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PSC y Vox se llevarán el botín del naufragio de Ciudadanos, cuyo voto es clave el 14-F
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ELECCIONES EN CATALUÑA

PSC y Vox se llevarán el botín del naufragio de Ciudadanos, cuyo voto es clave el 14-F

Ciudadanos ganó las elecciones de 2017 en Cataluña gracias al apoyo masivo del socialismo y del centro derecha. Hoy, ambos flancos están decepcionados por razones opuestas

Foto: Manifestación contra el 'procés' en Barcelona convocada por Sociedad Civil Catalana en 2019. (EFE)
Manifestación contra el 'procés' en Barcelona convocada por Sociedad Civil Catalana en 2019. (EFE)
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Los votos de Ciudadanos son el gran botín de las próximas elecciones catalanas. En un escenario político tan estanco como el catalán, en el que apenas se producen trasvases entre el bloque independentista y el denominado bloque constitucionalista, lo que voten las 1.109.732 personas que en 2017 le dieron su apoyo a Ciudadanos será la llave del futuro de Cataluña. Si la fuga de votos, que todas las encuestas dan por segura, engorda de escaños al PSC, es realista pensar en un histórico cambio de gobierno en Cataluña encabezado por Salvador Illa. En cambio, si el voto naranja se fragmenta y nutre también a PP y Vox, el frente antiindependentista se verá fortalecido, pero también allanará el camino a un nuevo acuerdo de gobierno entre Junts per Catalunya y ERC.

Foto: Salvador Illa, el candidato del PSC, en un acto de campaña. (EFE)

¿Qué hará el votante de Ciudadanos? Hay tantas respuestas como perfiles distintos tiene su electorado, que en Cataluña es más transversal que en el resto de España. En 2017, Inés Arrimadas supo aglutinar el voto de protesta contra el referéndum y ganar las elecciones gracias a un fuerte apoyo del votante socialista de toda la vida (el cinturón rojo de Barcelona se tiñó de naranja) y a la conquista total del espacio del Partido Popular. La lógica hace pensar que esos votantes regresarán a sus partidos debido al desencanto general con Ciudadanos. Muchos probablemente se quedarán en casa.

Así lo reflejan las encuestas. Según la intención de voto y la simpatía hacia los partidos que recopila el CIS, la transferencia que hubo en 2017 hacia Ciudadanos prácticamente volvería al lugar de donde vino, regresando principalmente al PSC (13,9%) o quedándose en casa (13,1%). También habría un 11,9% de exvotantes naranjas que apoyarán esta vez a Vox. Solo uno de cada cuatro votantes de Ciudadanos afirma que repetirá su voto y un 40% dice que se irá este 14 de febrero, pero no tiene claro adónde.

La muestra socialista de los sondeos del organismo público está sobrerrepresentada y la forma de hacer estas encuestas ha cambiado en numerosas ocasiones, por lo que los estudios no son del todo comparables. Aun así, si nos limitamos a la intención de voto, los resultados son similares a los del CEO (el CIS catalán). La última encuesta del CIS dice que Ciudadanos pasaría de primera fuerza en el Parlament a quinta, desplomándose desde el 25,3% del voto al 7,9%.

Decepción entre los fieles

“En mi entorno de antiguos cargos municipales y provinciales de Ciudadanos, hay mucha intención de voto a Vox. Los más activistas, los que salían a la calle y tomaban la bandera de la defensa contra el separatismo, son los que masivamente se irán, porque sienten que Ciudadanos ha hecho muy poco esta legislatura”, relata un antiguo concejal naranja en una de las principales ciudades catalanas. “Esto ya no se trata del eje izquierda-derecha, sino del eje España-separatismo. Por eso Vox tiene tanto tirón, porque los que apoyaban hasta ahora a Ciudadanos no piensan en clave ideológica, sino en clave emocional. Piensan, ‘¿qué partido garantiza luchar contra el separatismo?’, y la respuesta es Vox. No el PSC, que pese a ser la opción más cercana para muchos votantes de Ciudadanos, ha demostrado que puede ser muleta del independentismo”.

Por supuesto, también puede ser que Ciudadanos aguante mejor de lo esperado. Como recuerda este mismo exconcejal, “a Ciudadanos, las encuestas siempre le dan muchos menos votos de los que finalmente consigue”, el mismo efecto que Junts per Catalunya pero por el carril contrario. El problema esta vez es que nadie parece satisfecho con los de Inés Arrimadas. Las bases de centro izquierda, que en Cataluña tienen un peso muy importante, no perdonan el viraje hacia la derecha que encabezó Albert Rivera, y las bases de centro derecha ven en Ciudadanos un partido indeciso, poco contundente en la lucha contra el discurso separatista y que no ha vuelto a tener un líder fuerte en la arena catalana desde la marcha a Madrid de Arrimadas.

Fuga a dos bandas

“El drama de Ciudadanos es que pierde en las dos direcciones”, advierte Berta Barbet, politóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). “En 2017, Ciudadanos crea una coalición de votantes muy diversa que ahora se desmonta porque el escenario ha cambiado. No creo que el votante esté defraudado con el papel contra el independentismo de Ciudadanos, sino más bien que, ahora, su voto, además de antiindependentista, también va a tener otros componentes. Y es en la entrada de la ideología donde sufre Ciudadanos, porque tenía una masa electoral diversa y era imposible responder de un modo que satisficiera a todo el mundo”.

Alexandra López-Liz, presidenta de la asociación de denuncia del independentismo Aixeca’t-Levántate, conoce bien el sentir del votante naranja. Entre los socios y personas cercanas a la entidad ha habido, desde siempre, mucho simpatizante de Ciudadanos. “Esta vez, en los distintos grupos en los que nos movemos, la gente reconoce abiertamente que está decepcionada y que no les va a votar”, explica López-Liz. “Es cierto que el entorno urbano tiene una raíz más socialista y puede volver al PSC, pero hay muchas quejas con la gestión de la pandemia de Pedro Sánchez y, al menos por lo que yo veo, se impone un voto más polarizado que beneficia a Vox”.

Para la presidenta de Aixeca’t-Levántate, que también ha sido vicepresidenta de Societat Civil Catalana (SCC), el pecado de Ciudadanos ha sido la inacción, el no haber hecho valer sus 36 escaños en el Parlament. “Los votantes esperaban que librarían más batalla. Al final, Alejandro Fernández [líder del Partido Popular] ha criticado y propuesto más cosas con solo cuatro escaños. La gente de Ciudadanos ha perdido la ilusión y no entiende que el partido sea tan ambiguo en tantas cuestiones, y ahora muchos votantes no nacionalistas vuelcan esas esperanzas en Vox, que por cierto no ha hecho nada en Cataluña todavía”.

placeholder Carina Mejías y Carlos Carrizosa retiran lazos amarillos en la campaña de las generales en 2019. (EFE)
Carina Mejías y Carlos Carrizosa retiran lazos amarillos en la campaña de las generales en 2019. (EFE)

Carlos vive en un pueblo de Tarragona. Ha sido apoderado de Ciudadanos y votante desde las primeras elecciones, allá por 2006. En los últimos años, ha participado activamente en los grupos que salían de noche a cortar lazos amarillos en toda Cataluña y su respuesta va en la misma línea: “En mi entorno, la mayoría votamos a Ciudadanos en 2017, pero hoy el 90% de aquellos con los que hablo no piensa repetir. Ciudadanos, más allá de las buenas palabras, nunca nos ha apoyado cuando les hemos pedido que dieran la cara. Casi no les hemos visto pisando las calles, interesándose por nosotros cuando hemos tenido problemas, solo han dado discursos vacíos en la tele”.

La misma decepción se repite en el otro flanco, el del simpatizante socialista. Aunque las encuestas señalan una explosión de votos hacia la ultraderecha, según Sigma Dos, es el PSC quien se llevará la mayor tajada, debido a que en Cataluña “el perfil ideológico de Ciudadanos es diferente al del resto de España”.

De hecho, Ciudadanos nace del socialismo catalán no nacionalista decepcionado con los lazos de Pasqual Maragall con el independentismo. En 2017, Arrimadas “se nutrió mucho del PSC, que son votantes de centro izquierda”, así que votar a Salvador Illa es su opción natural. Según datos del último sondeo de Sigma Dos para Antena 3, “Ciudadanos está mandando a un 28% de sus votantes al PSC, un 12,4% a Vox y un 8,2% al PP”.

“En 2017, les voté porque me parecieron el voto útil contra el movimiento independentista, parecía un partido que quería coger lo mejor de cada uno y unirlo en un programa político”, recuerda Deva López, 23 años, residente en Salou y que venía de votar al PSC. “Que se fuera Arrimadas no me importó, pero empecé a ver cosas que no me gustaban, como su acercamiento a Vox o el veto a las negociaciones para formar Gobierno con Pedro Sánchez. Es esa sensación de partido veleta, que un día dice una cosa y el otro la contraria”. No obstante, López afirma que no devolverá su voto al PSC por su desacuerdo con la gestión socialista de la pandemia.

"La única opción [de Ciudadanos] sería un error muy grave del PSC que hiciera pensar en concesiones importantes al independentismo"

Es posible que este ciclo electoral sea excesivamente cruel con Ciudadanos, del mismo modo que fue muy benevolente hace tres años. Ni ahora es tan culpable ni antes fue tan certero. Tal como señala Barbet, poco puede hacer el partido naranja para evitar su desplome una vez relajada la altísima tensión del desafío del 1 de octubre de 2017. “En general, el partido viene de tener más votos de los que hay en su espacio actual de competición, y por lo tanto, lo lógico es que esto se note en los resultados electorales. La única opción sería un error muy grave del PSC que hiciera pensar a los electores que se van a hacer concesiones importantes al independentismo. Pero creo que incluso este miedo, en 2021, está mucho más mitigado de lo que estuvo en 2017, cuando les sirvió para arrasar en las elecciones. Sí hay ciertas cosas que el partido podría haber hecho para reducir la caída, como utilizar una cara más conocida como líder del partido. Pero solo habrían sido cambios pequeños. La gran caída de votos se debe a elementos estructurales”.

Tal como señalan desde Sigma Dos, el ‘efecto covid’ también juega un papel importante en estas elecciones y “dificulta más de lo habitual” la predicción de escenarios electorales. La pandemia es el ingrediente que faltaba para terminar de enmarañar unas elecciones muy inciertas en Cataluña.

Los votos de Ciudadanos son el gran botín de las próximas elecciones catalanas. En un escenario político tan estanco como el catalán, en el que apenas se producen trasvases entre el bloque independentista y el denominado bloque constitucionalista, lo que voten las 1.109.732 personas que en 2017 le dieron su apoyo a Ciudadanos será la llave del futuro de Cataluña. Si la fuga de votos, que todas las encuestas dan por segura, engorda de escaños al PSC, es realista pensar en un histórico cambio de gobierno en Cataluña encabezado por Salvador Illa. En cambio, si el voto naranja se fragmenta y nutre también a PP y Vox, el frente antiindependentista se verá fortalecido, pero también allanará el camino a un nuevo acuerdo de gobierno entre Junts per Catalunya y ERC.

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