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Abascal toma el control de Vox ante el 4-M para frenar a Ayuso y evitar su primer fiasco
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MADRID SE LE ATRAGANTA

Abascal toma el control de Vox ante el 4-M para frenar a Ayuso y evitar su primer fiasco

Vox busca vender el 4-M en clave nacional, consciente de que muchos electores que votarían a Abascal apostarán por Ayuso. La presidenta de la CAM puede provocar su primer fracaso

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, y la candidata en Madrid, Rocío Monasterio. (EFE)
El líder de Vox, Santiago Abascal, y la candidata en Madrid, Rocío Monasterio. (EFE)
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El ascenso de Isabel Díaz Ayuso, a la que todas las encuestas dan como ganadora el 4 de mayo en la Comunidad de Madrid, anticipa un duro enfrentamiento con Vox, con el que comparte puntos de su discurso político. En el PP, la presidenta autonómica ha dado orden de no atacar al partido de Rocío Monasterio, consciente de que, para obtener una amplia mayoría, necesita conquistar un porcentaje alto de sus votantes. Ayuso puede representar el primer freno a Vox después de las elecciones catalanas, lo que daría a Pablo Casado un balón de oxígeno tras meses de malas noticias.

En Génova tomaron nota y desde hace semanas los ataques a Vox se han diluido por completo. El último discurso de Casado a sus filas, en la junta directiva de hace unos días, es un ejemplo significativo. Ni rastro de las críticas al rival que antes eran permanentes.

Por su parte, el partido de Santiago Abascal no está dispuesto a perder el viento de cola que le empuja desde hace tiempo. Y, precisamente, para cortar de raíz el riesgo que entraña Ayuso, el líder de Vox será quien tenga un mayor protagonismo en el camino al 4 de mayo. Abascal dirigirá la campaña electoral, una decisión que no tiene similitudes entre otros partidos rivales, y todo indica que el objetivo pasa por tener una presencial total. Hasta el punto de que acompañará a la candidata en todos los mítines y grandes actos de las próximas semanas.

Foto: El líder del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)

Monasterio ha mantenido un perfil bajo desde que se confirmó el adelanto electoral: pocas apariciones públicas y declaraciones a medios de comunicación hasta anoche, que reapareció en Telecinco. Mientras tanto, el partido lanza el mensaje de que las elecciones del 4-M no serán en clave autonómica, sino nacional. “Vox se presenta en Madrid con su proyecto nacional. Ganar Madrid es absolutamente necesario y el primer paso para expulsar a Sánchez del Gobierno de España”, aseguró Jorge Buxadé, portavoz y eurodiputado, tras la reunión del comité de acción política del partido este lunes.

Abascal sabe que muchos electores que hoy podrían votarle a él en unas generales se decantarán por Ayuso en la cita madrileña de mayo. Dicho de otra manera: Ayuso es capaz de concitar el apoyo de electores de Vox que, sin embargo, no votarían a Casado. Esta cuestión, que también conocen bien en Génova, explica por qué Vox quiere insistir en vender la convocatoria no a nivel regional, sino nacional. Ocurrió exactamente igual en Cataluña, donde el partido ultra consiguió una irrupción muy significativa con 11 diputados frente a los tres del PP o los seis de Ciudadanos.

Vox niega que Ayuso vaya a “aglutinar” a los votantes de la derecha afirmando que “son dos partidos distintos” y que el suyo “representa una alternativa” a la del PP. Pero la preocupación del partido de Abascal no es el PP, sino su candidata. Más todavía tras el salto de Pablo Iglesias a la política. La formación lleva encadenando éxito tras éxito en todas las convocatorias electorales (con la única excepción de Galicia, donde no obtuvo representación).

A pesar de que los populares afirman que las encuestas nacionales van premiando la oposición de Casado, en el partido de Abascal consideran que el liderazgo del presidente del PP no termina de cuajar. No solo eso: dan por seguro que su partido, Vox, no ha tocado techo en muchas autonomías y tampoco en el Congreso, donde ahora mismo tienen 52 diputados. Madrid, sin embargo, puede ser la primera excepción que rompa su curva ascendente, con la importancia que tiene una convocatoria en esta comunidad autónoma. Podría ser el primer fiasco de Vox.

Foto:  Terraza del centro de Las Rozas, Madrid. (Javier Bocanegra)
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En la otra cara de la moneda está la consolidación que podría experimentar Ayuso si gana las elecciones por amplia mayoría y consigue gobernar. Esa victoria podría cambiar el panorama político porque, para empezar, obligaría al PP a repensar su estrategia y exportar su modelo al ámbito nacional, muy alejado del de otros barones territoriales como el andaluz, Juanma Moreno, o el gallego, Alberto Núñez Feijóo.

El duelo de la derecha el 4-M será, casi con total seguridad, entre Ayuso y Abascal. En Vox afirman que su presidente “se ha puesto a disposición” del partido para volcarse en conseguir un buen resultado electoral. Las encuestas siguen pronosticando el éxito de la popular y difieren sobre el futuro que le espera al partido ultra. Algunos sondeos mantienen su representación actual (12 diputados), otros la amplían ligeramente y otros apuntan a un descalabro que tampoco beneficiaría a la presidenta de la comunidad.

En el PP descartan una mayoría absoluta por mucho crecimiento que experimente Ayuso. El punto de partida son los 30 escaños de 2019 y aunque se acerque a duplicarlos, obtener entre 50 y 60 diputados sería un éxito rotundo, pero insuficiente. De ahí, que los apoyos sean fundamentales para llegar a la mayoría de 69. Al PP no le interesa que Vox pierda tanto apoyo como para impedir una suma en favor de la izquierda. El caso de Ciudadanos es distinto. Si Edmundo Bal obtiene el 5% de representación, entraría directamente con siete diputados a la Asamblea, en detrimento de la propia Ayuso. Los populares saldrían mejor parados si el partido naranja no consigue entrar.

Foto: Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. (David Mudarra)

Como publicó este diario, el escenario idóneo para la presidenta regional sería obtener una mayoría indiscutible (aunque no fuera absoluta) de entre 58 o 60 diputados y que Vox tuviera los suficientes como para apoyar su investidura y un Gobierno en solitario. En el PP entienden que en ese caso el partido de Abascal no estaría en disposición de exigir entrar en un Gobierno. Vox no aclara si querría entrar o no en el futuro Gobierno regional. Iván Espinosa de los Monteros fue contundente hace dos semanas asegurando que su partido querría gobernar. Días después otros dirigentes rebajaron la intensidad de la afirmación y ayer mismo el portavoz nacional, Jorge Buxadé, evitó revelar la postura actual. “Vox no va a permitir que la izquierda gobierne, lo demás es irrelevante”, dijo sacudiéndose la incógnita por la que los partidos sí se preocupan.

El ascenso de Isabel Díaz Ayuso, a la que todas las encuestas dan como ganadora el 4 de mayo en la Comunidad de Madrid, anticipa un duro enfrentamiento con Vox, con el que comparte puntos de su discurso político. En el PP, la presidenta autonómica ha dado orden de no atacar al partido de Rocío Monasterio, consciente de que, para obtener una amplia mayoría, necesita conquistar un porcentaje alto de sus votantes. Ayuso puede representar el primer freno a Vox después de las elecciones catalanas, lo que daría a Pablo Casado un balón de oxígeno tras meses de malas noticias.

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