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La Marbella que no fue: el pueblo gallego asolado por mil pisos sin terminar
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"Fue muy exagerado"

La Marbella que no fue: el pueblo gallego asolado por mil pisos sin terminar

El alcalde de Barreiros, que quiso construir 6.000 viviendas en un municipio de 2.900 habitantes, insta ahora a los promotores a concluirlas o derribarlas

Foto: Alfonso Fuente Parga. (Xunta de Galicia)
Alfonso Fuente Parga. (Xunta de Galicia)

"Fue muy exagerado comparar Barreiros con Marbella". El equipo del alcalde de la pequeña localidad lucense (2.900 habitantes) entona un tímido mea culpa sobre el modelo urbanístico más controvertido de Galicia durante la burbuja inmobiliaria. Cuando España se salpicó de hormigón, el regidor, Alfonso Fuente Parga, del PP, se propuso convertir su pueblo en la capital turística del norte de Galicia y dio luz verde a 6.000 viviendas en terrenos sin infraestructuras de saneamiento, abastecimiento y electricidad. El alcalde y cinco concejales fueron absueltos en febrero del delito de prevaricación urbanística, pero aquel exceso ha llenado el municipio de urbanizaciones inacabadas o abandonadas que se extienden a lo largo de sus maravillosas playas bañadas por el Cantábrico.

Ahora toca recuperar "el esplendor" de Barreiros, en palabras del propio alcalde que, tras la sentencia absolutoria de un juzgado de lo penal de Lugo, quiere eliminar todos esos vestigios de su fiebre inmobiliaria por una doble vía: concluir o derribar. El problema es que la mayoría de aquellos pisos, por los que se supondría que se iban a pelear miles de veraneantes deseosos de una residencia a pie de costa, ahora no interesan a casi nadie. Y que muchos de ellos han pasado a manos de los bancos tras la quiebra de numerosos promotores. O que, pese a estar semiacabados, carecen de licencia para ser ocupados.

Foto: Urbanización de la Isla de Valdecañas.

Poco después de conocer su absolución, relacionada con 44 licencias ilegales para construir más de 3.000 viviendas, Fuente anunció que requerirá a propietarios y promotores de los proyectos, en su mayoría bancos, a que en el plazo de cuatro meses opten por las dos opciones propuestas. Aquellos que no reinicien las obras deberán derribar las estructuras de hormigón de manera inmediata, según sus planes. El objetivo, dijo, es que en un año "no quede rastro de los esqueletos de estos edificios inacabados que afean un municipio que es uno de los referentes turísticos del norte de Galicia".

"Solo quisimos ver crecer el pueblo", reflexiona ahora el actual teniente de alcalde, José Manuel Gómez Puente, que reconoce que aquello se les fue las manos. Pero el desarrollismo sigue disfrutando de buena fama en Barreiros: el concejal limita el feísmo a los esqueletos de los edificios acabados, y aún sueña con ver unas playas antaño vírgenes rodeadas de sucesivas filas de urbanizaciones. Por eso, una vez resuelto el juicio por delito urbanístico, se propone reactivar la concesión de licencias para acabar lo inacabado.

Una vez resuelto el juicio por delito urbanístico, se propone reactivar la concesión de licencias para acabar lo inacabado

Convencido de la necesidad de tapar el desastre paisajístico de sus políticas de urbanismo, el alcalde aboga por construir cuanto antes. "Una vez que se cerró el proceso judicial", explica, recobran su validez las propias licencias concedidas, "cuya nulidad estaba interesada en el litigio". Esa es al menos su opinión, y la razón por la que defiende que es "el momento de actuar para proteger el entorno del municipio".

Ya no serían viviendas de 150.000 euros para segundas residencias, como se planeaba inicialmente, sino de apenas 20.000 y para la gente del pueblo, de acuerdo con los precios y el perfil del comprador que ahora rige lo poco que se mueve en el mercado inmobiliario local. Pero Barreiros deberá dar solución al ladrillo a la vista que salpica toda la costa. De las promociones que hicieron que el equipo de gobierno se sentara el banquillo, hay más de 900 casas solo con la estructura o ya acabadas pero abandonadas, ante la imposibilidad de incorporar a los propietarios a unas urbanizaciones sin terminar. Salvo 997 habitadas, el resto fracasaron. Todo ello sin contar con otras promociones que acabaron mal en un pueblo que pierde población a chorros. A mediados del pasado siglo llegó a sumar más de 5.000 habitantes. Cuando se aprobaron las licencias de la polémica tenía 3.300 habitantes, un 14% más que ahora.

En todo caso, la pelea judicial no ha terminado. La sentencia del Juzgado de lo penal número dos de Lugo, que también absolvió a cinco concejales y a la entonces arquitecta municipal, ha sido recurrida por organizaciones ecologistas como Adega. "Esto no se pueda legalizar, sería injusto", afirma su portavoz Froilán Pallín, que añade: "Sería como conceder barra libre, aquí hay responsabilidades también sobre las empresas arruinadas y aquellos compradores que compraron una vivienda ilegal, y ahora no la tienen". Transcurrida más de una década desde aquellas licencias concedidas al amparo de unas precarias normas urbanísticas, Barreiros carece todavía de Plan General de Ordenación Municipal.

Transcurrida más de una década desde aquellas licencias concedidas al amparo de unas precarias normas urbanísticas

El de Barreiros fue un caso no solo urbanístico, sino también político. La Xunta del socialista Emilio Pérez Touriño paralizó en 2007 el proyecto de Barreiros e intervino su urbanismo, en lo que pretendía ser una medida ejemplarizante. Caído el bipartito, el alcalde encontró el amparo del Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo, que promovió una inversión de 14 millones de euros para dotar de servicios urbanos a todas aquellas viviendas irregulares que carecían de ellos, una inversión acometida íntegramente con fondos públicos, sin participación de los promotores. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia anuló el convenio.

Pese a que la Xunta del PP retiró los recursos de sus antecesores contra los proyectos urbanísticos de Barreiros, sucesivas sentencias le han ido dando la razón a aquel gobierno de coalición con los nacionalistas. La absolución de Fuente Parga le libra de una pena de dos años de cárcel y 10 de inhabilitación a la que se enfrentaba. Cuando fue imputado abandonó el PP. En mayo volverá a ser el candidato a la alcaldía por ese partido.

"Fue muy exagerado comparar Barreiros con Marbella". El equipo del alcalde de la pequeña localidad lucense (2.900 habitantes) entona un tímido mea culpa sobre el modelo urbanístico más controvertido de Galicia durante la burbuja inmobiliaria. Cuando España se salpicó de hormigón, el regidor, Alfonso Fuente Parga, del PP, se propuso convertir su pueblo en la capital turística del norte de Galicia y dio luz verde a 6.000 viviendas en terrenos sin infraestructuras de saneamiento, abastecimiento y electricidad. El alcalde y cinco concejales fueron absueltos en febrero del delito de prevaricación urbanística, pero aquel exceso ha llenado el municipio de urbanizaciones inacabadas o abandonadas que se extienden a lo largo de sus maravillosas playas bañadas por el Cantábrico.

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