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Las dos cataluñas contra la inmigración: lo que el 12-M dice de la relación de Vox y Aliança Catalana
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Las dos cataluñas contra la inmigración: lo que el 12-M dice de la relación de Vox y Aliança Catalana

Los dos partidos de ultraderecha comparten discurso sobre inmigración y seguridad en la región, pero sus electorados no se tocan en ningún caso. Expertos explican los matices que los diferencian tras las elecciones autonómicas

Foto: Una migrante pasea por una calle en Barcelona. (EP/David Zorrakino)
Una migrante pasea por una calle en Barcelona. (EP/David Zorrakino)
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Vox y Aliança Catalana fueron etiquetados en las catalanas del 12 de mayo como las dos caras de una misma moneda. El resultado final de las elecciones, sin embargo, ha demostrado que cualquier coincidencia entre sus votantes es pura casualidad. Ambos partidos situaron el rechazo a la inmigración, la inseguridad y la "islamización de Cataluña como pilares de sus programas, pero sus electorados no se tocan. Ni siquiera geográficamente. El mapa tras los comicios autonómicos refleja una división casi perfecta en la región, de modo que Ignacio Garriga ha logrado apoyos en las grandes ciudades y Silvia Orriols, en el interior.

Los dos partidos pueden parecer lo mismo, pero no lo son. "Vox y Aliança están clasificados en la familia de la derecha radical populista. En un futuro muy muy lejano incluso podrían compartir grupo parlamentario en Bruselas, aunque hay muchos matices", explica a este diario Guillermo Fernández, doctor en Ciencia Política y especializado en la extrema derecha en Europa. El factor independentista es clave y lo condiciona todo.

El electorado de Vox, que mantiene los 11 diputados que obtuvo en 2021, procede fundamentalmente de grandes ciudades de las provincias de Barcelona y Tarragona próximas a la costa, donde el apoyo a fuerzas independentistas es menor. Garriga, según los analistas consultados, ha repetido resultado gracias a la fidelidad de sus votantes y a transferencias desde Cs y la abstención, que compensan la fuga hacia el PP.

Aliança, que irrumpe en el Parlament con dos escaños, logra su botín en zonas interiores y rurales donde el apoyo al soberanismo es masivo, con Ripoll, donde ya gobierna, como gran feudo en Girona. Orriols, por su parte, se ha nutrido de la alta abstención, sobre todo de antiguos votantes de Junts. Pero no hay cruce posible entre ambas formaciones. "Es como si se dirigieran a poblaciones distintas", añade Fernández. Y en parte es así.

Ni Vox ni Aliança reciben la inmigración de la misma forma. "Garriga ya dijo en campaña que ellos no ponen muros entre españoles, sino alrededor de España. Es una reflexión muy elocuente que explica en parte lo que sucede", añade el politólogo Pablo Simón, profesor de la Universidad Carlos III, que recuerda que Orriols extiende su rechazo a la migración procedente de otros puntos de España. El resultado es una especie de espejo con partidos encuadrados en el mismo espectro, pero que defienden lo contrario. "Cataluña se parece a Bélgica, con un sistema de partidos hermanos y un eje que se parte de forma simétrica. Tenemos al PSC y ERC, al PP y Junts, a los comunes y la CUP. Y también a Vox y Aliança", subraya Simón, experto en partidos, sistemas electorales y participación política.

Todos los delitos crecen

Los dos partidos han exprimido al máximo la inmigración como activo electoral, construyendo una relación de causa y efecto con la inseguridad creciente en la región, y seguirán la misma línea durante la legislatura. El denominador común es la "islamización" de Cataluña y el supuesto efecto llamada de las ayudas públicas concedidas a extranjeros. Las cifras oficiales sobre delincuencia, aunque no siempre concuerdan con los datos utilizados por los dirigentes políticos, avalan en parte sus denuncias.

Prácticamente todos los delitos aumentaron en Cataluña en 2023 en la comparación con 2022, según los datos del Ministerio del Interior. La subida más significativa tiene que ver con las agresiones sexuales con penetración, que se incrementaron en un 34,1%. También los secuestros, que crecieron un 22,2%, o los delitos contra la libertad sexual en su conjunto, en un 20,6%. Los homicidios dolosos y los asesinatos en grado de tentativa, por su parte, se dispararon un 18,9% y solo bajaron los robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones (-2,2%), con un descenso del 7,7% en el caso concreto de las viviendas.

La tasa de criminalidad en la comunidad, que mide el número de delitos y faltas por cada 1.000 habitantes, es superior a la media nacional y a otras regiones como la Comunidad de Madrid. Mientras que en Cataluña es del 60,6, en España es del 48,6 y en Madrid del 59,2, según las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Foto: Silvia Orriols, durante un acto de Aliança Catalana. (EFE/Andreu Dalmau)
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El discurso de la "islamización" y la crisis de identidad también está respaldado por las cifras, aunque ningún dato confirma el estigma de la delincuencia utilizado por Vox y Aliança Catalana. El último estudio de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) sitúa a Cataluña a la cabeza en la clasificación de población musulmana en el país, con un total de 660.392 personas que se declaran de esta confesión religiosa. Es más del doble que en Madrid (320.019) y mucho más que en Andalucía (395.913), la región en segunda posición. Solo en Barcelona hay 411.648 musulmanes, más que en toda Andalucía (395.913).

El factor del castellano

La procedencia también marca una distinción que explica las diferencias entre Vox y Aliança Catalana. Y el sentimiento nacionalista e identitario vuelve a ser clave. "Vox hace salvedades con respecto a América Latina, que es lo que se llama hispanismo étnico. Utilizan el castellano y comparten cultura, lo que facilita la integración y es utilizado como un muro de contención contra el separatismo", valora Fernández. Y concluye: "Aliança rechaza sobre todo la inmigración de países islámicos, pero no hace excepciones porque las comunidades latinas son renuentes al uso de catalán y eso dificulta su objetivo de independencia. Orriols se ha esforzado durante la campaña en relacionar a los latinos con los pandilleros, aunque sea en segundo plano".

Foto: Ignacio Garriga y Santiago Abascal. (Europa Press/Lorena Sopêna)

Queda claro que Vox y Aliança Catalana se dirigen a electorados dispares, aunque lo cierto es que hay más puntos en común al margen de la inmigración. Las referencias al sector primario son una constante en ambos frentes, señalado también como una herramienta dentro de la cuestión identitaria. Silvia Orriols, de hecho, acudió a votar el pasado domingo con una camiseta con el lema 'Revolta pagesa', en referencia a las protestas de los agricultores de hace meses, también secundadas por la formación de Santiago Abascal. "Es un mensaje que tiene que ver con el concepto de 'Heartland', entendido como una defensa del pueblo, de esa Cataluña que late y que es fundamental", añade Fernández, autor del libro Qué hacer con la extrema derecha en Europa (Lengua de trapo).

El siguiente análisis apunta a la legislatura y el debate político en el Parlament. La inmigración y su relación con la inseguridad se han situado ya como un asunto destacado de la agenda catalana, con el procés y la independencia en declive tras los comicios del 12 de mayo. Y el escenario es casi inédito. Queda por ver cómo interactúan Vox y Aliança en el Parlament, que hasta la fecha han evitado la confrontación directa, y cómo lo gestionan otros partidos que no habían reparado en esta cuestión. "Es interesante porque obliga al resto a mojarse. Hay que ver cómo penetra en el sistema mediático catalán, con un altavoz mayor del que tenía hasta ahora. Va a ser muy importante", asevera Pablo Simón.

Vox y Aliança Catalana fueron etiquetados en las catalanas del 12 de mayo como las dos caras de una misma moneda. El resultado final de las elecciones, sin embargo, ha demostrado que cualquier coincidencia entre sus votantes es pura casualidad. Ambos partidos situaron el rechazo a la inmigración, la inseguridad y la "islamización de Cataluña como pilares de sus programas, pero sus electorados no se tocan. Ni siquiera geográficamente. El mapa tras los comicios autonómicos refleja una división casi perfecta en la región, de modo que Ignacio Garriga ha logrado apoyos en las grandes ciudades y Silvia Orriols, en el interior.

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