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Diez años del 'pucherazo' Ecclestone-Camps: así nos camelaron con la Fórmula 1
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Diez años del 'pucherazo' Ecclestone-Camps: así nos camelaron con la Fórmula 1

Escudriñado por Anticorrupción, sin promotores que quieran convertirlo en un nuevo barrio. Abandonado. Es el 'walking dead' de los circuitos. Un zombi que costó carros de dinero público

Foto: Bernie Ecclestone y Francisco Camps, en una imagen de 2009.
Bernie Ecclestone y Francisco Camps, en una imagen de 2009.

¿Qué es un ‘pucherazo’? La RAE define el concepto como un fraude electoral que consiste en alterar el resultado del escrutinio de votos. Pero, ¿puede considerarse una manipulación de un resultado electoral condicionar la puesta en marcha de un gran proyecto deportivo como un Gran Premio urbano de Fórmula 1 en una sociedad borracha de burbuja inmobiliaria, de tradicional con carencias de autoestima y deseosa de ser reconocida en el mapa? ¿Agrava el alcance del presunto ‘pucherazo’ conocer, además, que en aquella campaña electoral uno de los aspirantes, a la postre ganador por abrumadora mayoría absoluta, concurrió dopado con generosas donaciones ilegales de constructores a la trama Gürtel para convocar los actos más espectaculares en términos de mercadotecnia política?

[Álbum: ¿Qué queda de la Fórmula 1 de Valencia?]

'Tempus fugit'. Esto ocurrió. Un 10 de mayo de 2007. Hace ahora exactamente una década. En el auditorio del Palau de les Arts de Santiago Calatrava en Valencia. “Conmigo no van los grandes nombres de ciudades ni todo eso. Yo creo en las personas. El contrato no lo firmaré hasta después de las elecciones, a pesar de que todo está preparado”. Bernie Ecclestone, entonces patrón de la F-1, dueño de Formula One Administration (FOA), hizo de avanzadilla en una escenografía muy estudiada, cuando apenas faltaban diecisiete días para la cita con las urnas de las autonómicas y locales. Pese a su carácter institucional, fue el gran acto de arranque de campaña de Francisco Camps y Rita Barberá, aspirantes a la reeleción al frente de la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia, respectivamente.

Camps dio continuidad a este teatrillo, como si todo hubiera sido un gesto improvisado de su nuevo amigo Bernie, pero recalcando la idea por si no había quedado suficientemente clara: “Gracias por decir estas cosas tan preciosas; y es vincular el Gran Premio de Fórmula 1 a que yo continúe siendo presidente de la Generalitat. Es muy de agradecer, le puedo asegurar que en los próximos días voy a intentar con mi esfuerzo ganar estas elecciones y que este contrato haga que Valencia tenga lo que ya tenemos preparado, un circuito urbano”. “Es como si se estuviesen celebrando en un mismo momento los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal”, abundó después. Elevó la hipérbole emocional hasta la estratosfera al comparar los eventos de Barcelona y Sevilla en 1992 con el Gran Premio del rimbombante Valencia Street Circuit y la America’s Cup, que también se celebraba en aguas de la capital del Turia en esas fechas. Buf. ¡Menudo chute de patriotismo regional!

“Es como si se estuviesen celebrando en un mismo momento los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal”, llegó a afirmar Francisco Camps

Como estaba previsto, Camps arrasó. También lo hizo Barberá, fallecida en noviembre del año pasado. Ni un José Luis Rodríguez Zapatero todavía en racha pudo evitarlo. “Siento vergüenza del montaje de anteayer aquí en Valencia con la Fórmula 1 que hizo el PP. ¡Fórmula 1, sí! Pero con limpieza y para todos!”, dijo el entonces presidente socialista. El primero cosechó el 53% de los sufragios; la segunda, el 57,5%. Una barbaridad. Lo nunca visto.

Foto:  Mosaico del histórico evento. (EC)

Ahora se sabe que muy probablemente ambas candidaturas iban bien cargaditas de anabolizantes. El dopaje llegó en forma de donaciones ilegales de empresas constructoras contratistas de la Administración. Un grupo de ellos ha confesado que hizo entregas de dinero a la trama Gürtel para financiar actos de campaña, 1,2 millones de euros para las de 2007. La Audiencia Nacional tiene pendiente de celebración un juicio por delito electoral y falsificación documental por el que está procesada toda la cúpula de Camps: su vicepresidente Vicente Rambla, el exsecretario general del PPCV, Ricardo Costa; y el exvicesecretario, David Serra, entre otros. También Francisco Correa, Pablo Crespo y Álvaro Pérez (El Bigotes).

placeholder El Valencia Street Circuit es hoy un fantasma, abandonado y sucio. (V.R)
El Valencia Street Circuit es hoy un fantasma, abandonado y sucio. (V.R)

El juez de la Operación Taula, Víctor Gómez, la Fiscalía Anticorrupción y la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil también investigan si la campaña de Barberá de ese año se financió de forma irregular a través de donaciones de terceros a la empresa de comunicación encargada de desarrollarla, Laterne Product Council (LPC).

La ruina de aquellos años de vino y rosas no es solamente judicial. También económica y urbanística. Hoy el de Valencia es el ‘walking dead’ de los circuitos automovilísticos. Un zombi millonario, sucio y abandonado. Escudriñado por la Fiscalía Anticorrupción. Sin promotores a la vista dispuestos a resucitarlo y actualizarlo como proyecto urbanístico, el que debería rematar la conexión de la ciudad con su fachada marítima y completar el delta verde del río Turia con el Puerto de Valencia.

El circuito que no iba a costar dinero público ha sido otro agujero negro para las arcas de la Generalitat

El circuito que no iba a costar dinero público, como se esforzaron en asegurar los responsables de la Generalitat, ha terminado por ser otro agujero negro con un impacto de más de 160 millones de euros para las arcas autonómicas. Los jueces y Anticorrupción están investigando también si altos cargos de la Generalitat prevaricaron y malversaron cuando, un 9 de diciembre de 2011, el pleno del Gobierno valenciano acordó la compra por un solo euro de Valmor Sports. Se trata de la sociedad que firmó con Ecclestone el 4 de junio (una semana después de las elecciones) el contrato para hacerse con los derechos de organización de siete ediciones del Gran Premio de Europa de Valencia. En la firma del acuerdo en Londres estuvieron presentes Ecclestone, Roig, Aspar, José Luis Olivas y Francisco Camps.

Foto: Francisco Camos, expresamente de la Generalitat (Efe)

El pacto contemplaba que Valmor se encargaba de montar el Gran Premio sobre un circuito cuya construcción corrió a cargo de una empresa pública autonómica denominada Ente Gestor de la Red de Transportes y Puertos de la Generalitat (GTP). Entonces se explicó que el dinero de las obras de construcción (100 millones de euros) se recuperarían por la vía de retorno de cargas de urbanización futura de los terrenos por agentes urbanizadores, algo que nunca ocurrió.

Vulneración de la Ley de Hacienda

Valmor se comprometió a pagar un canon a Ecclestone de 24 millones de dólares anuales. Pero de las cinco ediciones celebradas entre 2008 y 2012 solamente pagó el primero. El resto salió de otra empresa pública, la Sociedad Proyectos Temáticos. De igual forma, el Circuito de Cheste (también público) se hizo cargó de más de 14 millones de euros de gastos organizativos por un contrato de prestación de servicios cuya tramitación vulneró la Ley de Hacienda de la Generalitat.

Participada por Fernando Roig (Pamesa, hermano de Juan Roig), Bancaja y una mercantil de los Cotino, y controlada por Jorge Martínez ‘Aspar’, Valmor Sports pronto recurrió a la caja común para financiar sus actividades. Así queda reflejado en este amplio informe del Tribunal de Cuentas (realizado a raíz de un escrito remito por la vicepresidenta valenciana Mónica Oltra y el portavoz de Compromís Fran Ferri cuando estaba en la oposición) que cifra en 83 millones de euros la suma del quebranto sobre las arcas autonómicas de todo el respaldo financiero de la Generalitat que recibió esta mercantil y del impacto sobre la institución de asumir la propiedad de la empresa con todos sus pasivos. La Sección de Enjuiciamiento del Tribunal cuestiona en su informe la legalidad de todos los convenios y avales de respaldo de la Generalitat a la empresa organizadora, aunque considera que no está capacitada para declarar una responsabilidad contable.

El llamado Caso Valmor (o Caso Fórmula 1) es el único en el que figura como investigado (imputado) Francisco Camps tras haber resultado absuelto en la causa de los trajes por un jurado popular. El procedimiento, abierto tras una denuncia de Anticorrupción, fue declarado secreto el pasado mes noviembre después de que apareciesen nuevos indicios. En los mentideros judiciales se apunta a la aportación de revelaciones por parte de Marcos Benavent (el ‘yonki del dinero’), que se ha reunido con los investigadores.

Así que no se vayan todavía. El ‘pucherazo’ de Camps y Ecclestone aún puede deparar nuevas sorpresas. Diez años después. Como si fuera ayer.

¿Qué es un ‘pucherazo’? La RAE define el concepto como un fraude electoral que consiste en alterar el resultado del escrutinio de votos. Pero, ¿puede considerarse una manipulación de un resultado electoral condicionar la puesta en marcha de un gran proyecto deportivo como un Gran Premio urbano de Fórmula 1 en una sociedad borracha de burbuja inmobiliaria, de tradicional con carencias de autoestima y deseosa de ser reconocida en el mapa? ¿Agrava el alcance del presunto ‘pucherazo’ conocer, además, que en aquella campaña electoral uno de los aspirantes, a la postre ganador por abrumadora mayoría absoluta, concurrió dopado con generosas donaciones ilegales de constructores a la trama Gürtel para convocar los actos más espectaculares en términos de mercadotecnia política?

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