En Mallorca ya van a 17 piscinas por semana: la turistificación pone en jaque al urbanismo

Mallorca es uno de los destinos turísticos por excelencia durante las vacaciones. Y eso termina afectando en muchos sentidos. Un estudio recientemente estima que entre 2015 y 2021 se construyó una media de hasta 17 piscinas por semana en este enclave turístico. En total, solo en seis años se habilitaron 5.217 piscinas, segun este informe que desarrolla la organización ecologista mallorquí, Terraferida. Comparando imágenes aéreas, advirtieron que la gran mayoría (3.506) ocupan suelo urbano, mientras que otras 1.765 están en zona rústica, donde "suelen destruir mucha superficie a su alrededor con soláriums, césped, edificios anejos y otros usos que se quedan en el agrario o forestal".

Todas las piscinas contabilizadas son de obra, obviando las desmontables. En ambos casos se consumen recursos hídricos, aunque en el de las segundas no hay alteración a priori del terreno. La asociación medioambientalista que recopiló estos datos es crítica con el modelo de desarrollo e infraestructura de Mallorca, con gran peso del turismo, y entiende que estos resultados preliminares reflejan una construcción "masiva" en los últimos años. Pero creen que la cifra real podría ser mayor, aludiendo a que no se pueden identificar este tipo de infraestructuras cuando están cubiertas, si la imagen captada es de baja calidad o si la excavación genera dudas.

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"Son cifras que sin duda invitan a la reflexión", reconocen desde la Consellería de Medio Ambiente y Territorio del Govern de las Baleares, indicando que son los 'consells' insulares los que determinan el modelo urbanístico de cada archipiélado. Este lunes se aprobó la revisión inicial del tercer ciclo del Plan Hidrológico de la comunidad (PHIB), que aún debe aprobar de manera definitiva el Consejo Nacional del Agua para el periodo 2022-2027. "Durante la tramitación del PHIB percibimos preocupación con la proliferación de piscinas", recuerdan desde la Administración, que incluyó entonces un artículo por el que, sostienen, “los planeamientos urbanísticos o las ordenanzas municipales relacionadas con el uso y ahorro de agua deban contemplar medidas respecto a la limitación de construcción de nuevas piscinas”.

Precisamente, desde Terraferida también arremetieron contra el consumo de recursos hídricos que requieren las piscinas reconocidas en los últimos años. Todas ellas se suman a las 43.697 que ya existían en Mallorca antes de 2015, alcanzando las casi 50.000 piscinas de obra en una isla de unos 3.600 kilómetros cuadrados. Por municipios, Palma es donde se han construido más piscinas en los últimos seis años (448), aunque destaca el caso de Santanyí con 400 pero contando con una población mucho menor que la capital. Siguen a estos dos municipios los de Manacor (388), Marratxí (366), Llucmajor (318), Calvià (314), Campos (284) y Artà (151).

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Los ecologistas incidieron en que algunos ayuntamientos llevan semanas ordenando medidas restrictivas ante la falta de agua potable y la sequía, que incluyen la prohibición de llenar piscinas o regar jardines. "Que ninguna administración contemple restricciones a la construcción masiva de piscinas en las políticas hídricas y con un futuro de escasez de agua es sencillamente incomprensible", apostillaron. Por su parte, el Govern considera que las consecuencias que esto pueda tener en el consumo de agua son temas que "preocupan", pero entienden que "no es el único ni el más importante" desde el punto de vista cuantitativo.

No más piscinas: solo públicas o en pueblos de interior

"Por ejemplo, ponemos más el foco en resolver los índices de fugas en las redes municipales de abastecimiento", explican, asegurando que son más los hectómetros cúbicos que se pierden cada año por este motivo que los que se evaporan en las piscinas, según las estimaciones. Sin embargo, en Terraferida entienden que la situación continúa siendo alarmante y piden acabar con la construcción de más piscinas en Mallorca, salvo las públicas o las que se habiliten en pueblos de interior. Además, instan a prohibir nuevas edificaciones dispersas en suelo rústico y restingir su utilización para usos agrarios y recrativos, así como reclasificar todos los suelos urbanizables en suelo rústico para impedir nuevos desarrollos.

También reclaman cubrir las piscinas existentes cuando no se utilicen, para evitar al máximo la evaporación; obligar a implementar sistemas de depuración y reutilización de agua eficientes; y establecer tarifas progresivas en el precio del agua que graven el consumo abusivo ligado a piscinas y jardines de alto consumo. Las Islas Baleares, donde los niveles de presión turística en periodo estival son siempre muy altos, estrenaron normativa este mismo verano con una moratoria, que limita las plazas hoteleras o de turismo residencial en la zona.