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Nerviosismo e incertidumbre en el PSdeG: la militancia decide entre continuidad y renovación
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Nerviosismo e incertidumbre en el PSdeG: la militancia decide entre continuidad y renovación

La neutralidad de Pedro Sánchez dificulta el pronóstico en las primarias de este sábado entre Caballero y Formoso

Foto: El diputado del PSdG-PSOE, Pablo Arangüena. (EFE)
El diputado del PSdG-PSOE, Pablo Arangüena. (EFE)

Desde que Emilio Pérez Touriño perdió la Xunta en 2009, tres secretarios 'xerales' y un presidente de gestora han tomado el mando del PSdeG. Los socialistas gallegos pueden sumar ahora un nuevo líder, si optan en las primarias de este sábado por Valentín González Formoso, presidente de la Diputación de A Coruña y alcalde de As Pontes. Para ello, deberá desbancar a su actual secretario general, Gonzalo Caballero, que acaba de cumplir su cuarto año de mandato. No abundan encuestas fiables ni se puede tirar de calculadora de compromisarios, como ocurre en los congresos. El voto individual y secreto de 10.200 militantes convocados convierte en una incógnita el futuro del partido, que llega a su cita crucial en un clima de creciente nerviosismo.

La tensión no llegó a estallar, pero se vivió a flor de piel en el debate que ambos candidatos protagonizaron el jueves, casi de madrugada. Caballero afeó a Formoso su falta de implicación en el partido e incluso en campañas electorales, mientras que este recriminó al aspirante a la reelección la falta de unidad y sus malos resultados. Sobre esos ejes se desarrolló un combate dialéctico que permitió comprobar que este sábado no se confrontan dos modelos de partido o dos perfiles ideológicos distintos, sino dos candidatos que se creen más capacitados para sacar al PSOE gallego de una depresión que dura más de una década.

La frustración procede de las elecciones autonómicas de 2020, cuando un PSdeG que parecía embalado de la mano de Caballero se estrelló frente al PP y al BNG, que lo superó en cinco diputados y cuatro puntos y medio de apoyos. El resultado hizo especial daño porque, con su actual líder, los socialistas habían logrado dos grandes hitos: ganar por primera vez en la historia sendas elecciones en Galicia. En 2019, tanto en las generales de abril como en las europeas de mayo, el PSOE quedó por encima del PP de Alberto Núñez Feijóo. Y en las municipales, alcanzaron tres de las cuatro diputaciones provinciales y 113 alcaldías. Por eso las expectativas eran máximas y el batacazo fue especialmente doloroso en las autonómicas de 2020, la gran prueba de fuego del partido.

Foto: Fotografía de archivo. Un hórreo en Ribadeo. (EFE)

La derrota en las autonómicas de julio del pasado año la atribuyó Caballero al clima político provocado por el covid, con un Feijóo "poniendo deberes" al Gobierno de Sánchez en una rueda de prensa diaria retransmitida por la televisión pública a la hora del telediario. Apeló también a los malos resultados cosechados en el País Vasco en esa misma fecha. Pero Formoso no le compró el argumento. Culpó al candidato del giro en el voto de los gallegos y apeló a una encuesta del CIS en la que el aspirante a la reelección aparece como el político gallego peor valorado.

El alcalde de As Pontes reclamó cerrar lo que considera una etapa de "resignación" y acusó a Caballero de usar la pandemia como coartada. "Esa misma pandemia no afectó al BNG", le reprochó. Su rival le contestó con los resultados del partido en la provincia de A Coruña, liderado por Formoso. "En Ourense y Pontevedra subimos en votos, porcentajes y diputados y en A Coruña perdimos. Si hubiésemos tenido los mismos resultados en A Coruña que en Pontevedra tendríamos la presidencia de la Xunta".

La falta de unidad fue otro de los argumentos empleados por el aspirante a suceder al secretario 'xeral', al que acusó de fomentar la división interna y de actuar como un líder "que no integra, que arranca dividido", además de considerarlo incapaz de motivar a la militancia. Caballero se defendió con la promesa de emular a Pedro Sánchez y, si resulta vencedor, integrar a los críticos en los órganos de gobiernos que salgan del próximo congreso.

Foto: Alberto Núñez Feijóo y Javier Lambán, en un encuentro sobre demografía celebrado en 2018. (EFE)

El actual secretario general completó sus ataques con la acusación a Formoso de no implicarse suficientemente en el partido. En concreto, de reunirse con Feijoo en períodos electorales, de acudir a solo dos reuniones de las 20 celebradas por la ejecutiva gallega y de ausentarse del comité federal del PSOE e incluso de algunos mítines en Galicia con Pedro Sánchez. Este último aspecto, la ausencia del alcalde pontés en un mitin de Sánchez en A Coruña, es considerada la clave de la neutralidad de Ferraz en las primarias de Galicia, otro de los factores que añade incertidumbre a la consulta de este sábado.

Hubo un tiempo en que la sintonía entre Sánchez y Caballero era absoluta, pero se desvaneció tras las autonómicas de 2020, y Ferraz puso en marcha un proceso para buscar un candidato alternativo. Su principal apuesta, el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, no cuajó, y el secretario 'xeral' reaccionó anticipando las primarias y el congreso —que el 8 de diciembre consagrará en Santiago los resultados de este sábado— para acortar los plazos a sus rivales. El cónclave federal de los socialistas del pasado octubre redujo más todavía el margen de los opositores para formalizar una candidatura con un respaldo abierto de la dirección federal.

En ese congreso, los dos aspirantes a liderar el socialismo gallego se movieron por los pasillos de la Feria Valencia con el objetivo de fortalecer sus posiciones, pero Sánchez optó por dejar las cosas como estaban. El candidato a la reelección ahuyentó el fantasma de una toma de partido de Ferraz en favor de su contrincante que hubiera sido letal para sus intereses, aunque no pudo evitar la constatación del escaso entusiasmo que suscita su candidatura en la cúpula del PSOE.

Foto: Abel Caballero. (Brais Lorenzo)
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En la ejecutiva federal solo entraron dos representantes del socialismo gallego: la secretaria de Estado de Cooperación, Pilar Cancela, que repite al frente del área de Exterior, y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, miembro nato en su condición de presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias. A Cancela se la vincula con Formoso y a Caballero lo reivindica como afín el secretario general, aunque las filiaciones pocas veces son explícitas. La secretaria de Estado fue mano derecha del exsecretario general del PSOE gallego, José Ramón Gómez Besteiro, partidario del presidente de la Diputación de A Coruña. El regidor vigués, mientras, se mantiene al margen del proceso, pero desde la candidatura del aspirante a la reelección se confía en su crucial apoyo.

Así, Caballero llega a la cita de este sábado con el respaldo teórico de las provincias de Pontevedra y Ourense y Formoso con las de A Coruña y Lugo. Pero esos repartos a golpe de calculadora que resultaban infalibles en los antiguos congresos son ahora una caja de sorpresas, cuando los compromisarios se limitan a dar el visto bueno a lo decidido en primarias por la militancia. Es un modelo que los socialistas experimentaron por primera vez en Galicia en 2012 y que este sábado decide entre continuidad y renovación en el PSdeG.

Desde que Emilio Pérez Touriño perdió la Xunta en 2009, tres secretarios 'xerales' y un presidente de gestora han tomado el mando del PSdeG. Los socialistas gallegos pueden sumar ahora un nuevo líder, si optan en las primarias de este sábado por Valentín González Formoso, presidente de la Diputación de A Coruña y alcalde de As Pontes. Para ello, deberá desbancar a su actual secretario general, Gonzalo Caballero, que acaba de cumplir su cuarto año de mandato. No abundan encuestas fiables ni se puede tirar de calculadora de compromisarios, como ocurre en los congresos. El voto individual y secreto de 10.200 militantes convocados convierte en una incógnita el futuro del partido, que llega a su cita crucial en un clima de creciente nerviosismo.

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