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El veneno del lindano reaparece en Galicia sin noticias del plan de descontaminación
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Plataforma Antilindano denuncia otro vertido

El veneno del lindano reaparece en Galicia sin noticias del plan de descontaminación

Aparecen nuevos restos del producto tóxico y cancerígeno, del que se diseminaron en la zona 1.000 toneladas hace 50 años, sin que ninguna Administración asuma la limpieza del entorno

Foto: Encapsulado de residuos de lindano en la antigua fábrica de Inquinosa en Sabiñánigo (Huesca). (EFE)
Encapsulado de residuos de lindano en la antigua fábrica de Inquinosa en Sabiñánigo (Huesca). (EFE)

El polvorín cancerígeno esparcido durante años en una parroquia de 4.000 habitantes próxima a Vigo se resiste a desaparecer. Es el famoso lindano, un pesticida que se produjo de forma intensiva en una fábrica local entre 1947 y 1964, generando más de 1.000 toneladas de residuos altamente tóxicos que se diseminaron por la zona. A la espera del plan de descontaminación prometido en 2017, el lindano reaparece ocasionalmente en Torneiros (O Porriño), esta vez en un monte comunal, en el que se depositaron tierras procedentes de una obra de saneamiento. Vuelve una alarma que nunca se fue del todo, a pesar de los más de 50 años transcurridos desde el envenenamiento masivo del suelo con un producto declarado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El último vertido fue denunciado por la Plataforma Antilindano, una organización creada para denunciar la contaminación en la comarca de A Louriña, formada por los ayuntamientos de Porriño y Mos. Se trata de una cantidad indeterminada —algunas fuentes apuntan a 750 toneladas— trasladada hace año y medio desde unos terrenos cercanos, en el barrio de Contrasto, donde se realizaron obras de saneamiento y abastecimiento de agua que hicieron aflorar restos de lindano. La tierra se destinó a cubrir un orificio de unos 20 metros cuadrados, superficie que fue removida días atrás para la construcción de un pequeño muro de contención. Y ahí apareció el olor característico del lindano. Se acordonó la zona y se puso la noticia en conocimiento de la Xunta. Técnicos de Medio Ambiente aparecían días después para recoger muestras para su análisis.

La plataforma ha exigido una aclaración inmediata al Ayuntamiento de Porriño, promotor de las obras de saneamiento del que proceden las tierras presuntamente contaminadas. La alcaldesa, la socialista Eva García, anunció que dará las instrucciones necesarias "para que se compruebe que no se haya cometido ninguna irregularidad", y confirmó que está a la espera de confirmación del positivo por lindano. El suceso ha vuelto a despertar la indignación entre unos vecinos condenados a convivir con el producto, y provocó la convocatoria de una nueva protesta ante el Ayuntamiento de Porriño este 1 de abril.

Las protestas de los residentes en la parroquia no se dirigen solo a la alcaldesa, a la que acusan de contratar obras en zonas contaminadas que esparcen el lindano "sin ningún control". "No se han molestado en implantar un protocolo de movimiento de tierras", lamenta la plataforma. También acusan a la Xunta de ofrecer explicaciones "solo cuando le apetece y a través de los medios de comunicación" del prometido plan de descontaminación, un proyecto "que nunca llega". El Gobierno gallego asegura que ese documento fue remitido al Ayuntamiento —extremo que este niega—, pero señala que su ejecución requiere de un presupuesto de 2,45 millones de euros que considera que no le corresponde financiar.

Del plan de descontaminación se comenzó a hablar cuando las obras de Contrasto volvieron a levantar el peligroso producto. En cuanto afloró al exterior, varios vecinos empezaron a quejarse de malestar, sarpullidos e inflamaciones. Pese a los esfuerzos de las autoridades por no desatar la alarma, los análisis confirmaron los peores temores: los valores detectados superaban hasta 1.000 veces el valor de referencia admitido en el agua de los pozos, de los que algunos llevan toda la vida abasteciéndose. La Xunta anunció entonces un plan que no encuentra institución que lo financie. La Consellería de Medio Ambiente ha reclamado sin éxito la implicación del Ministerio de Transición Ecológica, que asegura carecer de dotación económica para afrontar el gasto. El departamento de Teresa Ribera sugiere "agotar las vías judiciales" para reclamar los gastos a las entidades causantes de la contaminación, "para evitar que el coste sea asumido por las administraciones públicas".

Foto: Iglesia de San Salvador, en Torneiros. (Ayuntamiento de O Porriño)

En el caso de Galicia, esas entidades responden al nombre de Zeltia, la industria que a mediados del pasado siglo sintetizó este producto comercial del hexaclorociclohexano (HCH), muy eficaz como principio activo de insecticidas de todo tipo, también de uso humano. Zeltia depositó alrededor de 1.000 toneladas de vertidos en una finca cedida por el Ayuntamiento sobre la que años después se construirían viviendas sociales y dotaciones educativas y recreativas. Es uno los mayores vertederos de lindano de España, junto a los de Sabiñánigo, en Huesca, y Barakaldo y Erandio, en Vizcaya.

La cosa no quedó ahí, porque en el pasado, los habitantes de la zona, ajenos a la peligrosidad del aquel producto blanquecino de aspecto inofensivo que confundían con caolín, lo recogieron con sus propias manos para aprovecharlo como plaguicida o para construir sus casas. La propia Administración asfaltó caminos y rellenó baches en los lugares más insospechados empleando el temible pesticida que tan bien compactaba. Como consecuencia de ello, el lindano aparece en Porriño en los lugares más insospechados y contamina pozos y acuíferos.

No se ha realizado en todas estas décadas ningún mapa real y exhaustivo de la distribución del lindano para poder actuar. Tampoco un estudio epidemiológico, a pesar de que O Porriño aparece en todos los mapas del cáncer como uno de los lugares con mayor incidencia de toda Galicia. Pero a raíz de la localización del pesticida en los últimos años, cuando el ayuntamiento, entre otras medidas, prohibió consumir el agua de todos los pozos y de la fuente pública, que estaba absolutamente contaminada, la Consellería de Sanidade decidió controlar los niveles en sangre de los isómeros de HCH de la población.

Foto: Lindano
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Una vez realizados esos controles, Sanidade ha citado a los afectados a una reunión este 1 de abril para entregarles en mano los resultados y explicarles el protocolo de actuación, de la que ya avanza las líneas generales. "Puesto que los estudios indican que la presencia de esos isómeros en el organismo se debe principalmente a la dieta, es por lo que se mantienen las recomendaciones de no consumir ni utilizar el agua de los pozos, regatos y fuentes" de la zona, así como la de no consumir productos de la huerta, "especialmente tubérculos cultivados en terrenos contaminados o regados con agua que no se pueda descartar que esté contaminada". En la notificación recibida por los afectados se insta igualmente a no consumir productos de origen animal, especialmente huevos de gallinas o su carne, si andan sueltas o pueden comer productos de tierras, o beber agua potencialmente contaminada”.

En una parroquia eminentemente rural, en la que la mayoría de las casas cuentan con huertas y animales, la notificación no invita a la tranquilidad. Es además la constatación de que el problema no se solucionó en la pasada década, cuando, unos años después que se prohibiera el lindano por su toxicidad y sus efectos acumulativos, la Xunta retiró gran cantidad de tierra contaminada y encapsuló el depósito más profundo. El hallazgo de Contrasto confirma hasta qué punto el silencioso veneno está diseminado por la zona y se extiende bajo el suelo y en los afluentes del Miño.

El polvorín cancerígeno esparcido durante años en una parroquia de 4.000 habitantes próxima a Vigo se resiste a desaparecer. Es el famoso lindano, un pesticida que se produjo de forma intensiva en una fábrica local entre 1947 y 1964, generando más de 1.000 toneladas de residuos altamente tóxicos que se diseminaron por la zona. A la espera del plan de descontaminación prometido en 2017, el lindano reaparece ocasionalmente en Torneiros (O Porriño), esta vez en un monte comunal, en el que se depositaron tierras procedentes de una obra de saneamiento. Vuelve una alarma que nunca se fue del todo, a pesar de los más de 50 años transcurridos desde el envenenamiento masivo del suelo con un producto declarado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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