esta segunda mantienen que la suya se iniciará también en Atocha, “como todos los años”.

Las redes están plagadas de mensajes para los futuros asistentes a la manifestación. “No te confundas con el recorrido” o “esta es la mani buena”. Un boicot sin precedentes en el día más importante para el movimiento. Para contabilizar qué asistentes acuden a una y cuáles a otra, confían en que las fuerzas de seguridad lo organicen. “Nuestra interpretación es que se está jugando a la confusión, pero nosotras tenemos el papel que acredita que empezamos en Atocha”, declaran en el Movimiento Feminista de Madrid. “Es una pena que haya mujeres que no crean en la necesidad de respetarnos entre todas en los puntos comunes. Las manifestaciones del 8-M que convoca la comisión son pacíficas, seguras para todas las personas, de carácter reivindicativo”, señalan desde la manifestación oficial.

El conflicto de Atocha es solo la punta del iceberg de lo que venía ocurriendo desde hace años. El sector más radical del feminismo reniega de la actual ministra de Igualdad y la polémica en torno a la ley del solo sí es sí ha reforzado su argumento. El te lo dije es su mejor bala. “Esta norma chapuza ha provocado que se reduzcan las penas y hay que remediarlo. Es un gravísimo fallo irreversible, pero hay que modificarlo de cara al futuro”, señala De Blas, del Movimiento Feminista de Madrid. La controversia por esta ley les dota de fuerza cuando, además, se acaba de aprobar la ley trans. Esta es otra de las normas de las que reniegan, alegando que “ser mujer no se elige”. La percepción de ambas es que las manifestaciones serán un éxito.

El PSOE reformará la ley del solo sí es sí de la mano del bloque conservador este martes. Las detractoras de Montero defienden la reforma de la norma. Consideran que la clave está en evitar la reducción de las penas a violadores, aunque no necesariamente la presentada por los socialistas. Nada que ver con la posición del movimiento estudiantil, defensor de la Comisión del 8-M. "Lo que hay es un ataque salvaje por parte de la judicatura que intenta dar una lección al movimiento feminista". De hecho, la formación morada ha acusado al Partido Socialista de "traicionar al feminismo" por la reforma de la ley. En la misma línea, el exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias alertó este fin de semana a Pedro Sánchez sobre lo que "podría encontrarse en la manifestación del 8-M", teniendo en cuenta las diferencias entre los socios de gobierno por la ley. Nada de esto preocupa especialmente a las organizadoras del evento. "Cada vez que avanzamos surge una reacción de todos los ámbitos. Los avances en materia feminista han sido principalmente gracias al movimiento. Todos los años se quieren envenenar los debates y usarlo como arma electoral, pero no lo van a conseguir", sentencian fuentes de la Comisión 8-M. Por su parte, desde el Movimiento Feminista señalan que "el 8-M se utiliza de alguna manera con fines partidistas y el feminismo ha sufrido el intento de ser instrumentalizado para ser el escaparate de unas carreras políticas".

La estación de Atocha representa la guerra interna del movimiento feminista. El ejemplo perfecto para explicar su división. La emblemática estación madrileña es el punto de partida de la gran mayoría de manifestaciones del 8-M. Entre ellas, la oficial. El recorrido tradicional de esta marcha asciende por el paseo del Prado hasta Cibeles, gira hacia Gran Vía y termina en plaza de España -excepto el año pasado, que finalizó en Colón-. Nada de esto sería relevante si no fuera porque se ha convocado otra concentración del sector más crítico en la misma ubicación, media hora antes, como una especie de símbolo por el control del espacio. La división que empezó a fraguarse con la llegada de Irene Montero al Ministerio de Igualdad ha resquebrajado el conjunto de la reivindicación y la coincidencia en el punto de partida obliga ahora a agudizar el oído. ¿Qué nos dice la rotonda de Carlos V de las disputas internas? Todo redunda en la misma lucha de poder por la conquista de la protesta.

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