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Casado aparca la ruptura con Vox ante el 4-M y absorbe parte de su discurso duro
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SIN REFERENCIAS A LA MODERACIÓN

Casado aparca la ruptura con Vox ante el 4-M y absorbe parte de su discurso duro

El líder del PP evitó las referencias rupturistas con el partido de Abascal por primera vez en los últimos meses y abandera ejes políticos como la seguridad ciudadana, la okupación y la inmigración ilegal

Foto: El líder del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)
El líder del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)

Hace poco más de un mes Pablo Casado convocó al comité ejecutivo de su partido, donde están representados los presidentes autonómicos, después del mazazo de las elecciones catalanas. Las cosas pintaban mal para el PP y nadie podía imaginarse que unas semanas más tarde afrontarían dos mociones de censura de las que el partido saldría tan fortalecido. Tampoco esperaban que el adelanto electoral de Madrid aceleraría la ansiada reunificación del centro derecha con la descomposición de Ciudadanos y que, si se cumplen sus planes, se podría consolidar con el 4 de mayo.

En aquella reunión Casado opacó el desastre de Cataluña con el anuncio de la mudanza de Génova (estancada por ahora) para romper con el pasado y las sombras de la corrupción, pero también dejó claro que su estrategia de ruptura con Vox permanecía intacta. “No queremos ganar en la radicalidad. Tenemos que seguir en la centralidad para que España lo esté, pero también para que las elecciones vuelvan a ganarse ahí”, aseguró entonces. Unas palabras que no fueron replicadas por primera vez en un discurso a sus filas este martes, cuando reunió a la Junta Directiva del partido (máximo órgano entre congresos).

Casado evitó en todo momento mencionar al partido de Santiago Abascal y tampoco reivindicó, como venía haciendo desde hace meses, “el centro y la moderación” alejado de los “extremos”, los “rupturistas” y el “oportunismo demagógico”. Se centró en dejar claro que la unión de todo lo que está a la derecha del PSOE, “incluidos socialdemócratas avergonzados”, llegará. Y que todo debe empezar en Madrid.

Foto: Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. (David Mudarra)

Las esperanzas de un resultado extraordinario de Isabel Díaz Ayuso juegan ahora un rol fundamental en Génova. Pero también el hecho de que la presidenta regional tenga la capacidad de frenar el auge de Vox, confirmado en Cataluña y que hasta ahora se mantenía en las encuestas.

Que Ayuso puede pararle los pies a Vox es una evidencia y un balón de oxígeno para los populares. Y en la Junta Directiva de ayer, el pistoletazo de salida interno para la campaña madrileña, Casado afirmó que la “obligación” del PP en la próxima cita electoral es “unir a todos los ciudadanos ganando” [las elecciones]. Dejó de lado, eso sí, el discurso repetido de ruptura con el partido ultra, consciente de que los votantes de Vox deben recalar en el PP o que, en el peor de los escenarios para ellos, necesitarán el apoyo de Rocío Monasterio para gobernar. En el partido sugieren que el discurso de centralidad del presidente sigue siendo el mismo, pero las referencias de otras ocasiones no asomaron en ningún momento.

Y, de hecho, el líder del PP abordó algunas líneas de un discurso duro y compartido con Vox, poniendo énfasis en la necesidad de llegar a acuerdos de Estado de manera urgente en materia de seguridad ciudadana, inmigración ilegal y okupación de viviendas. Casado, que afirmó llevar meses poniendo el foco en estos asuntos, los devolvió a la primera línea en un momento en el que Vox también los incluirá como prioritarios en su agenda política. “Son el segundo, tercer, cuarto problema de los españoles según las encuestas. Y el Gobierno los niega y no hace absolutamente nada”, zanjó el presidente del PP.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

En la campaña de Cataluña, Vox reforzó en gran medida su discurso en esos ejes (con eslóganes como 'recuperaremos Cataluña') y no se centró tanto en la cuestión identitaria y la lucha contra el independentismo, como podía ser previsible. Apostó por un discurso antiinmigración y una denuncia constante de la supuesta inseguridad que se vivía en las calles de muchas localidades catalanas. En el caso de Madrid, la okupación, pero también los asuntos relacionados con la inmigración (y, en concreto, con los menores extranjeros no acompañados, llamados menas) han constituido gran parte de la oposición ejercida por Vox en la Asamblea. Las referencias al “buenismo progre” de Monasterio llegaron al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, por su gestión con estos menores, exigiendo que aquellos que no se integraran fueran repatriados.

Sí hubo una frase que se repitió en esta Junta Directiva en los mismos términos que el pasado mes durante el comité ejecutivo. “Las velas están bien orientadas”, dijo hace un mes Casado, para reafirmarse en “su rumbo” a pesar de los resultados catalanes, y las volvió a pronunciar este martes augurando la consolidación de su partido como única alternativa posible a Pedro Sánchez.

Después de citar a Ortega, “vivir al día es morir al atardecer”, el líder popular insistió en que el proyecto que encabeza “es de largo recorrido”. Y, por eso, pidió a sus filas “no preocuparse por los tuits, los teletipos de prensa, las columnas que hablan de si los candidatos son buenos o no, o si sus equipos valen lo bastante”. “No podemos morir cada atardecer”, zanjó pidiendo confianza a todos los cuadros y volcarse en los retos más inmediatos.

Hace poco más de un mes Pablo Casado convocó al comité ejecutivo de su partido, donde están representados los presidentes autonómicos, después del mazazo de las elecciones catalanas. Las cosas pintaban mal para el PP y nadie podía imaginarse que unas semanas más tarde afrontarían dos mociones de censura de las que el partido saldría tan fortalecido. Tampoco esperaban que el adelanto electoral de Madrid aceleraría la ansiada reunificación del centro derecha con la descomposición de Ciudadanos y que, si se cumplen sus planes, se podría consolidar con el 4 de mayo.

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