2.000 años de teatro romano en Sagunto: imperio, ruinas y arte

El Teatro Romano de Sagunto es geografía poética del territorio valenciano. A lo largo de los siglos, sus ruinas romanas sirvieron de inspiración para literatos andalusíes, como Benmohamed Ar-Razi o Al-Munim AlHimyari, y cristianos, como Lope de Vega o Gaspar Escolano, hasta que en el siglo XIX la hegemonía cultural romántica antepuso la resistencia íbera saguntina a las loas clasicistas. La inmolación saguntina ante el cartaginés Aníbal se incorporaba a los mitos de resistencia del relato identitario español. La lucha ante Napoleón en la Guerra del Francés iniciaba el proceso de creación nacional.

El mito es el estiércol de la historia. Su uso político fue el fermento para la legitimación de todas las naciones europeas creadas en el siglo XIX. Este falseamiento ha resurgido con la intención de exaltar un nuevo nacionalismo español frente a la soberanía compartida con la Unión Europea, a la multiculturalidad reconocida por las Naciones Unidas y a otros nacionalismos peninsulares (también dopados de ficciones fundacionales). La resistencia saguntina, la defensa numantina, Covadonga, Pelayo, Santiago el Mayor, Viriato y la utilización del verbo entrar en referencia a los visigodos e invadir para los musulmanes conformaron un discurso cristiano sobre los orígenes, que la historiografía de Modesto Lafuente y la pintura del XIX transmitieron al acervo colectivo, y que las dictaduras militares del siglo XX aderezaron con épica imperial y una educación monolíticamente nacionalcatólica tras la Guerra Civil.

El 26 de agosto de 1896, durante el gobierno de Cánovas del Castillo, el Teatro Romano de Sagunto fue el primer espacio valenciano declarado Monumento Nacional, pero no sería hasta el segundo tercio del siglo XX cuando se efectuaron las primeras actuaciones de consolidación y adición para restaurar el lugar. Estas se centraron en imitar la ruina existente y carecían de una metodología arqueológica adecuada, por lo que se acentuó el carácter pintoresco hasta su distorsión como arquitectura. En 1986, la Generalitat Valenciana, presidida por Joan Lerma, encargó a los arquitectos Giorgio Grassi y Manuel Portaceli la rehabilitación del teatro.

Uno de los criterios seguidos fue la reparación del espacio artístico mediante la recuperación de la escena, tal y como fue concebida, y la sustitución de la ruina por un nuevo uso contemporáneo. Las artes volverían al teatro. La obra arquitectónica sufrió casi veinte años de litigio, y se mantuvo ante la imposibilidad de reversión, a pesar de la orden del Tribunal Superior de Justicia, confirmada por el Tribunal Supremo, de derribar el muro y levantar las gradas.

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F. S. B.

Desde hace 40 años, Sagunt a Escena ha albergado el teatro clásico de las compañías más relevantes. Un festival de verano que año tras año congrega a miles de espectadores en sus gradas. Inma Expósito es su directora desde 2021. “Como directora artística mantuve la dinámica plural y heterogénea del festival, creando una conexión con el espacio patrimonial mediante la programación grecolatina y teatro clásico, así como dando voz a nuevas formas artísticas de vanguardia. Intentamos recoger todas las inquietudes contratando a nombres acreditados en la dirección, la autoría y la interpretación”.

Para celebrar estas cuatro décadas, en la edición que tendrá lugar entre el próximo 3 y el 27 de agosto destacan autores como Aristófanes, William Shakespere y Sófocles, así como las direcciones de Magüi Mira, Jaume Policarpo, Andrés Lima y Eva Zapico, y actores y actrices de una consolidada trayectoria como Belén Rueda, Cayetana Guillén Cuervo y Pepe Viyuela. “También hemos apostados por propuestas internacionales a cargo de Josef Nadj, Christina Pluhar y Vinzenzo Capezzuto”, comenta Expósito, “buscando una programación que genere estímulos entre el público, que despierte inquietudes, que explore la relación entre teatro, memoria e historia”.

La transversalidad artística es otra de las apuestas del festival decano en el ámbito estival valenciano. Desde aquellas primeras actuaciones musicales de Silvio Rodríguez, Franco Battiato, Raimon, Pablo Milanés y Aute en los años ochenta, hasta la presencia en la próxima edición de María José Llergo, Maria del Mar Bonet y Sandra Monfort, compositores y grupos de calado han salpicado la escena romana. “Queremos mostrar la función del teatro, la danza y la música como práctica discursiva necesaria en nuestro día a día. La salud comunitaria, pasa por un debate cultural vivo, para confrontar diferentes visiones del mundo y contemplar la riqueza de matices de la condición humana”, concluye la directora.