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Del caos en la UNED al 26-M: una cadena de errores empaña el recuento electoral
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Del caos en la UNED al 26-M: una cadena de errores empaña el recuento electoral

Simulacros caóticos, falta de formación, errores humanos, un sistema que se caía y una oferta económica a la baja: todo se conjuntó en las elecciones para emborronar el escrutinio

Foto: Recuento electoral el pasado 26-M. (EFE)
Recuento electoral el pasado 26-M. (EFE)

El pasado mes de noviembre, la Universidad Nacional de Educación a Distancia celebró elecciones a rector. Con 250.000 estudiantes, la UNED implantó un sistema de voto electrónico para llevar el recuento. La empresa encargada de realizarlo fue Scytl, una firma con sede en Barcelona y especializada en voto electrónico. Aunque no trascendió, el escrutinio no fue nada pacífico. "Estaba la secretaria general a punto de llorar porque no conseguían desencriptar los votos y el sistema se colgaba. No había forma de saber qué había salido", recuerda una persona presente en el recuento. "Al final lo desencriptaron ellos en su oficina y nos trajeron los resultados en un pen drive. No quisimos preguntar más y nos fiamos".

Poco más de un mes después, esa empresa ganaba en alianza con otra, Vector, el concurso para realizar el escrutinio de las elecciones municipales y europeas. En 2015 ya había arrebatado a Indra el recuento en las generales de ese año, pero ahora afrontaba las elecciones más complicadas en 20 años, con tres urnas simultáneas, más en el caso de las islas. Unos simulacros desastrosos, errores humanos en la transmisión, mala o escasa formación del personal, fallos en la presentación de la web y hasta disfunciones en las propias mesas electorales han formado un cóctel que ha dado cambios electorales en multitud de municipios y una sensación de desconcierto porque en España el recuento de votos era un escaparate internacional a la altura de la organización nacional de trasplantes. Así se gestó el accidentado recuento del 26-M.

placeholder El cambio en el Ayuntamiento de León
El cambio en el Ayuntamiento de León

El pasado mes de enero, el Ministerio del Interior licitó un contrato de "servicios necesarios para poder llevar a cabo la obtención y difusión del escrutinio provisional de resultados durante las Elecciones Locales y al Parlamento Europeo del 26 de mayo de 2019". Entonces no se sabía que España entraba en un ciclo electoral sin precedentes desde 1979. El contrato lo ganó una unión temporal de empresas entre Scytl y Vector que ofertaron 8,7 millones de euros. Habían rebajado un 20% la oferta de Indra, la multinacional que tradicionalmente se encarga del recuento y que solo había perdido en las generales de 2015 ante Scytl.

La oferta económica pesaba un 70% en la elección y, como Scytl y Vector obtuvieron en ese apartado 100 puntos e Indra ninguno, el recuento fue para el pez chico. Según publicó 'El Independiente', la oferta técnica de Indra era la mejor en puntuación, pero pesó más la económica después de que el Ministerio del Interior con el PP diese más peso a las rebajas económicas.

Scytl y Vector ofertaron un 20% por debajo de Indra. La oferta económica era lo que más pesaba


España tiene un recuento electoral envidiable, que en solo un par de horas y sin apenas fallos da el 99% escrutado de forma provisional. En cada colegio hay un representante de la Administración, una persona que por entre 170 y 250 euros pasa el día mandando información a unos teleoperadores en Ifema, Madrid. Ellos son los que informan, mediante PDA o teléfono de la constitución de las mesas y los avances de participación. Cuando termina el recuento, acuden al presidente de la mesa y mandan sus datos. Solo días después, ya de forma oficial, se comprueban las actas en la Junta Electoral de cada lugar. Hasta ahora ese encuentro oficial era un trámite más al que nadie prestaba atención pero esta vez ha cambiado mayorías en ayuntamientos como Ibiza, León, Torrelavega, Chipiona, Baza...

El 11 de mayo, día previsto para el tradicional simulacro, en muchos ayuntamientos vieron que algo no iba bien. "A lo largo del día, a partir de las nueve de la mañana, los representantes de la Administración del municipio de Baza (al igual que muchos otros de la provincia de Granada y de toda España, a tenor de lo comentado por los secretarios respectivos) vivieron una jornada caracterizada por una profunda irresponsabilidad, una absoluta falta de profesionalidad, una incapacidad de organización y solución de problemas de la empresa encargada y del personal (supuestamente capacitado para el desarrollo correcto de la jornada electoral) que rayó el caos más absoluto, impropio de un país avanzado donde se llevan celebrando jornadas electorales desde hace más de 40 años y que, últimamente incluso, ha sido puesto como ejemplo ante otros países europeos por su rapidez y fiabilidad en los recuentos", resume una queja de la secretaria municipal de Baza elevada la subdelegación del Gobierno.

Ayuntamientos como el de Baza, secretarios municipales y representantes de la Administración avisaron al Ejecutivo de los fallos en los simulacros


Los teléfonos no funcionaban, el sistema se caía y ni los que enviaban los datos ni los que los recogían parecían tener la formación suficiente. Algunos secretarios municipales ya habían protestado por esa falta de formación. Uno de los teleoperadores, Javier, de 24 años, estudiante de periodismo, explicó a este diario que solo le dieron 20 minutos de charla frente a las tres horas previstas. "Vi una oferta en Job Today y te contrataban con ir a la entrevista. Decían que habría un día de formación en una sesión de tres horas y que tendríamos que estar disponibles para un simulacro el 11 de mayo y el 26 para las elecciones. Al llegar el día de la formación, la coordinadora nos dio unos folios sobre lo que teníamos que hacer con las llamadas. La mayoría no habíamos hecho de teleoperador y los teléfonos son bastante complejos. Nos despacharon en 20 minutos y todos nos mirábamos porque pensábamos que iba a durar tres horas, pero en media hora íbamos para casa".

El primer simulacro debía empezar a las nueve de la mañana para tener el escrutinio a mediodía. "A las nueve horas el sistema imposibilitaba el acceso. La atención telefónica era escasa o nula y, cuando se conseguía, daban información del tipo 'el simulacro hay que hacerlo en el colegio electoral", explica el informe [aquí el pdf] de Baza. En realidad, hubo tantos problemas que terminó muchas horas después. El escrito de Baza no ahorra calificativos y termina con una advertencia "de las consecuencias que la falta de capacitación profesional de las empresas adjudicatarias pueden provocar durante el recuento de la jornada electoral en lo referido a comunicación y demoras". Interior mandó repetir el simulacro y fue algo mejor.

placeholder Isabel Celaá dice que no hay motivos para multar a las empresas, pero en Interior hay malestar. (EFE)
Isabel Celaá dice que no hay motivos para multar a las empresas, pero en Interior hay malestar. (EFE)

El 26 de mayo, en una concurrencia de elecciones que solo se da cada 20 años, las comunicaciones entre los delegados de la Administración y el centro de recogida de datos fueron malas, pero el recuento en la web fue más o menos bien. Según un directivo de Scytl, esa noche el ministro Marlaska los felicitó. Los ganadores de los comicios brindaron con champán y los perdedores buscaron explicaciones. Algunos ayuntamientos aparecían sin datos en la página oficial del recuento pero siempre hay fallos puntuales. De cara al exterior, habían sido unas elecciones más.

En la sede del PSOE de Baza, por ejemplo, iban a prender los fuegos artificiales porque según sus cuentas tenían mayoría absoluta, pero renunciaron cuando la web de Interior les daba un concejal menos. "Coño, ¿cómo va a ser eso?", se preguntó el alcalde y candidato, Pedro Fernández. Esa misma noche los socialistas de Baza se fueron a dormir sin fiesta intentando entender qué había pasado.

Los problemas crecieron el día siguiente. Los partidos tienen interventores en las mesas y copias de las actas así que pueden hacer su propio recuento. En elecciones generales un baile de votos no cambia mucho porque son circunscripciones grandes, pero en municipales es otra cosa. La CUP denunció que les faltaban 56.000 votos de la web y desencadenó el alud de quejas. Scytl y Vector no entregaron la prometida proyección sobre el resultado de las diputaciones provinciales, que depende de los concejales que saca cada partido en los partidos judiciales de cada provincia. En León, el PSOE reclamaba 1.200 votos que estaban asignados a Vox y que le dejarían la alcaldía a la mano, en Ibiza había más partidos con representación en el pleno. Chipiona, Torrelavega, Villanubla, Corça...

placeholder El alcalde de Baza, Pedro Fernández, celebrando el triunfo electoral tres días después de las elecciones
El alcalde de Baza, Pedro Fernández, celebrando el triunfo electoral tres días después de las elecciones

En otras elecciones ha pasado, pero en esta ocasión se sumaron varias cosas. Las actas de las mesas electorales tenían un orden de partidos diferente al que usaban los representantes de la Administración. Eso hacía que a veces al volcar los datos bailaran los de un partido a otro. Eso ha dado resultados tan sorprendentes como que, en la manzana en la que el PSOE tiene su sede central en Madrid, el partido más votado sea la Falange, seguido de IU y el Partido Libertario. En León la disputa se centró en que una mesa electoral dio a Vox los votos del PSOE y así lo declararon luego los vocales y el representante de la Administración. En ese caso sería un error humano sin intervención de las empresas.

Pero, además, ha habido quejas de que el sistema informático ha fallado como nunca. Que los teleoperadores no tenían experiencia ni formación, que había dificultades para contactar con ellos y que si alguien detectaba un error no se podía rectificar. Además, las empresas hicieron una presentación en la web en la que, sin avisar, al revisar los votos por provincia solo aparecían los votos que habían servido para obtener concejal y no todos aquellos que no habían tenido resultado. Además, cuando las Juntas Electorales Provinciales se reunieron los días siguientes para realizar el escrutinio final también sufrieron problemas informáticos para elevar los resultados y en algún caso tuvieron que repetirlo el día siguiente.

Cuando las Juntas Electorales se reunieron los días siguientes para el escrutinio final también sufrieron problemas informáticos para elevar los resultados


El malestar se instaló en Interior al ver la cantidad de problemas. La web con los fallos es del ministerio y el problema técnico pasó a ser político cuando comenzaron las informaciones sobre los problemas de volcado de datos. Pese a los intentos de Moncloa por rebajarlo, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, citó de urgencia el miércoles a las empresas para exigirles explicaciones y que arreglasen los problemas en la web. El PP ha pedido la comparecencia del titular de Interior y la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, señaló que "no se ha identificado ninguna causa" para imponer sanciones a las empresas.

Vector no ha querido hacer comentarios pero fuentes de Scytl atribuyen la polémica a la mano de Indra. Sostienen que la multinacional cobraba unos 15 millones por estos recuentos y que ahora la competencia lo ha bajado a menos de nueve millones y que por eso se airean los fallos. Indra y Scytl han llevado su pugna a otros países como Argentina, donde finalmente ninguna se encargará del recuento electoral. La empresa catalana se ha encargado del polémico recuento de las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona, donde los no independentistas han denunciado irregularidades. El 26-M España ha empañado su sistema de recuento que era envidiado y el último capítulo de esta historia no está escrito.

El pasado mes de noviembre, la Universidad Nacional de Educación a Distancia celebró elecciones a rector. Con 250.000 estudiantes, la UNED implantó un sistema de voto electrónico para llevar el recuento. La empresa encargada de realizarlo fue Scytl, una firma con sede en Barcelona y especializada en voto electrónico. Aunque no trascendió, el escrutinio no fue nada pacífico. "Estaba la secretaria general a punto de llorar porque no conseguían desencriptar los votos y el sistema se colgaba. No había forma de saber qué había salido", recuerda una persona presente en el recuento. "Al final lo desencriptaron ellos en su oficina y nos trajeron los resultados en un pen drive. No quisimos preguntar más y nos fiamos".

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