El turismo residencial convierte a Alicante en el principado español de las piscinas

Las estadísticas nos retratan e incluso, podríamos decir que, hacen perfiles sobre muchas cuestiones sociales. Los datos del Registro de la Propiedad situaron a la provincia de Alicante como segundo territorio de España en viviendas con piscinas. Frente a las 136.377 de la Comunidad de Madrid, Alicante tiene 126.135 –la cifra sube hasta los 126.896 si añadimos las viviendas con piscina cubierta–, es decir, el 10,5 % de todas las registradas en el país y el 51 % de la Comunidad Valenciana. La tercera provincia es Barcelona (100.957), la cuarta Valencia con 98.816 y la quinta Málaga (77.330).

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Aunque el informe no recoge ni País Vasco ni Navarra, la realidad sitúa en este pódium a las grandes urbes y a los grandes tenedores de segunda residencia. Los motivos que explican este orden apuntan a un singular liderazgo alicantino: la venta de viviendas a extranjeros. De hecho, durante el primer trimestre del año se firmaron un total de 7.164 compraventas de viviendas.

El catedrático de la Universidad de Alicante de Arquitecto y miembro del Instituto Universitario del Agua y de las Ciencias Ambientales (IUCA), Pablo Martí Ciriquián considera que la relación es clara entre este dato y las viviendas en “uso residencial y turístico. No solo por los extranjeros. Tiene toda la lógica del mundo esa estadística”. En opinión de este experto en espacios públicos urbanos y planificación urbana y territorial, “el tipo de turismo ha cambiado mucho. Antes era muy rotacional. Y también ha cambiado la mentalidad de una segunda residencia”.

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Su opinión la secunda José Luis Campos, también arquitecto y fundador del estudio Crystalzoo, uno de los más reconocidos de la provincia. Campos añade: “Dentro del ranking de las 25 localidades más demandadas de España en vivienda residencial, encontramos 5 de la provincia de Alicante, como son Jávea, Altea, Calpe, L’Alfás del Pi, y Dénia, según los últimos datos publicados. Esto, sumado a que somos la 5 provincia de mayor población de España hace que los números de la ecuación comiencen a cuadrar”.

Entre la costa y el diseminado

El 99 % de las viviendas con piscina son al aire libre, solo el 1 % son cubiertas y esta circunstancia hace que los datos no varíen mucho si realizamos la suma o tenemos en cuenta solo la primera modalidad. En cualquier caso, entre los 20 municipios de la provincia con más inmuebles con piscinas, hay 15 costeros y 5 de interior. La práctica totalidad son turísticos y el resto cuenta con grandes áreas de diseminado, es decir, donde localizamos los chalés.

Jávea es la localidad con mayor número de viviendas con piscina (9.097). Le sigue Elche (8.329); Orihuela, el municipio más extenso de la provincia (7.107); Dénia (5.040) y Alicante (4.824). Por debajo de las 5.000 también están Teulada, Torrevieja, Calp, Rojales y Benissa. En la franja inferior a las 4.000: Altea, San Vicente del Raspeig (interior), Altea, L’Alfás del Pi, La Nucia, Pilar de la Horadada, Mutxamel, Crevillent, San Fulgencio. Cierra el ranking de las 20: El Poble Nou de Benitatxell y El Campello.

¿Formamos parte de esa 'España de las piscinas' que relató en su ensayo de Jorge Dioni o hay más?

Pero, ¿formamos parte de esa 'España de las piscinas' que relató en su ensayo de Jorge Dioni o hay más? Para Pablo Martí, hay muchas matizaciones a tener en cuenta. Desde su punto de vista, no es lo mismo una piscina municipal que “tiene su papel”, a la de una urbanización que más o menos es igual y la de las viviendas unifamiliares. Las estadísticas del Registro de la Propiedad no diferencian.

El investigador de la UA sostiene que, en este caso, “hablamos de un plus, de un pequeño lujo que forma parte de la demanda de ese tipo de vivienda y más si pensamos en clave turística. También, por supuesto, hay que tener en cuenta el clima y el calor que hace en esta zona”, comenta en referencia especialmente a lo caluroso que han sido estos dos meses.

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Más pragmático se muestra Campos. “La piscina es un elemento que bien trabajado denota el lujo dentro de la composición de un proyecto de arquitectura en viviendas unifamiliares, pero debido a la temperatura lo considero una necesidad dentro de una urbanización y desde mi punto de vista particular, como nadador, una obligación”. En esa triple vertiente de uso público y privado, el arquitecto alicantino explica que “creo que, en la actualidad, no se plantea una urbanización sin piscina, al igual que antes se podía ver como algo extraño fuera de poblaciones de costa, ahora se contempla como un nuevo estándar dentro del diseño arquitectónico un elemento sociabilizador y que fomenta el deporte”.

Por otra parte, considera que “en las viviendas particulares es un elemento de diseño con una componente estética muy importante, quizás el lujo ya no es si tienes o no piscina, sino cuantas tienes. Por otro lado, desde el punto de vista municipal entiendo que disponer de piscinas es casi un derecho, un servicio municipal que debe ofrecerse a pesar de ser deficitario, ya que debe formar parte de la propuesta deportiva de cada población”.

Desterrar tópicos

Las estadísticas, como dato frío, nos llevan a una paradójica circunstancia y es que estos datos se publicaron en agosto cuando la sequía en España parece llamar a la puerta de todas las autonomías. La provincia alicantina vive sequías cíclicas desde hace décadas y, si bien las lluvias de esta primavera parecen que no la han situado en el punto extremo de las cuencas, que no queda duda que su contexto es agónico de manera habitual. Así que parece que las piscinas no sean los elementos más sostenibles.

Esta cuestión nos lleva a los denominados tópicos. Antonio Arazola es ingeniero en Construcciones Adolfo Pérez y subraya como en los últimos 15 años se ha profesionalizado estas obras y, sobre todo, destaca como ha evolucionado el mantenimiento y conservación del agua. “Que nadie piense que las piscinas se llenen abriendo el grifo. Además de por sentido común, está penalizado y se detecta en seguida en los consumos. Lo habitual es contar con cubas –camiones cisternas que traen el agua de pozos o aguas salobres – y luego instalar sistemas de depuración que permiten que el agua se conserva unos 7 u 8 años”.

Esta empresa familiar de L’Alfás del Pi lleva más de 25 años construyendo piscinas y apunta a dos cuestiones. La primera es la innovación en la depuración y mantenimiento. “Ahora hay tantos sistemas de ozono como la más conocida, que es con cloro. No obstante, la tendencia actual es el uso de salinas, porque a pesar de ser algo más cara, es mejor para la piel y menos perjudicial para el medio ambiente”.

Los ayuntamientos controlan mucho estas cuestiones en referencia al control de los permisos

Por otro lado, explica que los ayuntamientos controlan mucho estas cuestiones en referencia al control de los permisos y al que estas obras de licencia menor –en viviendas unifamiliares – precisan de un proyecto visado. “Las normativas municipales entran más en distancias de seguridad o linde y no en el tamaño, por ejemplo”.

Dentro de la amplia gama de piscinas, la estándar es una de 8 por 4 metros. El volumen es de unos 45 metros cúbicos (45.000 litros). “Este dato también ha cambiado. Ahora este tipo de piscinas tienen una profundidad menor a la de hace unos años. Frente a la horquilla de 1,70 y 2,20 metros, en la actualidad, podemos hablar de 1,20 a 1,60 metros en la parte más profunda”. En todos los casos, el mantenimiento es clave hasta el punto de ligar este elemento con criterios sostenibles. Tanto Campos como Arazola detallan la importancia de no vaciar las piscinas para que permanezcan en condiciones óptimas. “Los vasos (de las piscinas) se rompen si se vacían”, explica el arquitecto.

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Reflexión final y control

El papel de las autoridades municipales es fundamental en el control de estas construcciones. Ambos aseguran que los vuelos para censos catastrales también permiten a los ayuntamientos vigilar las posibles ilegalidades. Las multas van desde los 500 a 50.000 euros, además de la orden de demolición en caso de incumplimiento normativo.

En cualquier caso, los datos abren una postura más reflexiva para Pablo Martí. La estadística tiene una explicación, pero en su opinión, nos faltan otros muchos componentes. El doctor en Urbanismo por la Politécnica de Valencia considera que es difícil unir en la misma frase “piscina y sostenibilidad”, pero de la misma forma que es difícil hacerlo con “coche o vivienda de segunda residencia”. Para el arquitecto de la UA, hay factores de evaluación pendientes y es partidario de abrir una reflexión en la materia, sobre todo, cuando se le pregunta por un futuro inmediato en el diseño de las ciudades y urbanizaciones.

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Martí reconoce que no le consta que se haya planteado esta cuestión en las planificaciones de urbes sostenibles; pero sin duda, es partidario de ello, porque como comentaba Jose Luis Campos, “hay que tener en cuenta la demanda social, los modelos de urbanizaciones o el componente turístico”.

Para concluir y preguntado por la normativa, Martí recuerda que los “tribunales ya dejaron claro que el urbanismo es una competencia de las comunidades autónomas y los municipios”, no obstante, en un actual contexto de cambio climático, sería positivo que las líneas maestras de usos de los recursos fueran europeas.